El Puntero Izquierdo Mario Benedeti
Enviado por superwashi • 8 de Mayo de 2013 • 1.594 Palabras (7 Páginas) • 419 Visitas
MARIO BENEDETTI - PUNTERO IZQUIERDO
A Carlos Real de Azúa
Vos sabés las que se arman en cualquier cancha más allá de Propios. Y si no
acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana. Los años que
estuvo hinchándola desde el alambrado y, la fatalidad, justo esa tarde, no pudo
disparar por la uña encarnada. Y si no acordate de aquella canchita de mala
muerte, creo que la del Torricelli, donde le movieron el esqueleto al pobre
Cabeza, un negro de mano armada, puro pamento, que ese día le dio la j.oca de
escupir cuando ellos pasaban con la bandera. Y si no acordate de los menores de
Cuchilla Grande, que mandaron al nosocomio al back del Catamarca, y todo porque
le habían hecho al capitán de ellos la mejor i . ugada recia de la tarde. No es
que me arrepienta, ¿sabés? de estar aquí en el hospital, se lo podés decir con
todas las letras a la barra del Wilson. Pero para poder jugar más allá de
Propios hay que tenerlas bien puestas. ¿O qué te parece haber ganado aquella
final contra el Corrales, jugando nada menos que nueve contra once? Hace ya dos
años y me parece ver al Pampa, que todavía no había cometido el afane pero lo
estaba germinando, correrse por la punta y escupir el centro, justo a los
cuarenta y cuatro de la segunda etapa, y yo que la veo venir y la coloco tan al
ángulo que el golerito no la pudo ni pellizcar y ahí quedó despatarrado,
mandándose la parte porque los de Progreso le habían echado el ojo. ¿O qué te
parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo Yi, donde ellos
tenían el juez, los línema y una hinchada piojosa que te escupía hasta en los
minutos adicionados por suspensiones de juego, y eso cuando no entraban al fiel
y te gritaban: ¡Yi! ¡Y¡! ¡Yi! como si estuvieran llorando, pero refregándole de
paso el puño por la trompa? Y uno haciéndose el etcétera porque si no te
tapaban. Lo que yo digo es que así no podemos seguir. 0 somos amater o somos
profesional. Y si somos profesional que vengan los fasules. Aquí no es el
Estadio, con protección policial y con esos mamitas que se revuelcan en el área
sin que nadie los toque. Aquí si te hacen un penal no te despertás hasta el
jueves a más tardar. Lo que está bien. Pero no podés pretender que te maten y
después ni se acuerden de vos. Yo sé que para todos estuve horrible y no preciso
que me pongas esa cara de Rosigna y Moretti. Pero ni vos ni don Amílcar
entienden ni entenderán nunca lo que pasa. Claro, para ustedes es fácil ver la
cosa desde el alambrado. Pero hay que estar sobre el pastito, allí te olvidás de
todo, de las instrucciones del entrenador y de lo que te paga algún mafloso. Te
viene una cosa de adentro y tenés que llevar la redonda. Lo ves venir al jalva
con su carita de rompehueso y sin embargo no podés dejársela. Tenés que pasarlo,
tenés que pasarlo siempre, como si te estuvieran dirigiendo por control remoto.
Si te digo que yo sabía que esto no iba a resultar, pero don Amílcar que empieza
a inflar y todos los días a buscarme a la fábrica. Que yo era un puntero
izquierdo de condiciones, que era una lástima que ganara tan poco, y que cuando
perdiéramos la final él me iba arreglar el pase para el Everton. Ahora vos
calculá lo que representa un pase para el Everton, donde además de don Amílcar
que después de todo no es más que un cafisho de putas pobres, está nada menos
que el doctor Urrutia, que ése sí es Director de Ente Autónomo y ya colocó en
Talleres al entreala de ellos. Especialmente por la vieja, sabés, otra
seguridad, porque en la fábrica ya estoy viendo que en la próxima huelga me
dejan con dos manos atrás y una adelante. Y era pensando en esto que fui al café
Industria a hablar con don Amílcar. Te aseguro que me habló como un padre,
pensando, claro, que yo no iba a aceptar. A mí me daba risa tanta delicadeza.
Que si ganábamos nosotros iba a ascender un club demasiado díscolo, te juro que
dijo díscolo, y eso no convenía a los sagrados intereses del deporte nacional.
Que en cambio el Everton hacía dos años que ganaba el premio a la corrección
deportiva y era justo que ascendiera otro escalón. En la duda, atenti, pensé
para mi entretela. Entonces le dije el asunto es grave y el coso supo con quien
trataba. Me miró que parecía una lupa y yo le aguanté a pie firme y le repetí
que el asunto es grave. Ahí no tuvo más remedio que reírse y me hizo una bruta
guiñada y que era una barbaridad que una inteligencia como yo trabajase a lo
bestia en esa fábrica. Yo pensé te clavaste la foja y le hice una entradita
sobre
...