EL PARAGÜAS DE MARY POPPINS.

EL PARAGÜAS DE MARY POPPINS

        Era una mañana de otoño muy temprano en Londres, Inglaterra. Estaba nublado, como la mayoría del tiempo en esa ciudad. Nancy Collins tenía toda su vida viviendo en ese lugar, lo conocía muy bien y estaba acostumbrada a un modo de vida rutinario. Un día normal constaba en levantarse, arreglarse, tomar el autobús e ir a la escuela, regresar a casa y ocuparse de sus deberes. Tenía 18 años y estaba a punto de entrar a la Universidad, y a pesar de eso ya era una joven muy madura.

        Ese día se disponía a salir de su casa y caminar hasta la parada del bus, era un día importante porque presentaría su examen de fin de curso, el más importante del año. Llevaba tantos libros y cosas que no podría cargar algo más, observó el cielo y supuso que quizás hoy no llovería, así que decidió no cargar su paragüas y salió de su casa.

        El autobús tardó unos pocos minutos y Nancy comenzaba a preocuparse porque comenzaron a caer unas gotas del cielo, dudo un momento y pensó que tal vez debería regresar a casa por su paragüas pero justo en ese momento el bus apareció doblando la esquina y se dirigía a la parada, ya era tarde para volver. Subió rápido y en su mente rogaba que por favor hoy no lloviera, tenía que caminar unas cuantas cuadras a la escuela después de la última parada del bus, sus libros no sobrevivirían.

El transporte estaba a punto de detenerse en el destino de Nancy, parecía que todo iba bien y en el justo momento en que bajó del bus comenzó a llover. Corrió a refugiarse en un pequeño toldo que había en la parada, pero la lluvia cada vez aumentaba más, sino actuaba rápido se mojaría por completo y aparte llegaría tarde a clase. Entonces miró al otro lado de la calle, una tienda vieja que nunca recordaba haber visitado, al parecer vendía antigüedades y cosas por el estilo, pero decidió aventurarse a cruzar y echar un vistazo, tal vez ahí podría comprar un paragüas.

Al entrar se dirigió directamente a una señora algo grande de edad que estaba detrás del mostrador, y le preguntó si tenía algún paragüas a la venta. Esta le respondió que no, que se habían terminado, pero que tal vez le podría prestar su paragüas pero que debía cuidarlo mucho porque era especial, Nancy se preguntaba ¿cómo un paragüas podría ser especial?, cuando entonces la señora le dijo, como contestando a la pregunta en que había pensado – Es que este es el paragüas de Mary Poppins.

Nancy no pudo evitar sonreír, de niña siempre había soñado con encontrar el paragüas mágico y poder volar e ir a donde quisiera, pero ahora que era toda una joven la idea le pareció una locura, algo absurdo. Sin embargo necesitaba urgentemente el paragüas, su clase comenzaría pronto, así que asintió y tomó el viejo paragüas negro. Al salir de la tienda la señora la despidió con una sonrisa que expresaba algo de nostalgia, pero a la vez alegría, Nancy le agradeció y al estar fuera de la tienda abrió el paragüas que rechinó como si tenía mucho sin ser usado, algo muy extraño en esa ciudad, ya que los paragüas son considerados  un accesorio de uso diario.

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