El Trabajo Es Un Organizador Social

El trabajo en la actualidad es un producto neoliberal

Desde 1980 el pensamiento económico adopta el neoliberalismo, señalando al trabajo humano como un producto cuyo precio, debe determinar el mercado, pues la regulación estatal es una barrera para el desarrollo económico y la generación de empleo. (Coriat, 1979)

Tal enfoque no cuenta con la asimetría dada en la relación empleador trabajador, la que el Estado busca corregir, para evitar que el trabajo sea utilizado como un simple factor de producción, abierto a las contingencias de una relación comercial.

Enfoque neoliberal: de labor a factor de producción

El predominante, busca la supresión de las normas sobre el trabajo asalariado, a las que se le atribuye la creación de rigidez que impide la capacidad de respuesta que debe tener la empresa para sobrevivir.

Funciona mediante un criterio cuantitativo, aprecia la rigidez de las normas(Friedman, 1982) según su número y complejidad, por ende, la sola existencia de normas supone un obstáculo para la utilización empresarial del recurso humano, atribuyéndole la creación de costos sociales que inhiben la contratación laboral.

Señala que la protección legal perjudica a los trabajadores, impidiendo que se ocupen al nivel de salarios y en las condiciones económicamente posibles en el mercado de trabajo en un momento dado, incluso bajo niveles aceptados como mínimos por la legislación laboral.

Opción que conduce a la ideología de la desregulación, que predica la inevitabilidad de la pérdida de derechos laborales y sociales para facilitar la eficiencia económica, como única forma plausible de obtener el máximo bienestar social.

Dicha visión no diferencia distintos tipos de rigidez para la adaptabilidad empresarial, sino que busca la eliminación normativa que fije el margen más amplio posible de libertad de acción empresarial.

Enfoque de la flexibilidad pactada: de la rigidez a la adaptación laboral

Otra forma de entender el cambio, alude a que la rigidez que padece la empresa es de diversa índole, requiriendo varios remedios. Arguye un criterio cualitativo para apreciar el rol de las normas sobre el trabajo, sopesando efectos y eficacia y no su cantidad o complejidad para determinar en qué grado ayudan o dificultan el desempeño empresarial.

En efecto, múltiples circunstancias demandan dinamismo a la empresa, lo que hace que la norma sea disfuncional o impeditiva para la operatividad es que no permita adaptaciones a las circunstancias.

Esta segunda opción invita a reflexionar sobre nuevas formas de establecer reglas en el trabajo asalariado. No se trata de eliminar normas sino de permitir que ellas operen adaptándose a ciertas circunstancias determinantes para el éxito y supervivencia de todos.

Las normas deben ser flexibles no, por ello, prestarse a la abrogación de derechos. Ampliar espacios de acuerdo colectivo,

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