El Peligro De Contar Una Sola Historia.

En un viaje reciente a los Estados Unidos de Norteamérica, a un amigo, que recién le habían presentado algunas personas en una fiesta, le hicieron con la mayor seriedad posible, una de las preguntas más absurdas que podría hacer un ser humano que se jacte de vivir en ese país de primer orden, en este mundo globalizado y en pleno siglo XXI. La pregunta fue planteada así: “Tu que vienes de México, siempre he querido saber…En México, ¿hay ciudades?...”

La anécdota anterior, no es ficción. Pero pareciera por la expresión que muchos dibujamos en la cara cuando la escuchamos. Y nos preguntamos ¿Es posible que alguien en nuestro país vecino no tenga idea que en México hay grandes ciudades? ¿Es posible que alguien no sepa por ejemplo que la Ciudad de México es una de las ciudades más grandes del mundo?

Cuenta mi amigo que se impresionó al ver cómo esa gente en esa fiesta sentía lástima por él incluso antes de conocerlo. La posición que ellos tomaron por omisión ante él, como mexicano, fue de una lástima condescendiente. Tristemente, esa gente conocía solo una historia de México, una sola historia de pobreza, de ambientes rurales y marginación. Y en esta sola historia no había posibilidad de que mi amigo, un mexicano, se pareciera a ellos en ninguna forma. No había posibilidad de que ellos tuvieran sentimientos más complejos por un mexicano más que lástima; por lo tanto cancelaban también la posibilidad de una conexión como iguales, como humanos.

En este punto debo decir que entiendo la reacción de estas personas, porque viviendo aquí en México he tenido por muchos años la impresión, gracias a la única historia que cuentan los mexicanos que han vivido allá y regresan, que aquel es un país de ensueño, al que hay que ir para prácticamente “barrer el dinero”, comprar con él lujos y comodidades, y regresar a tu tierra con el auto más impresionante, las mejores ropas y vistosas joyas. Pero esa es solo una historia que no refleja la realidad total porque no cuenta la discriminación, el hacinamiento y los malos tratos a los que se enfrentan los inmigrantes.

Si me haya quedado con una sola historia, quizás hoy no estaría frente a ustedes representando a mi escuela, porque habría caído en la trampa, y a mi corta edad estaría allá intentando, como muchos de mis amigos, lograr un sueño ajeno, un sueño que no me corresponde.

Lo que si me corresponde es hablar y considerar la opinión que muchas personas en el mundo pueden tener de naciones como la nuestra y de su gente. Opiniones regadas con el agua de una sola historia. Ahora entiendo porque a uno de mis tíos, que habiendo estudiado inglés en una secundaria aquí en nuestro país, emigró al mencionado país vecino, donde un compañero en el trabajo, americano por cierto, comentó que mi tío no era mexicano, porque era alto, de piel blanca y educado, y en ese sentido se parecía más a los americanos.

Dice

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