Educar En Tiempos De Deriva Del Aprendizaje

Reflexión sobre “Educar en tiempos de deriva del aprendizaje” de Daniel Prieto Castillo por Eliana Melisa Zonca

Históricamente nuestro país ha poseído excelencia por medio de la educación formal, espacio en el cual casi se podía vislumbrar el ideal pansófico de Comenio “enseñar todo a todos”. Hoy por hoy, la realidad es muy diferente a la de antaño, la sociedad ha cambiado, nuestros alumnos han cambiado ¿y nosotros?... Es hora de plantearse nuevos caminos, nuevas alternativas de educación, que debe trascender los muros escolares para darse en cualquier situación de la vida cotidiana pero… ¿cómo alcanzarlo? ¿ante qué nos enfrentamos?

Los nuevos escenarios

Caruso y Dussel en la educación formal “el sujeto social ha desbordado al sujeto pedagógico” . Esto a ¿qué se debe? ¿Cuáles son las nuevas demandas de nuestros nuevos sujetos pedagógicos? Prieto Castillo nos dice al respecto:

“Frente a tanta exclusión social, frente a tantos caminos abiertos por la red digital, frente a la presión de la cultura mediática, frente a la emergencia de nuevos sujetos sociales que reclaman reconocimiento de sus culturas, la cuestión es si podemos seguir empecinados en los límites de una educación formal.”

Es decir, existen otras nuevas formas de existir y habitar el mundo en la actualidad, hasta las teorías de Piaget son cuestionadas por su validez, pero es lo que pasa… cuando se tienen todas las respuestas, surgen nuevas preguntas porque la realidad cambia, y es necesario modificarse con ella.

Los nuevos modos de abordarlos

Desde Latinoamérica nos llegan experiencias con otras propuestas: abarcar aquellos ámbitos que hemos descuidado, que son la educación no formal y la informal. La Educación a Distancia se plantea como unas de las alternativas y, a la vez, un desafío para nosotros. Es un potente democratizador de conocimiento y un elemento que promueve la inclusión educativa.

También decimos que es uno de los caminos, porque si intentamos expandirlo como “la alternativa” caeríamos en la ceguera, limitándolo a aquellas porciones de la población que pueden acceder a los beneficios como las nuevas tecnologías, medios de comunicación, o simplemente el hecho de tener un domicilio propio o alquilado.

Lo que sí sabemos que debemos hacer es tratar de no limitar nuestro pensamiento, a ninguna forma de educación, especialmente la formal (tarea ardua porque llevamos más de 100 años formateados en él). Así debemos entonces abrirnos a nuestra nueva realidad y apelar a las capacidades de creatividad e imaginación que poseemos los educadores.

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