El Peso Ciudadano

Nos encontramos frente a un país indigno, donde ser de clase media hacia abajo es casi una condena sin derecho a abogado ni a un juicio justo. Un país que se viste de lujo para aparentar una grandeza inexistente frente a sus similares, pero de una ignorancia, intolerancia y sordera tremenda a la hora de enfrentar las reales necesidades. Una lástima, una real vergüenza mientras suma y suma TLC, multinacionales y los pasos agigantados en vías de desarrollo al compás de ciudadanos que aún esperan reconstrucciones sociales post terremoto; una educación real alejada del lucro que termina entregando una vida de deudas, con una herencia de un pensar social temeroso a seguir sendas de conocimiento y una salud indigna, donde enfermarse es una suerte de ruleta rusa.

No señores, yo no quiero un país así: manejado, decidido y utilizado por un puñado de hombres que mientras nosotros apiñados cruzamos Santiago cada día para ir a trabajar, ellos se desplazan en vehículos estatales con chofer incluido. No es justo que sigan aumentando el pasaje del Transantiago, sin piedad, mientras estos señores hacen alarde por otorgar un sueldo semidigno a los obreros que mueven el país.

¿Hasta cuando aguantamos vivir en un país a medias, con profundo olor a miseria y desigualdad? Basta, solo valentía y tenacidad. Somos la generación que confronta sus propias falencias ante un paisaje gris, falso y encapsulado. Somos la generación que le tocó exigir cambios radicales en todo sentido, en todo ámbito. Por tanto todos a la calle, todos con los pies firmes en el pavimento; pancarta en mano, mirada al frente. No se quede con las ideas y pensamientos en mente, menos con los ideales encerrados; deles alas, vida propia, decisión de cambio...no sea espectador cuando como protagonista generará una historia mas potente en nuestro país.

200 años, un golpe militar, desaparecidos, desastres naturales y una gran riqueza natural no nos han servido de nada para sacar el ideal de país. Porque un país no es su presidente hablando por cadena nacional, obligando al pueblo a escucharlo cuando nadie nos escucha. Somos un país señores, actuemos como tal, llevemos a todos los rincones las ganancias, los avances, los frutos...dejemos de dar prioridad a una región o dos, si cuando tocan elecciones se dan el trabajo de visitar hasta el lugar más recóndito de esta tierra...exijamos presencia.

Exija lo suyo no se quede con promesas como pompas de jabón, ni comentando entre dientes. Demuestre su descontento o alegría, por avances o retrocesos. Mire sus necesidades de frente, sea capaz de analizarlos sin temor y buscar soluciones a cualquier nivel. Recuerde que usted es parte de un país, y la más importante, puesto que su voto trasciende en el tiempo y en la historia, por tanto cada vez que se encuentre con lápiz grafito en mano a punto de marcar su opción piense bien que esa pequeña "rayita"

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