El Capitalismo

El Capitalismo Históricamente surge en el paso de la Edad Media a la Edad Moderna y se consolida en el siglo XVIII, a medida que sustituye al sistema artesanal, dando lugar al modelo clásico a mediados del siglo XIX. Desde sus comienzos tuvo como rasgos básicos la iniciativa económica principalmente motivada por el afán de lucro, la propiedad privada de los medios de producción y el libre juego de la oferta y la demanda sin intervención del Estado, por considerar que la economía, regulada por sí misma, tiende automáticamente al pleno empleo de los factores productivos y al equilibrio entre las magnitudes económicas.

El capitalismo ortodoxo, por así llamarlo, funcionó sin propuestas de modificación conceptual o funcional hasta la aparición, en 1936, del libro “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”, de John Maynard Keynes, en el que se proponía una nueva forma de capitalismo en la que el Estado podía intervenir para corregir desequilibrios de la economía y anomalías del mercado, y para estimular la actividad económica. El libro fue escrito como respuesta a la Gran Depresión de los años 30 y está basado en la intervención del Estado en la economía en épocas de crisis.

Dentro de este orden de ideas se podría decir que el capitalismo es un sistema socio-económico o ideológico:

El capitalismo es un sistema socioeconómico basado en la ideología que cada uno se merece aquello que consigue con el trabajo y que aquello que se consigue no puede ser apropiado por otra persona a no ser que haya un acuerdo basado en un intercambio de producción (Entiéndase persona o empresa).

El capitalismo lleva consigo creencias del tipo:

A) Las personas se merecen aquello que poseen porque es el reflejo del valor de su trabajo.

B) Quien tiene menos es porque no tiene cualidades para poseer más, es inferior y se merece menos o bien no quiere poseer.

C) Quien posee poco es que no quiere poseer porque si quisiese tener bienes solo tendría que comerciar.

D) La caridad no es aceptada porque quien quiera tener ha de producir. No se acepta tener sin producir o trabajar.

Como el sistema capitalista proporciona recompensas casi inmediatas en bienes materiales es una ideología bien aceptada por aquellas masas que vivían bajo un sistema que posponía las recompensas en el futuro, por aquellas que mantenían el orden social bajo la amenazas.

Puede decirse que en la actualidad, habida cuenta de las poquísimas excepciones, no existen sistemas económicos en estado puro, es decir en sus versiones originales, sino que la mayoría de los países tienen un sistema económico mixto, con algunas de las características básicas del capitalismo y con una importante intervención del Estado para tratar de corregir las imperfecciones del mercado y proteger los intereses económicos generales de la sociedad, oscilando entre la economía de mercado

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