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ELABORACIÓN DE TRABAJOS ACADÉMICOS.


Enviado por   •  24 de Marzo de 2017  •  Apuntes  •  3.116 Palabras (13 Páginas)  •  171 Visitas

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DOCUMENTO DE APOYO:

ALGUNAS NOTAS PARA LA ELABORACIÓN DE TRABAJOS ACADÉMICOS

P.M.

Este documento pretende servir de referencia y apoyo al alumnado en la realización de sus trabajos académicos, tanto de los más breves como para el informe de un trabajo de investigación, más extenso. Por lo tanto ha de aplicarse a cada tarea, ya sean un par de páginas o un centenar, pero teniendo en cuenta que hay normas y criterios que rigen para ambos casos.

  1. QUÉ SE QUIERE CONTAR

Antes de ponernos a escribir tenemos que tener claras algunas ideas acerca del trabajo a realizar. Hemos de saber cuál es el encargo del que hemos de dar cuenta, qué queremos decir, cómo vamos a desarrollarlo, etc.

Al redactar un trabajo (ya sea de tipo académico o profesional) lo primero es saber qué nos están pidiendo, para ajustarnos a la demanda y no hacer algo descontextualizado. En el trabajo académico ha de quedar claramente expuesto su propósito desde el inicio, por lo que no está de más que comience exponiendo la pregunta de investigación, el argumento central, el problema que aborda, los objetivos, el resumen de los contenidos o cualquiera otra manera de expresar esa pretensión de la que se quiere dar cuenta. Por este motivo se ha de ser extremadamente cuidadosos a la hora de “situar el listón”, porque si lo ponemos demasiado alto no podremos llegar a las expectativas despertadas con nuestras pretensiones.

También es preciso saber a quién va dirigido el documento, para quién se escribe, porque no es igual un texto para el grupo de compañeros/as con quienes se está realizando un trabajo grupal y con los que nos podemos permitir determinados sobreentendidos o expresiones coloquiales, que para un trabajo evaluable que pide el profesor, que ha de ser lo más riguroso, claro y preciso posible, para dar cuenta del conocimiento que se tiene de la materia.

  1. QUÉ CONOCIMIENTO TENEMOS ACERCA DEL TEMA

El siguiente paso, también antes de empezar a escribir, es hacer un balance acerca de qué información tenemos sobre el tema que se nos demanda. Suele ser muy común que el primer impulso sea ponernos a contar todo aquello que creemos conocer, pero cuando revisamos el texto vemos que el procedimiento no es el adecuado, porque está lleno de vaguedades y no sigue una argumentación correcta; en fin, que está poco elaborado. Todo trabajo académico se ha de basar en argumentos teóricos, propios de la materia para la que se hace y no a partir de lo que suponemos que sabemos, del sentido común, cargado de tópicos sin reflexionar.

Suele dar mejores resultados el hacer un guion acerca de lo que queremos contar, para ver cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles. Una vez hecho el guión podremos documentarnos acerca de aquellos aspectos que veamos que están menos sustentados teóricamente. El asesoramiento del profesor (se sugiere recurrir a las tutorías), la bibliografía del programa o los documentos que específicamente se hayan propuesto, han de servirnos de una gran ayuda para seleccionar la información apropiada para preparar el trabajo.

Nuestra reflexión nos mostrará si el trabajo está suficientemente argumentado, si sigue un discurso ordenado y coherente y está bien dimensionado en sus apartados. Se aconseja, por tanto, releer siempre todos los documentos antes de entregarlos, ser nuestro propio crítico.

  1. LOS ASPECTOS FORMALES DE LA ESTRUCTURA DEL DOCUMENTO[1]

La estructura del trabajo:

El trabajo es un todo, no es una sucesión de apartados inconexos, superpuestos o repetitivos, sino un argumento que se va desarrollando en sucesivos momentos, hilvanados por un hilo conductor que no tenga ni saltos en el vacío, ni repeticiones, ni vueltas atrás que desorienten. Al igual que la trama de una novela ha de tener su introducción, nudo y desenlace; no ha de faltar ni sobrar ningún elemento. Por el motivo antes apuntado, debería responder a un esquema previo, que puede verse ya en el índice (si es que lo tiene) y en las primeras líneas y estructura del texto en conjunto, si éste es breve. Naturalmente eso se hace bien con la práctica, cuando se desarrolla el “oficio”; pero en ello estamos.

 Vamos a ver específicamente algunas recomendaciones para un trabajo de poca extensión, de dos o tres páginas.

En primer lugar hemos de identificar la autoría del trabajo, con referencia a la asignatura, el curso, etc. También el título, que a ser posible designe de la manera más breve y descriptiva los contenidos del mismo.

En el primer párrafo se ha de describir y justificar brevemente qué sentido tiene el texto, qué propósitos, objetivos o contenidos aborda. No olvidemos que esto nos compromete y que tantos objetivos se enuncien, tantos se han de desarrollar a continuación; es preferible un trabajo poco ambicioso y bien estructurado que uno muy pretencioso y que no alcance el nivel mínimo exigible.

A continuación se han de desarrollar de manera coherente y argumentada los sub-apartados correspondientes, enlazando unas proposiciones con otras y unos temas con los subsiguientes, en un camino sin cortes ni saltos injustificados.

Por último las conclusiones o síntesis, que darán cuenta del recorrido efectuado y la meta alcanzada, tal como se proponía en los primeros párrafos.

Toda referencia que se haga en el texto a cualquier material, sean libros, revistas o páginas web, ha de ir correctamente referenciada en la bibliografía final, para no incurrir en plagio

Es preciso advertir acerca de un error que es frecuente encontrar en los trabajos académicos de este tipo. Se suelen añadir como colofón una opinión personal, a menudo basada en estereotipos que nada tienen que ver con la teoría que debe inspirar y sustentar toda la argumentación del texto. Si se añade una valoración más subjetiva nunca ha de ser del tipo “a mí me parece” o “yo creo que”, porque de este modo se entra en el campo de lo opinable, que, pese a ser muy respetable, no es lo que se solicita en estos trabajos.

La extensión de cada apartado ha de estar proporcionada a la importancia relativa dentro del conjunto y a la extensión total del documento. Si el documento es de dos páginas no podemos hacer una introducción sobre el tema que nos ocupe una de ellas, pero si tiene un centenar no la podemos reducir en media página. Siempre se ha de tener en cuenta que las fuentes primarias de información (lo que hemos producido expresamente en este trabajo y que no se había hecho nunca en la forma y contenido que ahí se presenta, porque entonces sería un plagio), es el cuerpo central del trabajo, es “nuestra investigación”, lo fundamental. Por lo tanto es lo que más ha de resaltar y a lo que se le ha de dar más espacio.

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