El Divorcio

CAPÍTULO I.

EL PROBLEMA.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Las relaciones familiares constituyen una inmensa y compleja combinación de factores socio-emocionales que influyen sobre las actitudes y el aprendizaje de todos sus miembros, observándose el hecho de que muchos autores han considerado a la familia como la célula fundamental de la sociedad.

De igual forma, muchas personas creen amarse lo suficiente para formar un hogar, compartir el resto de sus vidas juntos y su mayor anhelo es constituir una familia donde reine la comprensión, el respeto, la tolerancia y sobretodo la buena comunicación, donde tanto ellos como sus hijos encuentren seguridad, estabilidad y paz, lo que lo lleva a constituirse como pareja o matrimonio.

Sin embargo, muy pocas veces es así, ya que la separación de las parejas esta a la orden del día, las podemos leer en las paginas sociales de los periódicos y revistas, ver en los noticieros de la tv. Oírlo de nuestros colegas, familiares, amigos y vecinos.

En este orden de ideas, este fenómeno que afecta constantemente a la familia venezolana denominado divorcio, es tan frecuente en nuestra sociedad, que pareciera el común denominador de las parejas jóvenes tenerlo como un hecho cotidiano. Teniéndose que según datos del boletín 2004 del instituto nacional de estadística (I.N.E), de 26.989 parejas que se casaron durante el primer trimestre del año 2004, un 36% de divorcio.

En Venezuela entro el divorcio en vigencia en el año de 1904, cuando se introdujo el código civil. La última reforma fue realizada en 1982, estableciéndose que el divorcio podría ser declarado al cabo de un año luego de haberse instituido la separación de cuerpos, además se añadieron causales, teniéndose actualmente siete cúsales de divorcio , entre alguna de ellas el adulterio, abandono voluntario, servicia e injurias graves, corrupción o prostitución del cónyuge.

Todo rompimiento de un matrimonio o disolución de pareja pasa por un periodo de conflictos de toda índole, que marcan la vida y orientan la conducta de todos los integrantes de la familia y muy especialmente la de los mas susceptibles y confundidos en estos casos, los hijos, generándose emociones como el miedo, la tristeza, rabia, odio, dolor que acompañan el proceso de separación de la pareja.

En muchos de los casos se observa que los hijos de los padres divorciados demuestran conductas de desinterés, aislamiento, falta de atención, timidez, irresponsabilidad y de agresividad tanto verbal como física, que repercuten en su rendimiento escolar y desenvolvimiento social.

Para comprender y poder abordar de manera asertiva y afectiva las conductas no operativas (no deseadas) en los adolescentes, se hace necesario por un lado entender los cambios físicos, sexuales, socios afectivos

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