¿El castigo físico cambia la conducta de los hijos?

¿El castigo físico cambia la conducta de los hijos?

En esta monografía se tratarán las consecuencias que dejan los castigos físicos en los niños, se verá el punto de vista del adulto a nivel internacional, se expondrán artículos y noticias relacionados con  el tema. También se mostrará la evolución del castigo físico a lo largo de la historia.

Los castigos físicos normalmente son golpes con las manos, pies o algún objeto. Se lo considera como una forma disciplina los jalones de orejas o del cabello. Este tipo de educación es aplicada en niños de todas las edades. Se puede observar una clara cuestión de dominio y sometimiento de una persona por sobre otra, cómo se va arrastrando la ignorancia y de cómo este método afecta a los niños a nivel psicológico y el desarrollo infantil del mismo.

Nos enfocaremos en las primeras prácticas de este tipo de castigo. Ellas fueron fuertemente notorias en países de Europa, la Antigua Grecia, Egipto, Roma, entre otros. Algunos eran reconocidos por sus resultados, como lo era el caso de Esparta, donde se utilizaba este método para desarrollar fuerza de voluntad y fuerza física. También en las escuelas de las iglesias de la época medieval se realizaban castigos físicos como método disciplinario. Es la misma Biblia, la que dice que Dios permite que se castigue a los niños físicamente (cultura hebrea) pero bajo ciertas circunstancias y condiciones, aunque solamente podía ser aplicada cuando era necesario.

El uso del castigo fue cambiando de propósito con el tiempo a partir del siglo XVI, pasando a ser un método disciplinario para corregir la conducta, marcar limites a la humillación y manipulación hacia los hijos, esclavos y ciudadanos, generando debate si era un método valido de educación. A mediados del siglo XVI, al ser utilizado en forma de humillación aprovecharon para que sea una forma de entretenimiento. Uno de los filósofos más influyentes de la época fue Locke, quien en su libro “Algunos pensamientos sobre la educación”  publicado en 1693 recopila una serie de cartas. Estas últimas consistían en distintos consejos sobre cómo educar  a los niños y cuál de ellos es el método más efectivo. El tema principal es la educación sobre una persona, con respecto a ello, él dice lo siguiente:

"Creo poder asegurar que de cien personas hay noventa que son lo que son, buenas o malas, útiles o inútiles a la sociedad, debido a la educación que han recibido"^[1]

Con ello quiere decir que la educación es el motor del desarrollo humano y también plantea que la mente del mismo es como una tabla rasa, refiriéndose a la tesis epistemología (rama filosófica) que establecía que cada individuo nace con la mente vacía, por lo tanto el ser humano va acumulando conocimientos y adquiriendo habilidades a través percepciones sensoriales y experiencias vividas. Pero Locke creía en los talentos y habilidades naturales, por ello advierte a los padres que estén atentos a esas habilidades, para que les proporcionen a los niños actividades necesarias para su mejor desarrollo de esa habilidad. El siguiente tema que aborda el libro utiliza una frase célebre del poeta latino Juvenal “Mens sana in corpore sano” que significa mente sana, cuerpo sano en latín. Él rechaza completamente la violencia, es por eso que propone un sistema de estima y vergüenza, consiste que tanto el niño como el padre deben elogiar al otro por sus virtudes o logros, también deben ser criticado cuando hace algo mal. Con este sistema se crea el deseo de la aprobación por los demás. Aunque tenga este sistema algunas fallas, es más sano y civilizado que el anterior. Estos principios tienen una gran influencia en Gran Bretaña durante los siglos XVII y XIX. Gracias a esto el castigo fue menos utilizado aunque no fue erradicado completamente. Afortunadamente, en la actualidad, el castigo es mal visto y está legalmente prohibido en un 12% de los países del mundo.  

Dejando a un lado Europa, veamos que opinan sobre esto algunos países de América:

“La mayoría de los nicaragüenses se muestra a favor del castigo físico a los niños como una forma de corregirlos, pero además cree que hacerlo es un acto de amor para educarlos, de acuerdo con una encuesta (…)

 Un 18.2% de los entrevistados considera que el castigo es un maltrato (..)

M & R Consultores revela que para el 79%  de los encuestados castigar físicamente a los niños es un maltrato cuando lo hacen los maestros, aunque un 19.6% cree que sirve para corregirlo.

“Lo que demuestran estos datos es que está bien arraigada la creencia de que una de las formas de corregir a los hijos es el castigo físico y que los padres lo hacen porque los quieren, porque quieren lo mejor para ellos”^[2]

En base a esto se puede ver reflejada las consecuencias que la ignorancia deja en los niños. La mayoría de los adultos se justifican diciendo “Mis padres hacían lo mismo, hasta peor”. Pero no se puede considerar como justificativo de sus acciones, repitiendo los mismos pasos o malos hábitos ya que no es sano. Según datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), una cuarta parte de los adultos manifiestan haber sufrido maltrato físico en la infancia.

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