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ESCENA DE LA FUENTE YERMA


Enviado por   •  17 de Febrero de 2012  •  832 Palabras (4 Páginas)  •  638 Visitas

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YERMA

Escena de la fuente

(sin acotaciones para estudiar la letra)

Juan: vienes de la fuente?

YERMA: Para tener agua fresca para la comida. ¿Cómo están las tierras?

JUAN: Ayer estuve podando los árboles.

Yerma: te quedas?

Juan: He de cuidar el ganado. Tu sabes que esto es cosa del dueño.

Yerma: lo sé muy bien. No lo repitas.

Juan: Cada hombre tiene su vida.

Yerma: y cada mujer la suya. No te pido que te quedes. Aquí tengo todo lo que necesito. Tus hermanas me guardan bien. Pan tierno y requesón y cordero asado como yo aquí, y pasto lleno de rocío tus ganados en el monte. Creo que puedes vivir en paz.

Juan: para vivir en paz se necesita estar tranquilo.

Yerma: y tu no estás?

Juan: no estoy.

Yerma: desvía la intención.

Juan: ¿Es que no conoces mi modo de ser? Las ovejas en el redil y las mujeres en su casa. Tu sales demasiado. ¿No me has oído decir esto siempre?

Yerma: Justo. Las mujeres dentro de sus casas. Cuando las casas no son tumbas. Cuando las sillas se rompen y las sábanas de hilo se gastan con el uso. Pero aquí no. Cada noche, cuando me acuesto, encuentro mi cama más nueva, más reluciente, como si estuviese recién traída de la ciudad.

Juan: tú misma conoces que llevo la razón al quejarme. ¡Tengo motivos para estar alerta!

Yerma: alerta ¿de qué? En nada te ofendo. Vivo sumisa a ti, y lo que sufro lo guardo pegado a mis carnes. Y cada día que pase será peor. Vamos a callarnos. Yo sabré llevar mi cruz como mejor pueda, pero no me preguntes nada. Si pudiera de pronto volverme vieja y tuviera la boca como una flor machacada te podría sonreír y conllevar la vida contigo. Ahora, ahora déjame con mis clavos.

Juan: hablas de una manera que yo no te entiendo. No te privo de nada. Mando a los pueblos vecinos por las cosas que te gustan. Yo tengo mis defectos, pero quiero tener paz y sosiego contigo. Quiero dormir fuera y pensar que tu duermes también.

Yerma: pero yo no duermo, yo no puedo dormir.

Juan: ¿es que te falta algo? Dime ¿Contesta!

Yerma: Si, me falta.

Juan: siempre lo mismo. Hace ya más de cinco años. Yo casi lo estoy olvidando.

Yerma: pero yo no soy tú. Los hombres tienen otra vida, los ganados, los árboles, las conversaciones; las mujeres no tenemos más que ésta de la cría y el cuidado de la cría.

Juan: todo el mundo no es igual ¿Por qué no te traes un hijo de tu hermano? Yo no me opongo.

Yerma: no quiero cuidar hijos de otros. Me figuro que se me van a helar los brazos de tenerlos.

Juan: con este achaque vives alocada, sin pensar en lo que debías, y te empeñas

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