El Abogade Del Diablo
Enviado por nanyzz • 6 de Septiembre de 2012 • 1.803 Palabras (8 Páginas) • 429 Visitas
En este ensayo tratare la novela policial “El abogado del Diablo” escrita por el autor australiano Morris West. Este autor nacido en1916 y muerto hace unos pocos años en 1999, escribió este libro al igual que muchos ostros con la temática de la religión dentro de la Iglesia Católica, ya que habiendo ingresado en la orden de los hermanos maristas respiro el aire de la interna católica y puede narrar con un testimonio de experiencia propia.
Este libro, escrito a fines de la segunda guerra mundial, trata sobre un sacerdote que justamente viviendo en esa época debe hacer de abogado del diablo en una canonización. Particularmente encuentro curioso como Blaise Meredith, el sacerdote, por medio del proceso de canonización de otro encuentra su propia identidad y el camino a la santidad.
Para empezar esta novela se basa en los últimos meses de vida de un sacerdote perteneciente al Vaticano llamado Blaise Meredtith. Sus pensamientos y los cambios de los mismos son descriptos a lo largo de la novela, pero el punto de vista de la narración va cambiando aunque la mayor parte del libro este escrito desde la óptica del sacerdote, Meyer (el doctor), Nina Sanduzzi (la amante del santo) y la condesa entre otros son también tomados para ir cambiando el punto de vista de la historia. Por esto la novela esta divida en capítulos largos que a su vez se dividen de acuerdo con el punto de vista que se tome. Y es así como se va viendo la evolución de todos los personajes.
En cuanto a lo que refiere a la vida del autor y a su relación con la novela cabe nuevamente mencionar que Morris West perteneció a la orden de los hermanos Maristas por un tiempo hasta notar que no estaba de acuerdo con algunos manejos de la Iglesia y que su opinión sobre la misma era que esta era una simple deformación de la religión católica. He aquí un testimonio escrito por el mismo Morris West donde se puede ver que esta persona era una sabio pensador y analista, aquí expresa sus sentimientos de desacuerdo hacia su maestro de novicios:
“... La teología que nos predicaban era el antiguo código fundamentalista que siguió a la Reforma... En la Congregación, realicé mis primeras experiencias destinadas a lavar el cerebro humano y a doblegar el espíritu. Las practicaba mi maestro de novicios..., un anti-intelectual, afectado de ceguera espiritual, que infligió daños graves, a veces irreparables, a muchos de los jóvenes que estaban a su cargo... Y, sin embargo, aprendí mucho de él. Aprendí a guardar silencio y esperar. Aprendí la inutilidad de discutir con los sordos. Aprendí a no confundir jamás la verdad con el hombre que la predicaba o la deformaba, a sospechar siempre del evangelista... Rogué no ser nunca como él. Sabía que nunca podría creer en el Dios que él predicaba. Para alcanzar la serenidad en la cual, gracias a Dios, resido ahora, tuve que aprender a perdonarlo. Lo que no puedo perdonar y lo que jamás puedo admitir es la crueldad impersonal que las instituciones —mi propia Iglesia entre ellas— ejercen sobre sus miembros y que justifican con mil argumentos... He luchado contra esta crueldad la vida entera.”(ver bibliografía)
Es así que en la primer etapa del libro se describe la vida de Blaise Meredith en la iglesia, donde no encontraba una razón de vida ni una razón por la cual desearía no morir, donde su vida era estructurada y donde verdaderamente no lograba encontrar a Dios ni el amor de él en las personas. En sus tiempos dentro de la iglesia Blaise Meredith no se sentía necesitado por los demás ni sentía que su vida tuviera un valor para otras personas. Creyó no haber necesitado nada; creyó tenerlo todo hasta el momento en que anunciaron su muerte y se dio cuenta de que moriría sin tener razón en su vida que lo atara a querer permanecer vivo.
“Había sido más dichoso que la mayoría de los hombres, y si nunca pidió felicidad fue porque nunca se sintió infeliz. Hasta ahora... hasta ese momento helado bajo el sol, el primer sol primaveral de la última primavera que vería Blaise Meredith” (Capítulo 1; Pág. 10)
Ya a mediados del segundo capítulo esta etapa comienza a finalizar para dar lugar a los primeros cambios en la vida de Blaise Meredith camino a Gemello dei Monti.
Antes de llegar allí el sacerdote tiene una estadía de algunos días en casa de Aurelio H., obispo de Valenta, con quien crea grandes lazos y gracias a quien comienza a comprender el significado de compañerismo y de dependencia. Tanto que hasta asegura haber pasado junto a el los días mas felices de su vida hasta ese momento. Tan fuertes son los lazos que los unen que al final cuando Blaise Meredith muere, es Aurelio quien relata la carta expresando los deseos de Blaise en cuanto a la distribución de sus bienes.
“Siento su muerte como he sentido la de poco hombres. Lo lloro como un hermano que llego a ser para mi.” (Capítulo 15; Pág. 298)
A continuación su próximo cambio o su próximo contacto cercano con el corazón de una persona se da al conocer a Meyer, el doctor que lo cuidaría en su estadía en Gemello Minore. Ambos encuentran en el otro una persona con quien compartir sus pensamientos y opiniones.
“En caso de Meyer, Meredith experimento la misma relajación de nervios
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