El Libro De Los Cuentos
Enviado por raulaca7 • 27 de Septiembre de 2013 • 1.300 Palabras (6 Páginas) • 307 Visitas
INDICE / INDEX
ESPAÑOL
¿A quien escogerías?
Abandona toda esperanza de resultados
Ahora
Autobiografía en cinco capítulos
Así es mi naturaleza
Cajita de besitos
Charco de lodo
Cómo nace un paradigma
Concentración
Cosas que no se recuperan
Dar
De paso
Depende de la forma
El anillo
El ave dorada
El cuento de Tommy
El delfín
El Guardián del Castillo
El gusano y el escarabajo
El halcón que no volaba
El limosnero
El mapa
El pequeño pez
El peso del rencor
El poder de tus acciones
Ella no sabe quien soy
¿Existe el mal?
Fábula China
Jaina
Krisha Gotami
La carroza vacía
La cosecha
La estatua de Buda
La fábula del tonto
La historia de Pepe
La historia del burro
La invitación
La mentira descubierta
La presencia de Buda
Las dos vasijas
Las palabras andantes
Lecciones del abuelo
Lobos en tu corazón
Los bambúes
Los dos monjes
Los sacerdotes
Mensaje de Nelson Mandela
Muere lentamente
No desperdiciaré mi tiempo
Nunca te ates
Pensamientos
Planificación familiar
Principios espirituales de diversas religiones
¿Qué puede matar el amor?
¿Qué significa ser pobre?
Rana de pozo
Se feliz
Sembrando respeto
Sueño de Navidad
Solo recuerda
Te deseo lo suficiente...
Todo es pasajero
Todo lo que necesitas
Un momento sagrado en el tiempo y el espacio
Una vez tuve un sueño
Yogananda
Zanahorias, huevos y café
ENGLISH
Is God safe?
Slow Down
The Zen master
ESPAÑOL
¿A QUIEN ESCOGERÍAS?
Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a
su jardín.
Ella no los conocía y les dijo:
- No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman
algo.
Ellos preguntaron:
- ¿Está el hombre de la casa?
-No, respondió ella , no está.
-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.
Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.
-¡Entonces diles que ya llegué invítalos a pasar!
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
-No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.
-¿Por qué?, quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro.
Su nombre es Éxito
y yo me llamo Amor.
Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa.
La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.
El hombre se puso feliz: ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza,
que entre y llene nuestra casa.
Su esposa no estuvo de acuerdo:
Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?
La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo.
¿No sería mejor invitar a Amor?
Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor
a que sea nuestro huésped.
La esposa salió y les preguntó ¿Cuál de ustedes es Amor?
Por favor que venga y que sea nuestro invitado.
Amor se levantó de su silla y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se
levantaron y le siguieron.
Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito:
Yo invité sólo a Amor ¿porqué Uds. también vienen?.
Los viejos respondieron juntos:
- Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que
invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.
Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.
ABANDONA TODA ESPERANZA DE RESULTADOS
Osho
Un hombre estaba muy interesado en conocerse a sí mismo, en iluminarse. Toda su vida había
buscado un maestro que le enseñara la meditación. Había ido de maestro en maestro, pero no
sucedía nada.
Pasaron los años, y estaba ya cansado, exhausto. Entonces alguien le dijo:
-Si de verdad quieres encontrar a un maestro tendrás que ir al Himalaya. Allí vive uno, pero
tendrás que buscarle. Una cosa es cierta, el maestro se encuentra allí. Nadie sabe
exactamente dónde, pero cuando alguien llega a dar con su paradero, él se adentra todavía
más en las cordilleras Himalayas.
El hombre se
...