El Cielo Está Hecho Un Infierno
Enviado por Angelyon1 • 18 de Octubre de 2013 • 3.642 Palabras (15 Páginas) • 557 Visitas
EL CIELO ESTÁ HECHO UN INFIERNO
Comedia en dos Actos
Autor: Davus Fugit, Chileno
Personajes:
• Narrador.
• Ayudante.
• San Pedro.
• Los amantes: Felicia, Florentino.
• Los soldados: Machuca, Domínguez, Pereda, Matus, Soldado.
• Los asaltantes: Kimberly, John, Jonathan.
• Los ángeles.
• Cola de Flecha.
• Demoncitos.
Primer Acto
La escena se presenta en el cielo con nubes y gran cantidad de almohadas en un rincón. Al otro lado una mesa con un gran libro, un teléfono y dos sillas “angelicales”. Música suave.
Entra El Narrador con su séquito de ángeles femeninos, quienes toman una silla y la ubican en el centro del escenario (música rápida). Él se sienta y es arreglado, maquillado por los ángeles, peinado hasta que él mismo las aleja y se queda solo. (Baja la música).
El Narrador: (Dirigiéndose al público) Bienvenidos simples mortales, a presenciar esta fábula, esta encrucijada entre la vida y la muerte, donde todos, alguna vez seremos llamados, llamada: La Muerte. Siempre nos hemos preguntado, ¿qué sucederá una vez que nuestro paso por la vida haya concluido? Pues bien. Poned atención, que aquí quizás hallareis la respuesta. (Se para y hace el gesto de silencio) Chiist. Silencio. Parece que alguien se acerca.
Aparecen en escena San Pedro y su ayudante. Vienen cansados, recién despertándose. Se ubican en la mesa y la silla. Ante la falta de la otra silla, el ayudante va a buscar la que ocupa el Narrador y la saca con violencia. El narrador sale de escena. Se escucha una frenada de auto y un choque.
San Pedro: Uff, parece que empezamos temprano.
Ayudante: Necesito vacaciones. Oiga San Pedro, cuando me va a dar los trescientos cincuenta y cinco mil cuatrocientos treinta y seis días con tres horas, cinco minutos y tres segundos de vacaciones que me debe.
San Pedro: Pronto hijo, ten paciencia.
Ayudante: Paciencia, paciencia, con esta pega no hay quien aguante, no hay descanso. Todos los días se muere alguien. (Exaltándose se pone de pie) Y yo he trabajado siempre con prestancia. Trato bien a los que llegan, les indico su nube, los ubico entre los arco iris para que se queden en la eternidad felices y yo ¿Y yo? Me pregunto. ¿Cuándo tendré mi nube?
San Pedro: Pronto hijo, ten paciencia. Y ahora callado que parece que vienen nuevos huéspedes.
De entre el público aparecen corriendo Felicia y Florentino. Visten trajes formales como saliendo de la oficina. Música. Se ubican en el centro del escenario como buscando algo.
Felicia: Parece que nos equivocamos de edificio. (Observando alrededor).
Florentino: (Mira su reloj) Con tanta congestión, yo sabía que llegaríamos atrasados. Hace un rato ya veníamos tarde. (Sigue mirando el reloj).
Felicia: ¿Qué pasa Florentino?
Florentino: El reloj.
Felicia: ¿Cuál es el problema?
Florentino: Hace como una hora, eran las 8:15.
Felicia: Claro, íbamos tarde a nuestros trabajos, aceleraste a fondo el mercedes, pasaste el semáforo en rojo, ¿cuál es el problema?
Florentino: Es que el reloj sigue marcando las 8:15.
Felicia: Estará fallando la pila. Ya, apúrate, que debemos llegar a la hora.
Florentino: No, la pila anda perfecta. Mira las nubes. (Música celestial).
Ayudante: ¡Bienvenidos! Los estábamos esperando. Pasen por acá (Les indica a San Pedro. Ambos estupefactos se acercan a la mesa. Se toman de la mano).
San Pedro: Sean ustedes bienvenidos al Cielo. Pero Ayudante ¡Ayudante! Ofrézcales un asientito a los huéspedes. (El Ayudante toma dos cojines y se los pasa a cada uno, solo lo toman no se sientan).
Felicia: ¿Quién es usted?
San Pedro: Esa es la pregunta que debo hacerle yo a usted. ¿Cuál es su nombre?
Felicia: Felicia Matamala.
San Pedro: (Buscando en su listado) Felicia, Falacia, Felicidad, Felipe, Fantasma. No está ¿y el suyo? (dirigiéndose a Florentino).
Florentino: Florentino Flores.
San Pedro: (Nuevamente busca) Florentino, Florero, Flandes, Filántropo, Filipo. No, tampoco está en la lista. Debe haber un error.
Florentino: La verdad es que yo no he hecho ninguna reservación. Menos en este motel, ¿cómo se llama? ¿El “Cielo”?
San Pedro: (Se levanta exaltado) ¡¿Cómo que Motel?! Éste no es ningún motel. Éste es el Cielo. ¡Ayudante! ¡Ayudante! Explíqueles a los señores que este es un lugar santo donde esas palabrotas no se pueden decir. (Se deja caer sobre su asiento indignado).
Ayudante: (Se ubica entre ambos y aparte los lleva al centro del escenario, explicándoles con paciencia). A ver a ver mis amigos, lo que pasa es que parece que hoy San Pedro se levantó con el pie izquierdo. Lo que sucede es que no aparecen en la lista de hoy. Ustedes están muertos. De alguna forma hoy murieron y vinieron a parar al Cielo.
Felicia: Está un poco estresado el caballero.
Ayudante: Sí lo que pasa es que el ha estado desde siempre en ese puesto y pensaba que iba a jubilarse a los 1000, luego a los 2000 y ahora recién ha sido confirmado hasta el 3000.
Florentino: ¿Cómo me dijo que se llamaba este motel? ¿”El Cielo”? Buen decorado. Mira las nubes. ¿Cómo hacen ese efecto? Qué bueno, pero yo no recuerdo haber hecho reservaciones. ¡Ah! (dirigiéndose a Felicia) Fuiste tú, picarona, querías darme una sorpresa.
Ayudante: Parece que ustedes no entienden el lugar dónde se encuentran.
Felicia: Sí, es un lugar donde no se pueden decir malas palabras o palabras subidas de tono. Dijimos “motel” y el caballero se enojo.
Florentino: O sea no se puede decir por ejemplo: “Poto”. (Se ríe burlonamente).
Felicia: O “Caca”.
Florentino: O mejor ni siquiera digo Con… (El ayudante le tapa la boca).
Ayudante: No, no es eso. Ustedes están muertos. Parece que todavía no se dan cuenta.
Florentino: Yo ¿muerto? Está loco. Estoy más vivo que nunca. Siento el aire en mis narices, hoy me siento muy bien.
Ayudante: Es porque está muerto, y está en el Cielo.
San Pedro: ¡Ayudante! (lo llama insistentemente).
Ayudante: Ya voy, ya voy.
San Pedro: Debe haber un error, ninguno de los dos aparece en la lista de hoy.
Ayudante: Y parece que ellos todavía no se dan cuenta que han muerto. ¿No será un error?
San Pedro: Desde los años 80 que vengo diciendo que nos cambien este sistema de papiros a uno computarizado. En la Edad Media pedí que utilizaran la famosa imprenta que había descubierto ese tal...
Ayudante: Gutemberg.
San Pedro: Sí, el alemán ese. Luego, pedimos radio, televisor, y cuando inventaron esos
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