EL METODO DE EL CRISANTEMO Y LA ESPADA.
Enviado por marctost • 19 de Noviembre de 2014 • Tesis • 3.005 Palabras (13 Páginas) • 386 Visitas
EL METODO DE EL CRISANTEMO Y LA ESPADA
INDICE
Introducción 3
Marco histórico 3
El método 4
Críticas posteriores 6
Conclusión 7
Bibliografía citada 8
Otra bibliografía de referencia 8
INTRODUCCION
Mis pretensiones en este trabajo son ver, dentro del estudio realizado por Ruth Benedict publicado en 1946 en la obra El crisantemo y la espada, el método utilizado y ver los pros y los contras de este método. Como conclusión espero ofrecer mi visión sobre si era el mejor método para utilizar y si la forma en la que lo usó fue la más correcta. No pretendo con este trabajo ni valorar el carácter japonés o americano, sobre los que se basa su estudio, ni mucho menos infravalorar o menospreciar su obra, pues fue la que me introdujo en el mundo de la antropología y a la que guardaré siempre un cariño especial.
Para el trabajo, a parte de este libro, usaré las lecturas que hemos realizado a lo largo del curso en las que se mencionan tanto críticas como puntos a favor de los diferentes métodos, para yo mismo hacer un estudio comparativo y de esta forma poder llegar a mi conclusión, pues de momento no creo que nada de lo que yo pueda valorar no haya sido ya valorado por algún otro. A parte, me he servido de libros, ensayos y documentales que he encontrado por Internet para darme una idea más clara de la trayectoria seguida por la autora.
MARCO HISTORICO
Antes de nada, voy a presentar unas
pocas directrices del momento histórico en el que se realiza el estudio, pues creo que es sumamente importante para poder entrar de lleno en el resto del trabajo y poder comprender los motivos por los que hizo algunas cosas y el cómo las hizo.
El estudio le fue encargado en Junio de 1944, catorce meses antes de la rendición de Japón en la II Guerra Mundial y siendo justo el momento en el que EEUU desembarca en Normandía en el frente europeo y la batalla de Saipán, liberando las Islas Marianas en el frente del Pacífico. EEUU llevaba en guerra declarada contra Japón desde el 8 de Diciembre de 1941 y, durante estos dos años y medio, los estadounidenses seguían liberando zonas conquistadas por los japoneses, pero sin ver un ápice de intención por parte de estos a la rendición.
No entendiendo la conducta que mostraban los japoneses ante la guerra y la vida en general, pues los pocos prisioneros que habían podido capturar, se mostraban de una forma totalmente amistosa y sumisa, dándoles todas las estrategias y directrices que su ejército pretendía utilizar en la guerra, dejando así descolocados a los aliados, pues la mentalidad occidental no concebía que esto pudiera ocurrir si no fuese por motivo de traición a la patria. Pero al observar que todos los prisioneros mostraban el mismo afán colaborativo empezaron a creer que la guerra podría tomar otro rumbo si se comprendían los patrones que seguían los movimientos de su enemigo japonés, tan
diferentes a los patrones a los que estaban acostumbrados seguidos por los nazis alemanes o fascistas italianos.
Es ahí donde entra Ruth Benedict, que en 1934 había editado Patterns of culture, en el que nos explica como los seres humanos actuamos según las costumbres en las que nos hayan educado desde que nacemos, o como también es conocido este proceso, a través de la enculturación. En esta obra expone que en todas las sociedades, los adultos educan a sus siguientes generaciones imponiendo sus propios valores socialmente condicionados y que para estudiar una cultura podemos “aislar el núcleo universal de la creencia y diferenciar de él sus formas locales”(1989:31), esto es, habiendo hecho estudios con anterioridad de otras culturas, esquematizar las diferentes instituciones de la cultura en la que nos vamos a centrar y aplicar nuestros conocimientos previos de las otras culturas para poder sacar conclusiones respecto de los patrones de conducta en el aspecto que más nos interese de la sociedad en la que se basa nuestro nuevo estudio.
Con pretensiones de que Ruth Benedict les sacara de dudas, le ofrecieron la posibilidad de aplicar sus estudios sobre una civilización más modernizada tecnológicamente de lo que ella estaba acostumbrada, los japoneses, que desde el siglo XIX llevaban mezclando su antigua forma de vida y costumbres con una industrialización al más puro estilo occidental, que dejaba a los anteriores estudiosos de esta cultura, que no
eran demasiados, pasmados ante las contradicciones en las que se encontraban las gentes de la nación nipona. Destaca nada más que un estudio sobresaliente de esta mediocridad, Suye Mura, de John Embree sobre una pequeña aldea. Por lo que no dispondrá de muchos estudios previos de donde sacar información relevante.
No acabaré este epígrafe sin dar cuenta de que, al mismo tiempo que Benedict hacía su estudio, el mismo gobierno de los EEUU, producido por el Departamento del Tesoro y financiado por la División de Finanzas para la Guerra, sacaba publicidad antijaponesa y editaba un video, que tuvo bastante influencia, presentado por un japonés que se reía de EEUU y declaraba que todos los esfuerzos de Japón irían para ganar la guerra sin importar lo que pasara, con frases tan lapidarias como “You can not destroy Japan, because you can not destoy the heart”. Un video en el que muestran las atrocidades que hacían los japoneses durante la guerra, como decapitaciones o ejecuciones. Algo que es bastante habitual en cualquier bando en cualquier guerra, pero que si no se muestra lo que realizan ambos bandos, acaba por sugestionar a una sociedad que no estaba acostumbrada a que la violencia visual fuera ejecutada contra ellos, considerándolo mucha gente como un ataque a su propia integridad.
EL METODO
Para ya poder meternos en el método que usó Benedict en su estudio, debemos tener en cuenta varias cosas que hemos visto antes y otras que se
pueden sacar por el contexto, pero que no están explícitamente escritas. Como hemos quedado ya, en 1944, los EEUU y Japón estaban en guerra, por lo que para poder realizar este estudio no era viable la opción de acudir al archipiélago para hacer un trabajo de campo. Tampoco podría servirse de estudios previos muy interesantes por la inexistencia de ellos o porque los que había eran de personas con poca instrucción teórica o ninguna. Cierto es que los japoneses eran duchos a hablar de sí mismos en escritos, y éstos mismos le sirvieron para entender parcialmente su paso por la historia, pero no quería creerles totalmente porque “no es posible confiar a ciegas en
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