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ESTRUCTURA DEL DISCURSO


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2013  •  1.046 Palabras (5 Páginas)  •  477 Visitas

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Elemento Contenido Observaciones

Epígrafe Carece de ella.

Saludo Señor presidente del gobierno, autoridades, miembros del jurado, familia de don Nicanor Parra, señores y señoras. Inicia saludando a los de mayor jerarquía y pone especial atención a la familia del galardonado.

Introducción Cuando, decidido a hacer el Viaje del Parnaso, Miguel de Cervantes llega a la vista de Mercurio, tiene que soportar un primer reproche: “Oh Adán de los poetas, oh Cervantes, / ¿qué alforjas y qué traje es este, amigo?”. A lo que él responde: “Señor, voy al Parnaso y, como pobre, / Con este aliño mi jornada sigo”. Del reproche pasa el mensajero de los dioses al reconocimiento y el elogio: “Pasa, raro inventor, pasa adelante / con tu sutil designio y presta ayuda / a Apolo, que la tuya es importante”.

De seguro que Cervantes, al ver hoy llegar a Nicanor Parra al parnasillo de poetas galardonados con su Premio, reconocerá en él un espíritu afín, un poeta desnudo de adornos, con atuendo de vecino de Chillán, y, sabiéndolo espíritu gemelo, se apresurará a decirle: “Pasa, raro inventor, pasa adelante /con tu sutil designio”. Digo “gemelo” pensando en que el mayor logro literario cervantino fue liberar la escritura de las normas que la atenazaban y dejar fluir las palabras —palabras del común— para que buscaran nuevos espacios de significación. Compara a Nicanor Parra con Miguel de Cervantes y lo llama “gemelo” por la similitud en su riqueza literaria.

Tesis Hace poco más de un siglo, entre los últimos suspiros del modernismo literario, pronunció Ramón Gómez de la Serna “Siete palabras” que anunciaban la revolución del vanguardismo. Eran estas: “¡Oh, si llegara la imposibilidad de destruir!” La literatura realista burguesa nos ofrecía una realidad convencionalmente ordenada y, reproduciéndola, el poeta se consideraba un dios creador. A partir de Gómez de la Serna se multiplicaron los movimientos de vanguardia rupturista, deslumbrados todos ellos por el señuelo de “lo nuevo”.

Cuando en 1969 le concedieron en Chile a Nicanor Parra el “Premio Nacional de Literatura” lo aceptó “porque —dijo irónico— mi modestia no tiene límites y sería petulante rechazarlo”. Parra, que venía de la calle, del barro, con las canciones del pueblo en la boca —“los chilenos hablan en octosílabos, decía, y la clase media en endecasílabos”—, él, digo, pasó por grandes poetas como Huidobro, García Lorca y Neruda, contraleyéndolos, y fue a emparentar con François Villon, con el Arcipreste de Hita, con Rabelais, quienes, conscientes de que el mundo es un carnaval, inventaron el carnaval de las palabras al que Parra se unió alborozado.

De camino, se encontró con César Vallejo quien, mientras otros hablaban de poesía pura, contemplando con mirada compasiva la triste realidad de la vida, exclamó: “absurdo, sólo tú eres puro”. Y por esta vía, y animado con esa conciencia, llegó a convertirse en el “raro inventor” que forjó el designio de la “antipoesía”: “un poema tradicional en que se injerta la savia del surrealismo”.

Rompe con el orden de la literatura existente, creando la “antipoesía” por lo que César Vallejo lo llama “raro inventor”.

Explican su origen

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