El Carive Que Vivio A Mas 2300 Metros Sobre El Nivel Del Mar

El Caribe que vivió a más de 2300 sobre el nivel del mar.

(Recordando a Gabriel García Márquez)

Parece que fue ayer cuando supe de él por primera vez, parece que fue ayer cuando entraron en contacto mis manos con el papel machado con tinta, cuando mis ojos se perdieron en un mar letras: en el cual sigo perdido, algunas veces navegando con viento en popa, algunas otras naufragando, con la única certeza que es esto lo que más disfruto haciendo. Parece que fue ayer cuando un poco escéptico tome aquel libro de pasta amarilla, en cuya portada se leía el título “Cien años de soledad”; en donde vi por primera de tantas veces, ese nombre “Gabriel García Márquez”. Parece que fue ayer…

Hoy hace ya 365 días que muchos extrañan la ausencia de Gabo. En el último año, muchos son los que han comprado sus libros, los que comparten sus fotos, los que escriben sus frases y hasta los que intentan usurpar su nombre, después de haber ignorado su presencia por años. Un año que paso raudo y nos despertó del sueño: en el que García Márquez regresa a la escritura, (somos muchos los que extrañamos a ese Caribe que hizo letras de la magia, magia de la realidad cotidiana y tan incomprendida). El primer año que estamos desprovistos del mejor literato del siglo XXI y sus alrededores.

Su descenso nos deja en claro que ya nada será igual (en la literatura), pero también nos golpea con la realidad: la literatura debe mejorar, para mejorar las condiciones de vida, después de todo como lo dijera el Gabo "El deber revolucionario de un escritor es escribir bien", esa fue una de sus principales claves de sus triunfos como escritor; Gabriel fue el mejor escritor revolucionario, pues nadie escribió mejor que él, fue honesto consigo mismo y con sus interlocutores. Convirtió la tinta en su sangre, del papel su piel y de grafito su osamenta, fue fiel a sus ideales como escritor desde el día de su alumbramiento en estos “Cien Años de soledad” por lo que pasamos.

Dijo que: “El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar”, en base a eso, descubrimos que fuiste un hombre enigmático, que muy pocas cosas no se pudo explicar en este mundo; y es que hasta “la luz es como el agua”, y lo mismo “el coronel no tiene quien la escriba” o hallamos a “el coronel en su laberinto”. Tantas cosas que te explicaste a ti y todos nosotros, durante tus tantos años (aunque no tantos como hubiésemos querido) en la literatura y el periodismo.

Fue el 6 de marzo de 1927 en Aracataca cuando naciera en ese país sudamericano que es Colombia y el dos de julio de 1961 cuando llegara a este México (que también fuera su patria, después de todo, las fronteras sólo las ponen los hombres de pensamiento limitado). Una visita de una semana que se convirtió en una vida, una vida que se convirtió en un campo de letras, del que cosecho una gran cantidad de escritos; donde conoció el mundo de Pedro Páramo (de otro grande de la literatura, Juan Rulfo): un mundo rural, rudo, hostil,

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