El Caminar De La Persona Humana Y Su Coesxistencia En Los Tiempos Del Conocimiento

Tere Ibarra

27 de abril de 2012

Hoy, que Angela Merkel sostiene que "la austeridad por sí sola no resolverá la

crisis de la deuda en Europa" ante los medios de comunicación y que los líderes

del viejo continente piden se centre la mirada en el crecimiento, las naciones

llamadas del tercer mundo o subdesarrolladas nos deberíamos cuestionar sobre el

futuro que nos depara el imparable y vertiginoso avance tecnológico que ha

impactado en los ámbitos científicos, culturales, económicos, religiosos, sociales,

educativos y políticos; y que ha llevado a los países que ya, antes de los

innovadores y revolucionarios procesos de esta nueva época, ostentaban las

primeras posiciones en parámetros como; el ingreso per capita, la tecnologización,

el nivel educativo, y en general en la calidad de vida de sus ciudadanos; a un

mayor y verdadero desarrollo sustentado.

Uno de los grandes enigmas que hoy por hoy nos embala, es si podremos

subsistir los oriundos de esos países “tercermundistas”, al orbe interculturalizado y

globalizado en el que las competencias, protagonizadas y aceptadas tácitamente

por el planeta entero, son las que prevalecen para regir el total de las esferas

socioeconómicas de los países desarrollados, en este nuestro distinto y cambiante

mundo. ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo avanzar y tratar de emprender una corrida para

tratar de alcanzar a ese tan ansiado progreso y bienestar, que evidencian los

pueblos que conforman los estados más avanzados y que se turnan en la

ocupación de los primeros lugares, que organismos internacionales les otorgan en

relación al nivel de vida de sus ciudadanos?

Las tendencias, hoy viran hacia a la tecnología, a la economía y por fortuna, con

especial énfasis, a la educación. Todo parece girar en torno a aquellas. Y

efectivamente, la vida del ser humano se mueve a partir de las nuevos collages de

modelos económicos, sociales, de comunicación, de acceso al conocimiento, de

formas de gobierno y de hacer y ejercer la política.

La transformación hacia el florecimiento de un país se logra, cuando en términos

generales, su sociedad mantiene un nivel educativo semejante entre sí y

comparable entre naciones evolucionadas y acreditadas como entes

desarrollados.

Cuando un país ha podido acceder a las nuevas tecnologías, a los nuevos

descubrimientos y protocolos científicos, a las nuevas e innovadoras formas de

comunicación, no se puede pensar que lo haya logrado sin que antes hubiera

alcanzado la constitución e implantación de un sistema educativo maduro

debidamente sustentado en un Proyecto Educativo de largo alcance, acorde a la

idiosincrasia y cultura del país, pero con visión multicultural y de globalidad

internacional.

Sin la adecuada y certera transmisión del conocimiento, de poco o nada serviría la

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