El Hombre En La Danza

La sociedad actual asocia el arte de “danzar” con lo femenino, al vincularla a la etérea figura de una bailarina, elevada en las puntas de los pies y como flotando entre tules. Frente a este panorama, todo hombre que manifieste pasión e interés por la danza, se ve enfrentado, tanto a prejuicios sociales, como a una fuerte discriminación de género. Muchos hombres que se atreven a vivir en el ballet clásico, no cuentan con el apoyo de sus familiares, dando sus primeros pasos a escondidas, por el miedo a ser rechazados por practicar una disciplina que es vista como exclusividad de las mujeres. El ballet, como toda expresión artística es y ha sido foco de diversas posturas de pensamiento en la sociedad actual. Casi desde los comienzos de la creación del ballet, los bailarines hombres asombraron y escandalizaron a gran parte de la sociedad al aparecer en escena luciendo calzas ajustadas a las piernas y la malla.

La vida de un bailarín en nuestro país, actualmente es compleja, porque debe enfrentar muchos prejuicios, los cuales comienzan desde el momento mismo en que toman la decisión de emprender el camino de luchar por su pasión con zapatillas y malla en sus bolsos. La sociedad aún sigue educando al varoncito del hogar como el futuro futbolista, médico, odontólogo, ingeniero, etc. Otro fuerte prejuicio que debe enfrentar en nuestra sociedad el hombre bailarín es la discriminación de género, donde todo aquel hombre que opte por dedicarse a la danza, es etiquetado como “afeminado y homosexual”, con la consecuente discriminación que conlleva. Los prejuicios y discriminaciones son principalmente por no demostrar una apariencia como ellos, más masculina dentro y fuera de un espectáculo artístico como la danza. La gente suele confundirse entre afeminado con profesionalismo y es por ello que surge la discriminación.

El hombre bailarín es un hombre valiente, que no teme demostrarle al mundo el arte maravilloso que suele realizar con su cuerpo. La danza es una expresión artística muy hermosa, y el hombre es muy fundamental en ella. La diferencia entre alguien que se mueve bien y un bailarín es la pasión, la dedicación, el esfuerzo y el compromiso para alcanzar sus metas. Existen hombres con condiciones físicas excelentes, no solo por su actitud ante el ballet sino por su conformación física, pero no explotan abiertamente su potencial, por las trabas que encuentran. Si educamos nuestra sociedad respecto al tema, en el futuro tendremos mayor número de bailarines clásicos, y quizás algún día podamos imitar a países como Francia, España, Rusia, Estados Unidos y Argentina, donde los varones que se dican al ballet son admirados por las personas, donde su profesión es bien remunerada y respetada, donde al estudiar pueden tener la confianza de que su futuro será promisorio.

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