EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ ESPECTÁCULO

EL HOMBRE QUE SE VOLVIÓ ESPECTÁCULO

Como hoy fue siempre primero esto y sólo después lo demás: lucro, codicia, catequización, culturalismo y conmiseración tam¬bién la mente del soldado de la aventura, ca¬pitán de mesnada, fraile catequista, la del Co¬rregidor, Oidor, Cronista, Virrey o Visorrey, después, a continuación de la del intelectual, filósofo, investigador, agitador revolucionario, literato y artista viajero de nuestros días, la mente de ninguno de ellos ha dejado de estar presente la idea como espectáculo; los derechos de la imaginación que quisiera seguir en entera libertad; pese a la nueva ciencia y al nuevo saber. La América India, ha acabado también por mirarse a sí misma corno espectáculo, ha acabado por to¬mar su imagen como distinta de su ser y todo con abso¬luta sinceridad, sin quererlo ni pensarlo, que le ha ocurrido algo semejante al que persigue su propia cola, sería de aplicarlo punto por punto, trata de encontrarse desde afuera y da vueltas.

Sobre todo el de los países que lo tienen en fuerte escala, se reproduce en el blanco o ser, ¬blanco y mestizo, perspectiva de una cultura occidental adquirida, se lanzan afanosos nos lanzamos, humanitarios y afanosos a la busca del indio, mostrándolo con el dedo ten¬dido como quien teme perderlo de vista, podría pasar como los del más fino humanismo, pero ni ellos ni los demás son culpables internacionales, de mirar con los ojos de otro, de mirarse como espectáculo. El temor sin excluir a éstas propias páginas, aquí ocurre obrar a la inversa del juguetón del ejemplo; ocurre la idea de revolverse contra sí misma y comenzar por aceptar el cargo, lo curioso es que esta literatura recibe acep¬tación, segui¬rán alegando los prácticos de eso que precisamente se trata de combatir, según el práctico, eso ha nacido con él, aquí, aquí está retratada de cuerpo entre la exactitud de quien quiere atra¬parse desde afuera.

Literaturismo o teoricismo, materialismo o idealismo, ambos pueden contener toda la verdad para la América, pero también pueden contener todo el error de ella, se los contrapone el uno al otra intencionalmente, que los dos son discutibles; es decir, que cada uno es capaz de contener algo de verdad y algo de falsedad, que definitivamente idealismo y materialismo han de contener un tanto por ciento de verdad y otro tanto de mentira y esperar que queden los restos del encuentro, que es lo que tomarán por verdad probada, sin duda, verdad de la de-magogia mental y producto de una visual anticipadamen¬te querida, la de haberse tomado como espectáculo. Haya sido claramente ex¬puesta que produce en la menté el hábito de mirarse así, desde afuera, de antemano, que no se está del vicio de querer resolver problemas con criterios europeos, con someter esos criterios ajenos a severa crítica antes de adoptarlos y, más radicalmente todavía, con no adoptar¬los. Pero la cuestión es más profunda: se trata de sabor de los fundamentos construye su criterio de verdad y falsedad; que es de lo que se trata

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