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EL MAL VIVIR DEL MAGISTERIO ECUATORIANO


Enviado por   •  7 de Abril de 2015  •  14.527 Palabras (59 Páginas)  •  247 Visitas

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EL MAL VIVIR DEL MAGISTERIO ECUATORIANO

Ibarra, Enero 2015

EL MAL VIVIR DEL MAGISTERIO ECUATORIANO

Dr. Jorge Villarroel Idrovo

villarroel08@gmail.com

Ibarra, Enero 2015

PRESENTACIÓN

Que la profesión docente es una especialidad proclive al malestar de sus miembros es una verdad incuestionable. Los múltiples estudios a nivel mundial sobre la condición laboral del magisterio han verificado que en este oficio ocurren, con más frecuencia, situaciones que afectan la salud psicológica de los maestros y las maestras. Así lo confirma la conclusión del experto español de la Torre (2010): “El malestar docente presenta una amplia repercusión debido a varias razones: afecta a la mayoría de los países europeos, el número de afectados es considerable y origina un perjuicio en la calidad del servicio educativo ofertado, produciendo consecuencias individuales y organizacionales importantes”.

La situación parece ser más delicada en los países emergentes dadas las condiciones socioeconómicas de estas naciones, como sostiene el especialista colombiano Alberto Martínez (2000): “A riesgo de parecer categórico se puede afirmar que ningún grupo humano, con excepción de los sectores pobres de América Latina, ha sido sometido a mayores tensiones, intervenciones y experimentos que los maestros”.

La situación en el Ecuador, creemos que es aún más delicada por diversos hechos y factores que viene acaeciendo los últimos años, a raíz del advenimiento del socialismo siglo XXI como se ha autodefinido el Gobierno actual. La verdad es que la docencia vive tiempos oscuros y por demás duros que comprometen seriamente la salud de los educadores y educadores, situación que incide, de modo determinante, en la calidad educativa. Nunca como ahora el magisterio ha estado sometido a demandas tan intensas, complejas y, a veces, contradictorias por parte del Ministerio de Educación, de los padres, de los alumnos y de la sociedad, parecería que mientras más problemas tiene el mundo, más se pretende encargar a los maestros su solución.

Lo más grave es que el poder ha acallado la voz de protesta e inconformidad del magisterio. Ahora en el sistema educativo se vive el silencio de los sepulcros, cualquier voz disidente o protesta es sancionada; a lo sumo se escucha el rumor o la ira entre dientes, pero no se vislumbra rebeldía alguna.

Para muchos estas opiniones pueden parecer exageradas o que se quiere magnificar el problema con fines poco definidos. Sin embargo, el presente trabajo expone algunos acontecimientos y circunstancias que actualmente está sobrellevando el magisterio, las cuales, a no dudarlo, están afectando el trabajo docente y con ello ahondando la crisis educativa.

El documento presenta los resultados de una investigación realizada a 230 docente de los niveles básico y bachillerato de tres Provincias del norte del país sobre las percepciones de los maestros y maestras acerca de las condiciones laborales en las que desenvuelven su tarea educativa y sus apreciaciones sobre los factores de malestar profesoral. De manera complementaria, se analizan diversos testimonios recogidos en diálogos incidentales con numerosos educadores y educadoras, comentarios que han permitido obtener referencias válidas para describir las vivencias del profesorado en su labor docente. Estas apostillas pueden contribuir a superar, en gran medida, el posible sesgo de los criterios y conclusiones vertidos por el autor, por su condición docente.

Desde luego que el propósito central del ensayo, más allá de los meros relatos de los agobios que sobrellevan los docentes, busca llamar la atención del poder público y los responsables de la educación sobre una problemática que está afectando seriamente la intenciones gubernamentales de construir una mejor educación que forme idóneamente a la nuevas generaciones y con ello se contribuya al desarrollo nacional. Si los docentes se sienten afectados por diversos edictos y acciones gubernamentales, amén de todas las presiones sociales, no se puede esperar que ellos se comprometan con los grandes ideales que pueden animar al Gobierno nacional.

LA DOCENCIA EN EL ÁMBITO OCUPACIONAL

Aunque sea por demás conocido la categoría ocupacional de la docencia frente a otras profesiones, es necesario un breve análisis que permita una comprensión sociológica sucinta de la misma. Para este propósito, es preciso recurrir a las conclusiones de diferentes autores que han investigado a la docencia como profesión en general y el malestar docente en particular, entre ellos Esteve (2006) Ibernón (1998), Martínez (2000), Torres (2001), Contreras (2003), Fernández Enguita (2009), Hargreaves (1999), Zeichner (2010) Vaillant (2010), Giroux (1990), Díaz Barriga (2001), Apple (2001) y otros menos conocidos.

La discusión acerca de si la docencia puede ser considerada una profesión, ha sido motivo de numerosos estudios. Para unos es simplemente un oficio, para otros un trabajo, pero están también los que defienden que se trata de una profesión por la titulación alcanzada en un centro de educación superior, por el dominio de disciplinas científicas específicas y por las competencias técnicas que le permiten incidir en cambios y progresos de las personas. El carácter profesional se refiere al conocimiento, aptitudes y especialización en el área de la pedagogía y la didáctica.

Sin embargo, tales características se vuelven más complejas por la pertenencia subalterna de los maestros a una estructura jerárquica normada desde el Estado, lo cual les convertiría en empleados gubernamentales. De ahí que varios autores ponen en duda su esencia de profesión liberal junto a otras en el concierto profesional. Ciertamente, el profesionalismo evoca las imágenes de las profesiones liberales, ligadas a la autonomía, el prestigio, estatus y alto reconocimiento social. No obstante, actualmente no parece existir una relación tan directa entre la adquisición de estos rasgos profesionales y el logro de estatus.

De acuerdo con Díaz-Inclán (2003), el docente es un profesional que se encuentra al nivel de otros, es decir, que se trata de un trabajo con énfasis intelectual, con reglas claras de funcionamiento, donde existen mecanismos concretos de ingreso a la profesión y que cuenta con un cuerpo de conocimientos propio. Todo profesional debe tener una sólida formación en su disciplina, pero, además, se supone que cuenta

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