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El Mexicano Psicologia De Sus Motivaciones


Enviado por   •  8 de Agosto de 2011  •  5.643 Palabras (23 Páginas)  •  4.461 Visitas

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Valencia• El yo del mexicano y la pirámide

“En efecto, sin la presencia de las computadoras, los modelos psicológicos

lingüísticos y matemáticos que hubieron de utilizarse para llegar a la

comprobación de la hipótesis de un número finito de dimensiones del

sentido o significado afectivo, subjetivo, psicológico o connotativo de los

conceptos, se hubiesen requerido, en el mejor de los casos, de cien años de

trabajo.”

291El yo del mexicano y la

pirámide

En el año de 1967 cuatrocientos adolescentes mexicanos hombres, estudiantes del segundo año de

secundaria en la capital de la República Mexicana, divididos en grupos de 40 sujetos, contestaron una

serie de preguntas, del test psicológico llamado diferencial semántico, acerca del concepto que tenían de

su propio yo. Aproximadamente al mismo tiempo, en 20 naciones (y lenguajes distintos) adolescentes

varones de edad comparable; estudiantes también de secundaria bajo las mismas condiciones de control,

contestaban idénticas preguntas acerca del mismo concepto: su yo

1

.

Los resultados, por demás significativos, muestran, con la veracidad incontestable del método

comparativo a través de las culturas, de los lenguajes y de las naciones, lo que debe ser una profunda

lección para cada uno de nosotros, los componentes de lo que llamamos la cultura y nacionalidad

mexicanas.

Entre los adolescentes de las 20 naciones, con lenguas diferentes, los adolescentes mexicanos, y

esto ya en 1967 y en la orgullosa y desarrollada capital de la República, son los que valoran su propio yo,

de tal forma, que ocupan precisamente el decimonoveno lugar en tal valoración. En lo referente a

preguntas que determinan el grado de fuerza, de magnitud, de poder de su yo, los estudiantes mexicanos

perciben a su yo en decimoséptimo lugar, apenas por encima de los adolescentes finlandeses

2

, de los

adolescentes de Mysore, en la India, y de los tailandeses. Finalmente, en el grado de dinamismo, la

actividad adscrita al yo, nuestros adolescentes caen en el undécimo lugar, indicando que perciben un

aceptable grado de actividad en su yo, un dinamismo término medio, cuando se compara con el yo de las

veinte naciones. Sin embargo, nuestros adolescentes vuelven a caer al decimonoveno lugar cuando se

1

Esta investigación de tipo casi mundial se intitula: "Un Atlas de significados". El primer libro acerca de ella se publicó

en 1975 (Osgood, May y Miron).

2

Por razones que su cultura algún día explicará, los finlandeses padecen también de minusvalía. En un estudio

psicológico representante de otros, se indicaba la poderosa verbosidad y violencia con la que actúan los finlandeses cuando

están en estado de ebriedad (Elonen, 1961).toma en cuenta el significado total de su yo, lo que da la impresión de que se perciben a sí mismos como

poseedores de un yo apagado, casi muerto, aunque en realidad se trata de un yo medianamente

dinámico, pero cuya actividad es importante y de muy pobre valor. Se agranda la importancia de estos

hechos cuando nos damos cuenta de que nuestros adolescentes indicaron, en la misma prueba, que se

consideraban adecuadamente familiarizados con el concepto del yo, y cuando se obtiene, como un

resultado más del estudio de los datos obtenidos, que hubo homogeneidad en esta opinión que tienen los

estudiantes mexicanos de su yo, es decir, que hay relativamente poco conflicto respecto del significado

afectivo descrito.

Estos hechos nos obligan a tomar en serio y a estudiar más a fondo el problema del yo del mexicano,

no porque provoquen sorpresa en nuestro medio, ya que mucho se ha hablado del complejo de

inferioridad del mexicano, de su minusvalía, de las máscaras que utiliza para esconder su yo, etc., sino

porque viene a ser una confirmación, a través de metodologías rigurosas, de algo que parecía

característico de nuestra nacionalidad. Precisamente porque es un hecho habrá que discutirlo

ampliamente a la luz de los resultados de éste y de otros estudios, a fin de tratar de responder, digamos, a

las siguientes preguntas: 1. ¿Es así el yo del mexicano por modestia y humildad, o por apocamiento,

insuficiencia e insignificancia? 2. Sea lo uno o lo otro, ¿de dónde provienen estas características del yo del

mexicano? 3. ¿En qué forma se relaciona este concepto que tienen los adolescentes mexicanos de su yo

con otros conceptos como el concepto de padre, de madre, de maestro, conceptos representativos de

ocupaciones, de masculinidad y femineidad, de status social, etc.? 4. ¿Qué es lo que se puede hacer, qué

tipo de terapia nacional o qué tipo de socioterapia tendrá que instituirse si se considera importante -para el

desarrollo de nuestra república- modificar esta ínfima concepción de nuestro yo?

Pretendemos contestar a estas preguntas en este ensayo, pero antes que nada explicaremos en

términos sencillos de naturaleza del test psicológico que se utilizó en las veinte naciones distintas. Al final

contestaremos a las cuatro preguntas, empezando por la tercera, siguiendo con la primera y la segunda

para finalizar con la cuarta.

EL DIFERENCIAL SEMÁNTICO

Esta prueba psicológica fue ideada y desarrollada por el doctor Charles E. Osgood y colaboradores del

Instituto de Psicolingüística de la Universidad de Illinois. Este test psicológico pretende medir el

significado afectivo o emocional de los conceptos, y se le considera la más grande contribución de las

últimas décadas a la medición de este aspecto, aparentemente vago o inmedible, al que se llama sentido

o significado (no el de diccionario, sino el psicológico) de las palabras, los conceptos, entes o cosas en

general. En una ocasión le decía al doctor Osgood que su contribución, que ha culminado en la

demostración rigurosa de la existencia de sólo tres dimensiones para el sentido o significado afectivo de

los conceptos, era semejante a la contribución de Aristóteles, cuando determinó el número finito de las

formas lógicas del pensamiento. Recuerdo cómo, tomado de sorpresa, el doctor Osgood contestó con

modestia científica y buen humor: "Quizás sea así, pero hay que recordar que Aristóteles estaba en

desventaja, él no podía utilizar las computadoras". En efecto, sin la presencia de las computadoras, los

modelos

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