ENSAYO ACERCA DE UN TEATRO A LA LUZ DEL DÍA

UN TEATRO A LA LUZ DEL DÍA

Estamos en el siglo V a de Cristo, y se acerca la primavera en Grecia. Los autores atenienses se esfuerzan en terminar las tragedias destinadas al concurso que se celebra todos los años por esta época, desde el 534 a. de C.

Hace ya algunos años que todas las ciudades griegas lucharon unidas y vencieron a los ejércitos persas. Atenas ha sabido aprovechar la victoria; es una ciudad floreciente, la de mayor poder y cultura entre las griegas.

La primavera griega inicia generalmente el buen tiempo, pero algunos años ha llovido el día de la representación y, como se hace al aire libre, es necesario aplazarla. Las obras sólo se representan una vez y la condición indispensable para no perdérselas es tener poco o nada que hacer desde el amanecer hasta que se pone el sol. A lo largo del día se ponen en escena cuatro obras y una pieza menos elevada, un drama satírico.

El teatro tiene forma de herradura se construye en piedra aprovechando la ladera de alguna montaña, Como el anfiteatro hace pendiente, los espectadores no se estorban unos a otros la visibilidad.

No hay que pagar entrada en los teatros griegos, aún no se han inventado las taquillas, la venta anticipada, ni las reventas,

Ya hace algunos años que el vencedor de los concursos teatrales es Esquilo, pero dicen que este año (468 a. de C.) un joven llamado Sófocles ha presentado una buena tragedia y quizás se la seleccionen.

Finalmente el jurado se decidió por la obra de Sófocles y hoy mismo se va a representar. Hay un día muy soleado y el público ateniense ocupa el anfiteatro. La tragedia va a empezar; el coro ya ha ocupado la “orchestra” y no se moverá de ella mientras se desarrolla la obra. Ahí está el dios que expone la situación y narra lo sucedido para que sepa en qué momento del mito empezará la tragedia. Salen dos actores a escena llevan un calzado muy alto, los “coturnos”, para que se les vea desde la altura del anfiteatro. Tienen la cara cubierta por una máscara con una gran abertura en lugar de la boca; esto da mayor potencia y resonancia a su voz. Se les oye perfectamente desde todos lados. Las máscaras una idea del personaje, de su destino y fatalidad, contra lo que resulta imposible luchar. Los atenienses escuchan con atención: lo que le sucede al personaje bien puede sucederle a cualquier hombre.

DE LAS MÁSCARAS A LAS TAQUILLAS

Año 2010. Una ciudad cualquiera. Sábado por la noche. Una larga fila de gente que llega hasta la taquilla de cualquier teatro. En un marco, una gran lista de precios de las localidades. Algunas, las de butacas, carísimas: otras, las de anfiteatro, menos caras. Pero hay que pagar. ¿Y qué van a ver? Una obra de teatro cualquiera. ¿Quién ha elegido esa obra para ser estrenada? El empresario del teatro o el director de la compañía.

La cola se va acortando; la taquilla se cierra antes que se termine la fila; las localidades se han agotado. ¡Y eso que eran caras!

Los acomodadores están ajetreados; hay que indicar a cada espectador su localidad. El patio de butacas,

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