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ENSAYO SOBRE LA EXPERIENCIA COMO APRENDIZ Y MAESTRO


Enviado por   •  1 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  2.729 Palabras (11 Páginas)  •  231 Visitas

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TAREA 1: ENSAYO SOBRE LA EXPERIENCIA COMO APRENDIZ Y MAESTRO

           Todo ser humano tiene una historia de vida, conocer su origen, nos da una pauta para poder entender porque nos suceden las cosas, significa tener conciencia del origen y la identidad  que como personas tenemos. El presente ensayo muestra una reflexión sobre mi vida, en la cual presento los momentos más relevantes que me hicieron desear ser una maestra, y la trayectoria que he vivido para poder llegar a este momento en el que me siento satisfecha con la profesión que elegí.

           Algunos de los mejores recuerdos que tengo de mi niñez, es el haber cursado el sexto grado de primaria en una escuela de la ciudad de Veracruz, hubo varios factores que influyeron para que fuera mi mejor año como aprendiz, principalmente porque llegue a vivir a una ciudad grande, que al fin una niña de 11 años me inspiraba mucho temor, si consideramos que provenía de una comunidad pequeña.

        Tras el impacto de la llegada a la gran ciudad, el panorama empezó a  mejorar cuando descubrí que frente a mi casa había una escuela primaria y aunque mi mamá ya había ido a pedir informes, ya no había cupo para mí. A pesar de ser una niña temerosa, me atreví a ir al día siguiente  a la hora del recreo, y me paré en el portón de la escuela a observar a los niños jugar, era una escuela muy bonita y yo me había propuesto que me aceptaran., también por el temor de tener que viajar en autobuses, pues no estaba acostumbrada a ello.

        Recuerdo muy bien, que se acercó al portón una señora muy bonita, con un aspecto de amabilidad que se le notaba en su sonrisa, me preguntó que si buscaba a alguien y le contesté que acababa de llegar a vivir ahí enfrente y que ya no habían tenido cupo para mí en esa escuela para cursar el sexto grado, por lo que me había acercado a ver  a los niños.

 Para mi sorpresa, abrió el portón y me dijo que pasara,  se presentó conmigo y simplemente me dijo: Soy Consuelo y soy la maestra de sexto grado y hoy aprenderás una gran lección, que no olvidarás en toda tu vida “El que persevera alcanza, y lo que quieras lograr en la vida, tienes que luchar por alcanzarlo hasta que lo logres”. En ese momento no me quedó claro lo que me dijo, pero me llevó a la  oficina de la directora y le dijo que le pedía como un favor muy especial que me permitiera estudiar ahí, que ella adaptaría un lugar en su grupo para mí. La directora aceptó y me pidió que fuera por mi mamá y mis documentos para que me inscribieran y pudiera empezar mis clases al día siguiente.

Crucé la calle y llegué gritando a mi casa, le dije a mi mamá lo que había pasado y aunque en ese entonces no lo comprendí  así, ahora me doy cuenta que fue mi primer logro como aprendiz autónoma, ya que tomé la decisión de ingresar a esa escuela y además era lo primero que había conseguido, sin necesidad de que mi mamá interviniera. Mi mama no me creía, pues a ella le habían dicho lo contrario, pero confió en mí, llevó mis documentos y fuimos a la escuela. Recuerdo claramente que la directora le dijo  a mi mamá que por mi perseverancia había aceptado que entrara  a la escuela, esa palabra se quedó muy grabada en mi mente, pues no recordaba haberla oído antes.

Al llegar a la escuela al día siguiente, lo primero que buscaron mis ojos, fue a la maestra sonriente que me iba a dar clases y desde ese momento inició mi interés por algún día llegar a ser como ella, aunque la conocía muy poco y nunca me había llamado la atención ser maestra, porque todos los maestros que había tenido hasta ese momento, no me habían impactado como lo hizo ella, además, de que había logrado que me aceptaran en la escuela y ya no tendría que viajar en autobús cosa que me daba tanto miedo.

Desde el primer día, supe que nos llevaríamos muy bien pues la manera en que me presentó al grupo y les pidió que me apoyaran para que me pusiera al corriente con las clases, fue algo que hizo crecer aún más mi admiración por ella. Aunque me di cuenta que ese trato no era sólo para mí, sino que a todos los compañeros del grupo los trataba por igual, no hubo problema porque sabía que ahí me iba a sentir muy a gusto.

Pasaron los días y con su forma de enseñarnos, nos orientaba para actuar y tomar decisiones, nunca nos imponía las cosas, por lo cual me sentía feliz de poder tenerla a mi lado. Sin ni siquiera proponérselo la maestra Consuelo marco mi vida, pues su clase era tan grata, tan dinámica, que cuando llegaba cada mañana me preguntaba a mí misma, que nuevas cosas haríamos y  no quería que sonaran la campana de salida.

Siempre que daba su clase, nos contaba sus experiencias, de tal manera que  la emoción con que platicaba sobre su trabajo, fue haciendo que me propusiera llegar a ser una maestra como ella y que si lo lograba, pudiera hacer sentir tan bien a mis alumnos en el grupo, como lo hacia ella. La visión que ella tenía del mundo era tan agradable que valía la pena empezar a perseguir ese sueño.

Cuando les comenté a mis padres que quería ser maestra, me dijeron que ellos me apoyarían siempre en lo que yo quisiera ser, pero que para llegar a esa meta debía ser muy estudiosa, porque los maestros eran personas muy preparadas para poder enseñarles a los niños. Fue en ese momento donde me propuse Aprender a Aprender ya que aunque solo tenía once años mi meta era llegar a ser maestra. Todos estos factores a mi alrededor, hicieron que cada vez me dedicara más a mis estudios con la idea fija de un día llegar a enseñar a otros.

Pasó el tiempo y llegó el día fatal, terminaba mi sexto grado y después de la clausura ya no iría más a esa escuela. El panorama se puso peor cuando mi mamá me informó que nos iríamos a vivir a Jáltipan. ¡No podía estarme pasando esto a mí! además de la tristeza de no ver a la maestra Consuelo todos los días, tenía que mudarme nuevamente, pues habían transferido a mí papá a ese lugar por su trabajo. La despedida fue triste, pero la maestra me dio tantos consejos que me dejó claro que debía luchar por mi sueño y que aunque ya no nos veríamos todos los días ella iba a disfrutar con cada uno de mis logros.

Nos mudamos a Jáltipan e ingresé a la secundaria, pasaron tres años pero nunca tuve otro maestro o  maestra como ella, siempre surgían en mi mente las comparaciones en su trato, en la forma de enseñarnos, en el ánimo que nos daba, en la manera como siempre nos pedía que no dejáramos nuestros sueños a medio camino, pero aún con eso mi propósito seguía firme y me esmeraba por sacar buenas calificaciones, para poder llegar a mi meta., durante el Proceso de Aprendizaje realicé las actividades y experiencias que involucraban el aprender.

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