El Principito
Enviado por Clausdia • 20 de Mayo de 2014 • 1.569 Palabras (7 Páginas) • 269 Visitas
El principito, una metáfora sobre la amistad, el amor y la vida misma.
El principito es de esos libros (Mal llamado infantiles) que están destinados para todo lector, sin importar su edad. Incluso creo que se aprecia más este libro durante la adolescencia y la adultos que en la niñez donde resulta ser lectura obligada en muchos colegios (Muchas veces la lectura obligada de un libro resulta ser el comienzo de la No-lectura) Sucede entonces algo que no me gusta; se lee este libro a los 10 años y después nunca más, a pesar de que este libro gracias a su lenguaje sencillo y su corta extensión este claramente destinado a no ser leído solo una vez en la vida. Y es aquí donde entra en juego la magia del libro: Cada vez que se lee y se reflexiona en torno a este aprendemos cosas nuevas.
El principito desde su dedicatoria plantea como temática principal la pugna entre la niñez y la adultez. Cuando se es mayor y se lee este libro es imposible no añorar esa época lejana donde éramos felices con pequeñas cosas e inocentes ante la vida. Nos damos cuenta que a medida que crecemos inexorablemente nos volvemos incapaces de ver más allá de lo limitada que se vuelve nuestra visión de las cosas, y así lo que realmente es una boa digiriendo una serpiente, para los adultos solo puede ser un sombrero.
El libro nos habla incluso como se abandonan los sueños en la medida que se crece y lo único que se vuelve importante son la ciencia y los números, ya no vale la pena dibujar, sino, que debemos esforzarnos por ser los mejores en la aritmética, la gramática o la geografía, como si de eso dependiera la vida, como si eso fuera vivir de verdad.
Una vez que el principito comienza su viaje por el universo visitante diversos planetas, se encuentra con aquello que no puede comprender dada su condición pura e inocente de niño: La vida adulta y sus vicios que tarde o temprano se apoderan de nuestras vidas, Un rey (Representación del deseo de poder de los hombres) que creía reinar sobre todo sin darse cuenta que nadie le obedecía, una vanidoso, un borracho que paradójicamente debe para olvidar la vergüenza que le causa beber, un hombre que se cree dueño de las estrellas y pasa toda su vida contándolas un geógrafo y el farolero. Y en este último me detengo porque es justamente quien resulta ser menos absurdo a los ojos del principito por la labor que desarrolla:
"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor. Cuando apaga su farol, se duermen la flor o la estrella. Es una ocupación muy linda. Es verdaderamente útil porque es linda."
Cada capítulo anterior presenta una instancia de reflexión ¿Somos como el vanidoso? ¿Somos como el bebedor? ¿A veces creemos tener el control de todo sin saber que no poseemos nada como el rey?
Cuando el principito llega a la tierra se encuentra con la serpiente que termina por enseñarle una verdad que resulta siempre presente en nuestros días.
- ¿Dónde están los hombres? -prosiguió finalmente el principito. - Se está un poco solo en el desierto...
- Se está solo también con los hombres - dijo la serpiente.
En este capítulo además, el principito se pregunta si acaso las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya.
El zorro y la amistad.
Si vienes a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaría a ser feliz.
Es aquí donde el libro se vuelve estremecedor y donde además se revela la mayor enseñanza de todas. El principito descubre desilusionado al llegar a la tierra que existen cientos de rosas aparentemente iguales a la suya y se tiende a llorar. Nos encontramos en presencia de la pérdida del idealismo infantil.
Pero conocer al zorro lo hace volver a ser feliz. El zorro le dice que no puede jugar con él porque no está domesticado. ¿Qué significa domesticar? pregunta el principito - Es crear lazos responde el zorro. Y estamos frente a un hábito olvidado en nuestros tiempos donde las relaciones humanas verdaderas casi ya no existen.
Todavía no eres para mí más que un niño parecido a otros cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro parecido a otros cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo
Sólo se conoce lo que uno domestica - dijo el zorro.
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