Ecos del Rocío
Enviado por naty3 • 23 de Octubre de 2011 • Trabajo • 2.109 Palabras (9 Páginas) • 951 Visitas
Para este análisis se seleccionó la canción “Y se aman a escondidas”, interpretada por Ecos del Rocío. Esta canción presenta el tema de la homosexualidad femenina, conocida también por lesbianismo. Antes de comenzar con el análisis, debo definir que la homosexualidad es la preferencia y atracción sexual por personas del mismo sexo. De este concepto, también se deriva la homosexualidad femenina, o lesbianismo, que se refiere a la atracción sexual o emocional entre las mujeres. Durante miles de años existe la burla, el rechazo, la exclusión, la intolerancia, en fin, la opresión sobre la población lesbiana, gay, bisexual, transgénero y transexual (LGBTT).
Partiendo del análisis del título de la canción “Y se aman a escondidas”, se percibe el impacto negativo que tienen las estructuras sociales, económicas y culturales sobre la población LGBTT, cuando parejas pertenecientes a este grupo necesitan “esconderse” para amarse, por temor a ser excluidas, estigmatizadas y discriminadas socialmente. Todo lo anterior se debe a la falta de conocimiento que tienen algunas personas para reconocer la diversidad sexual existente, no solamente en Puerto Rico, sino en el mundo entero, lo cual conlleva a la intolerancia y la opresión. El discurso dominante que ha sido perpetrado culturalmente por generaciones, sobre lo “correcto” o “incorrecto”, lo “bueno” o “malo”, lo “aceptable” o “inaceptable”, es el que ha determinado cual comportamiento debe ser condenado o aprobado socialmente, marginando así a este sector, privándolos en muchas ocasiones del acceso a necesidades tan básicas, y que por derecho les corresponde, como lo son los servicios de salud. Según Rogers (1999), “la lectura sobre la mujer la controlan los hombres, la del pobre la controlan los ricos, y la de lo erótico por gente que no es parte de las minorías sexuales.” De esta forma queda evidenciado como el poder ejercido de manera inadecuada por cierto grupo, influye en la opresión hacia los grupos minoritarios.
Las estructuras sociales y culturales se vinculan en la perpetuación de la estigmatización y opresión de este grupo minoritario. Esto es debido a que lo que culturalmente se transmite durante generaciones, socialmente es difundido y aceptado como la norma, sin concebir el hecho de que esto esté atentando contra los derechos humanos de las personas. El discurso social dominante determina los roles, las funciones y el comportamiento entre las mujeres y los hombres, haciendo una distinción entre ambos, según sus percepciones sobre las esferas sociales y culturales. Como nos trae la canción, socialmente no existe ningún problema si dos amigas comparten un hogar. Sin embargo, si esas amigas son pareja, en ocasiones tienen que amarse a escondidas, para evitar la burla y el rechazo de las demás personas, viviendo fugitivas dentro de su propio ser, combatiendo esa opresión internalizada. La religión juega un papel significativo en lo que es la opresión, marginación y exclusión del grupo de minorías sexuales. Según las diferentes interpretaciones que religiosos han hecho de los textos sagrados de La Biblia, los actos sexuales entre parejas del mismo sexo son condenados por Dios. Esto puede tener un impacto devastador en la vida de las personas que se sienten atraídas por otras de su mismo sexo. Moralmente se pueden sentir avergonzados y hasta culpables por sus preferencias sexuales. Además, pueden ser perseguidos, humillados y agredidos, provocando e incitando a la homofobia y/o la lesbofobia.
En las estructuras sociales y económicas, el poder tiene un rol determinante en la aceptación de este grupo. Según las clases sociales, mientras más dinero y/o status social tienen los seres humanos, menos se condena verbalmente a esta población. Un ejemplo de esto es cuando los artistas y/o profesionales revelan su orientación sexual, por más controversial que resulte ser este tema, los medios de comunicación se refieren hacia ellos como “la doctora... y su compañera”, “Ricky Martin y su pareja”. Mientras se encuentran en ese mismo nivel de clase social, aunque su aceptación sea involuntaria, se les habla con respeto. No obstante, cuando hay que referirse a una clase baja, media baja o media, el vocabulario que en ocasiones se emplea es uno ofensivo, vulgar y burlón. Si son personas que viven en algún residencial público, barriada o parcela, se refieren hacia estos como “pato”, “bugarón” “pata”, “bucha”, “marimacha”, entre otros improperios.
El trabajador social puede ejercer un rol de educador e intercesor con este grupo poblacional. Es importante interceder para defender los derechos de las minorías sexuales. Para lograr esto, debemos seguir las sugerencias de Foucault cuando nos invita a “liberarnos del Estado y del tipo de individualización que está ligada a éste”. Una vez logremos “liberarnos” de la opresión institucionalizada de la que algunas veces se nos somete, podremos lograr con eficacia que nuestros participantes se apoderen, es decir, afronten sus problemas de manera positiva y competente, resaltando la capacidad que tiene cada persona para afrontar sus problemas, reconociendo sus fortalezas, adoptando destrezas y estrategias para ganar acceso al poder. Algunas estrategias que como trabajadores sociales podemos proponer para reducir la opresión y discriminación hacia el grupo de minorías sexuales son:
• Educación social: Esta educación debe estar dirigida a las escuelas, colegios, iglesias y sociedad en general. El Departamento de Educación necesita incluir en su currículo de enseñanza la diversidad de familias que existen hoy día. Desde que los(as) niños(as) comienzan en una institución educativa, se les enseña que la familia es mamá, papá y hermanos(as), o sea, familia tradicional. No obstante, sabemos que la familia tradicional es una minoría hoy día y que existen muchas familias no tradicionales que se componen de mamá e hijos, abuelos y nietos, tíos y sobrinos, familias donde no existe lazo consanguíneo, madres que conviven con sus hijos y su compañera sentimental, o padres que viven con sus hijos y su compañero sentimental. Si desde pequeños le enseñamos lo anterior a los niños, en el futuro no serán ellos los que opriman cuando vean a una familia donde la pareja es lesbiana u homosexual, ya que se les está concientizando sobre la diversidad sexual existente en nuestra sociedad para que haya tolerancia sobre esta población. Sin embargo, se le debe quitar el apelativo de “tradicional” y “no tradicional”, el mismo connota de por sí un estigma, una marca a lo “no tradicional”. Aunque el Departamento de Educación no haga estos cambios en su enseñanza, nosotros, como trabajadores sociales, podemos educar a los(as) estudiantes por medio
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