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ENFERMEDADES TRASMISIBLES Y SU CONTROL DESPUÉS DE DESASTRES NATURALES


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2013  •  3.107 Palabras (13 Páginas)  •  425 Visitas

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ENFERMEDADES TRASMISIBLES Y SU CONTROL DESPUÉS DE DESASTRES NATURALES

A lo largo de la historia, la guerra, el hambre y los disturbios sociales han sido acompañados regular y concomitantemente por epidemias de tifus, peste, disentería, viruela y otras enfermedades, y quizá por tal razón, se ha pensado insistentemente en que las poblaciones afectadas por desastres naturales también están expuestas a riesgos similares.

Factores que rigen la trasmisión de enfermedades después de desastres naturales

La trasmisión de enfermedades contagiosas inmediatamente a desastres naturales puede ser influida por seis factores:

a) Las enfermedades existentes en la población antes del desastre y los niveles endémicos que la misma padecía; b) los cambios ecológicos provocados por el desastre (creación de nuevos sitios de cría de vectores); c) los desplazamientos demográficos; d) el daño a edificios de servicios públicos; e) el desquiciamiento de los programas de control de enfermedades y f) la alteración de la resistencia individual a las enfermedades.

Enfermedades preexistentes en la población

En todas las épocas, la guerra, el hambre y los disturbios sociales han guardado intima relación con epidemias de tifus por piojos y fiebre recurrente, peste, viruela, cólera, shigelosis y otras disenterías, fiebre tifoidea, y paratifoidea y tuberculosis.

El peligro de que surja una epidemia posteriormente a un desastre guarda relación con los niveles endémicos de enfermedades en la población y si un agente infeccioso no exista en ella antes de la calamidad, por lo común no hay peligro de que se produzca un brote de tal padecimiento. En el presente siglo y en el nivel mundial, han cambiado en grado sumo los patrones de aparición y la trascendencia de diversas enfermedades, dicho cambio ha modificado considerablemente los peligros de su manifestación seguidamente de desastres naturales.

En los países industrializados, los mejores niveles económicos y de vacunación contra enfermedades comunes, la mejora en los abastos de agua y otras providencias adoptadas en materia de salud pública, así como el acceso general a servicios curativos eficientes, han eliminado seculares brotes de padecimientos y disminuido de forma impresionante la importancia de otros más.

En países en vías de desarrollo, los niveles de frecuencia de enfermedades contagiosas aún son altos, y, en términos generales, siguen siendo la causa principal de muerte y morbilidad. Sin embargo, incluso en estos últimos países, los cambios ecológicos y actividades de salud pública han modificado de forma determinante los patrones de enfermedad. Se ha erradicado alguna, por ejemplo, la viruela; otras, como el tifus por piojos y la fiebre recurrente, han sido reducidas a zonas relativamente pequeñas y a regiones remotas; y hay casos se puede mencionar dentro de ellos el paludismo en los cuales se ha logrado su erradicación en algunas áreas y su control parcial en otras.

Los cambios mencionados en el patrón de aparición de enfermedades después de catástrofes, en diversas regiones del mundo, han derivado en dos consecuencias directas destinadas al control de las mismas: 1) la probabilidad de que surja un brote con posterioridad a una calamidad puede ser mayor en los países en vías de desarrollo que en los industrializados; y 2) en muchos países subdesarrollados, que a veces sufren desgracias naturales, el principal peligro no proviene de enfermedades previamente asociados con "desastres". Las entidades que revisten más importancia son aquellas que aparecen comúnmente se atribuyen a la pobreza y a los niveles bajos de salud pública, como sucede en los países subdesarrollados; dichas enfermedades incluyen muchos tipos de diarrea y disentería de diversos orígenes, sarampión, tos ferina y difteria, infecciones de vías respiratorias, meningitis meningocócica, parasitosis intestinales, sarna y otras dermatosis, tuberculosis, y en muchas regiones del mundo, paludismo

Cambios ecológicos resultantes de los desastres naturales

Las calamidades de índole natural pueden modificar las posibilidades de diseminación de enfermedades al alterar los diversos factores del entorno ecológico. En esta situación las más importantes son las trasmitidas por vectores, como los mosquitos, y por el agua.

Las enfermedades trasmitidas por vectores, de las cuales la más importante quizá sea el paludismo, pueden aumentar en frecuencia a resultas del mayor número de criaderos de zancudos y por la mayor exposición de la población a tales vectores, al quedar a la intemperie por pérdida de sus moradas en la práctica, las diversas situaciones susceptibles de surgir con posterioridad a un desastre y la gran variación en los patrones de multiplicación y picadura de las especies de Anopheles que pueden trasmitir el paludismo revisten características tales que es imposible formular generalizaciones respecto de ellos.

Los reservorios de la peste lo constituyen de forma amplia los roedores silvestres que algunas veces infectan a poblaciones de ratas comensales, en comunidades humanas. El hombre puede ser infectado por picaduras de pulgas o por contacto con carne infectada de animales en canal, situaciones éstas, cuyo número aumentaría en casos de catástrofe; es posible que el desquiciamiento de los medios y condiciones de vida sufrido en seguida de desastres por algunas zonas urbanas agrave el peligro de trasmisión de la peste neumónica (contagio directo de una persona a otra), aunque tal riesgo parece ser remoto.

La propagación epidémica del tifus por piojos depende de una elevada infestación de la población por dichos insectos, ya sean de la cabeza o del cuerpo; condiciones de vida que propician el hacinamiento; y un foco endémico de la enfermedad. Cada vez es menor la diseminación del tifus por piojo en el nivel mundial, y en muchas áreas quizá éste no se presente a continuación de alguna calamidad. En la propagación de la fiebre recurrente por piojos, son validas las mismas consideraciones.

Es poco posible que después de catástrofes naturales constituyan peligro otras enfermedades difundidas por vectores artrópodos, incluidas las leishmaniosis, otras rickettsiasis (tifus marino y de los matorrales), y la mayor parte de enfermedades virales trasmitidas por aquellos.

La incidencia de mordeduras de perros podrá aumentar luego de los temblores de tierra, y asociarse en muchas áreas a un mayor peligro de rabia, porque los perros callejeros se ponen en contacto estrecho con las personas que viven en refugios temporales. Las moscas domésticas pueden trasmitir algunas enfermedades, por ejemplo, conjuntivitis, disentería por shigella, infecciones por enterovirus y algunas parasitosis. El número de dichos insectos aumentaría seguida a una

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