El Arte De Vivir En El Nuevo Milenio
Enviado por A210859 • 27 de Noviembre de 2014 • 1.884 Palabras (8 Páginas) • 766 Visitas
El libro se divide en tres partes--: "Los fundamentos de la ética", "Ética e individuo" y "Ética y sociedad"--, cada una en cinco o seis capítulos. Es en la primera parte donde define que en cada ser humano existe siempre como moto confeso o inconfeso la búsqueda de la felicidad. Para el Dalai Lama la búsqueda de la felicidad deberá estar guiada por una ética individual y hacia la sociedad, sobre todo en esta etapa del desarrollo de la civilización en que vivimos. Como resultado de los avances de la ciencia y la tecnología, las personas gozan hoy de más autonomía, se es mucho más independiente que en cualquier período anterior de la historia, nos asegura. "Con todos estos desarrollos ha surgido la sensación de que el futuro de cada uno no depende de su vecino, sino de su trabajo o, a lo sumo de su jefe. Y eso nos lleva a suponer que, como los demás no tienen ninguna trascendencia en mi felicidad, su felicidad no tiene ninguna importancia para mí." Hemos creado una sociedad, dice, "con altísimo grado de soledad y alienación".
En primer lugar quiero traer a esta exposición el pensamiento del actual Dalai Lama, líder espiritual del pueblo tibetano, tomado de su libro “el arte de vivir en el nuevo milenio”.
En este libro el Dalai Lama intenta convencernos acerca de la importancia de la vida espiritual, independientemente de que la misma tenga un carácter religioso o no. Hace pues una distinción entre espiritualidad y religiosidad. Dice:
“Existe una distinción importante entre religión y espiritualidad. La fe está relacionada con las aspiraciones de salvación de un credo... con ciertos dogmas, rituales, oración, etc... La espiritualidad en cambio está relacionada con las cualidades del espíritu humano como la compasión, la tolerancia, la paciencia, el perdón, el sentido de la responsabilidad, el sentido de la armonía, etc.... Por eso digo algunas veces que la religión es algo sin lo cual nos podríamos pasar. En cambio, de ninguna manera podemos prescindir de estas cualidades espirituales básicas...”
En el idioma tibetano “el kun long indica aquello que inspira o impulsa nuestros actos, tanto los que nos proponemos realizar directamente como los que son de alguna manera involuntarios.
Por consiguiente, designa el estado global del individuo en lo relativo al corazón y la mente o, en otras palabras, a su espíritu”. “Cuando la fuerza que impulsa nuestras acciones y les da sentido es íntegra, nuestros actos contribuyen al bienestar de los demás... el objetivo de la práctica espiritual consiste en transformar el kun long del individuo... para convertirnos en mejores seres humanos”
“El atributo primario que diferencia las emociones ordinarias de aquellas que realmente socavan nuestra paz anímica es su componente cognitivo negativo.
Un momento de pena no se convierte en una tristeza que nos desarma, a nos ser que nos agarremos a esa sensación y le añadamos pensamientos e imaginaciones negativas... En tibetano llamamos nyong mong a esos acontecimientos emocionales negativos. Esta expresión significa literalmente ‘lo que nos aflige por dentro’ o, tal como suele traducirse, ‘emoción aflictiva’... se trata de pensamientos y emociones ... que socavan de manera inevitable nuestra experiencia de la paz interior... cuando no logramos reconocer su potencial destructivo, dejamos de ver la necesidad de desafiarlas.
De hecho, lejos de hacerlo, tenemos la tendencia a nutrirlas y reforzarlas... su naturaleza es enteramente destructiva.
Son el fundamento de la ansiedad, la depresión, la confusión y el estrés, rasgos característicos de nuestra vida en la actualidad...”
“Cuando nos complacemos en nuestros pensamientos y emociones negativas, es inevitable que terminemos por acostumbrarnos a ellas, a consecuencia de lo cual somos más propensos a ellas y estamos cada vez más controlados por ellas” (109).
Tenzin Gyatso, Decimocuerto Dalai Lama del Tibet, El arte de vivir en el nuevo milenio. Una guía ética para el futuro. Círculo de Lectores, 2000[Uno hubiese pensado que estas características son propias cierto grupos humanos, pero aparentemente no son exclusivamente nuestras. La sabiduría de los tibetanos radica en haberse dado cuenta, en ponerle nombre y en trabajar para no dejarse dominar por estas “emociones aflictivas”].
Sigue el Dalai Lama: las emociones aflictivas “son la fuente misma de la conducta contraria a la ética... cuando actuamos bajo su influencia, olvidamos del todo la repercusión que nuestros actos tienen sobre los demás...” (95-97).
Pensemos un instante en la vida de una institución educativa cualquiera, en un colegio, en esta universidad, en una escuela. Pensemos en todas las interacciones humanas que allí ocurren, entre alumnos, entre maestros, entre maestros y alumnos, entre administrativos y padres, etc.
Pensemos cuánto de la convivencia se encuentra profundamente afectado por la negatividad
descontrolada de las emociones aflictivas de las personas que allí interactúan.
Lo que el Dalai Lama sugiere es que necesitamos conocernos por dentro, adquirir conciencia de cómo operan en nuestro interior estas emociones aflictivas, para no dejarnos invadir y conducir por ellas. Dice: “Adquirir conocimiento de nuestra propia negatividad es una tarea que ha de llevarnos toda la vida... Pero a menos que la emprendamos, seremos incapaces de ver dónde debemos introducir los cambios más necesarios en nuestra vida… [esto es evaluación]. Y sigue:
“Si invirtiéramos siquiera una fracción mínima del tiempo y del esfuerzo que consumimos en actividades triviales, en la adquisición del conocimiento preciso de la verdadera naturaleza de la emoción aflictiva, tendría una tremenda repercusión en nuestra
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