El Papel de la juventud en la creación de una nueva sociedad.

El papel de la juventud en la creación de una nueva sociedad

“Nunca podrá haber pueblo más pobre, que aquel que no tiene esperanza, porque un pueblo sin esperanza es como un enfermo terminal”

Honorables miembros del jurado calificador, distinguidas personalidades que integran la mesa de honor, compañeros alumnos, publico en general, mi nombre es Gustavo Ángel Bautista Flores y pertenezco orgullosamente al CBTa No. 160 de Tampamolón corona, para mi es un honor participar en este certamen de oratoria con el tema, el papel de la juventud en la creación de una nueva sociedad.

Jóvenes, de pronto parezca atrevida dirigirles unas palabras que contengan propuestas, en tanto pueden ser consideradas por ustedes como violatorias de lo que son o piensen que ellas desconozca su propia naturaleza.

Pero mis palabras, son producto de profundas reflexiones que he venido haciendo, en la medida de que nunca he abandonado la esquina de la que hago, parte como espacio de socialización y aprendizaje fundamental que me permiten interactuar, construir bajo las circunstancias de aquellos momentos muchos de los elementos que constituyen la visión de la vida que tengo.

El mundo de hoy se nos presenta con un grado de complejidad y diversidad imposible de comprender de inmediato, de manera simultánea se expresa el alto grado de desarrollo científico, la simplificación del esfuerzo humano a través del uso de la tecnología, la aparente facilidad de enfrentar la cotidianidad desde la fortaleza individual, los altos índices de miseria y de insatisfacción cada día mayores los altos niveles de pobreza e indigencia de un alto porcentaje de la población mundial.

En fin un conjunto de posibilidades que se entrecruzan apareciendo como normales, lógicas y necesarias, cuya manifestación limita hondamente la comprensión de la naturaleza o razón de ser, a partir de las propuestas cognoscitivas, valorativas y volitivas que esta misma sociedad hace actualmente en donde predomina la búsqueda de lo superficial como lo fundamental.

Asumiendo lo concreto solo como lo tangible en lo inmediato.

Enfrentar lo expuesto exige la necesidad de pensar más detenidamente, de reflexionar de desarrollar una mayor capacidad de descernimiento en tanto la vida a pesar de parecer más fácil se torna mas complicada.

Aunque los medios masivos de comunicación como la televisión, la radio, el internet, las revistas, nos muestran de manera muy simple la realización de muchos de nuestros actos y nos faciliten la toma de decisiones, y la consecuencia de ello son menos previsibles, en la medida de que posiblemente estén presos de la misma felicidad, del mismo gozo que sienten, productos de lo que logran seducidos por los mensajes que abierta y sutilmente lanza a esta sociedad de consumo, para que nos hagamos a los artículos y modos de vivir que ella, creándonos nuevas necesidades y alejándonos de la que verdaderamente tenemos.

La juventud de una nación mas allá de la edad histórica y de la composición de la pirámide poblacional la determina una vitalidad de sueños, su capacidad de fe en el presente, cuando o como en nuestro país la mayoría de los habitantes son jóvenes, los signos de envejecimiento se vuelve mas preocupantes y no revelan dos cosas la incapacidad de los adultos para rejuvenecer sus ideas y actuaciones y lo que es peor la indiferencia de los jóvenes ante lo que acontece y su ausencia en el escenario histórico de nuestra patria.

No me refiero ala juventud organizativa de los diferentes partidos que actúan principalmente en base al mensaje que elaboran los cúpulas formados por adultos, sino a esa fuerza vital que llevan consigo las diversas generaciones y que deben por su vigor y su número marca ciertos valores y formas de ver al mundo y la vida.

En México hace falta más presencia de la juventud como fuerza vital y como corriente histórica somos los jóvenes que tenemos mas posibilidades de salvar los obstáculos que han resultado inconmensurables para los adultos tenemos una mejor posición para hacer posible el entendimiento que impiden los adultos aprisionados por pasiones y ambiciones.

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