ENSAYO - ELOGIO A LA DIFICULTAD

Cuando enfrentamos nuestra conciencia a lograr la meta que en todo ser humano debería ser la principal como lo es la “felicidad”, ésta reacciona de la manera más retraída y se imposibilita hasta el punto de no lograr imaginar cómo llegar a ese fin. Es en ese momento en donde cada persona empieza entonces a buscar el camino menos difícil, en donde se procure conseguir logros con el menor esfuerzo posible y sin la capacidad de integrar valores, y moral dentro de comportamientos éticos con los cuales se pudiera lograr al menos un poco de satisfacción personal.

En la vida diaria, nos encontramos con que las cosas que soñamos, o las cosas que deseamos, no las logramos fácilmente y sentimos frustración, decepción y rabia por no conseguir eso que tanto anhelamos, y sin embargo no nos damos cuenta de que la culpa es únicamente nuestra porque al buscar la forma más segura de actuar para conseguirlo y de llegar a la meta sin el esfuerzo necesario estamos consiguiendo lo fácilmente realizable.

Según el autor, tenemos la falsa convicción de querer “regresar al paraíso” cuando hemos sido liberados de él, y tenemos la creencia de que la facilidad al conseguir lo material nos llena de motivaciones pero estas al final son solamente ilusiones y banalidades que no fortalecen el espíritu, ni la conciencia real en la persona.

Dice el autor que hay que desconfiar de “las mañanas radiantes” y de “las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de alguna revelación”, esto por que creamos fanatismo y creencias que nos hacen vivir fuera de la realidad y de los actos conscientes y positivos de la existencia, y empezamos a creer en visiones que la mente crea para confundir y caminar como dice el viojo refrán “por donde va la gente”.

Ahora bien, hemos dejado de lado nuestra propia vida para ocuparnos de la vida y realidad del otro, y vivimos bajo la crítica destructiva de mirar la “paja en el ojo ajeno” cuando siquiera nos preocupamos por direccionar nuestros ideales a un fin cierto, donde nos sintamos realizados y donde la fortaleza del alma nos llene de satisfacciones diarias. De otra parte pensamos que somos los que tenemos la verdad absoluta y la razón sin medida de cada acción, si medir las consecuencias de ello, y por tanto viendo enemigos mil a mil en donde realmente no hay nadie. Simplemente nos ensimismamos en un mundo irreal lleno de vacíos morales, espirituales y éticos.

Otro problema que aqueja a la humanidad es creer que se dominan las ideologías de los profétas y los grupos que las generan una falta de respeto a los pensamientos del otro o de otras comunidades pues creemos tener las verdades absolutas de la humanidad y de lo ideal.

La vida humana ha perdido el respeto, y no hay temor a las leyes, esto ahora se ve como impedimentos para actuar bien, porque esta situación únicamente prospera en los grupos donde el amor, el

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