El muchacho que hablaba con los defines

Plantel 27 “Rodolfo Mojaras Buelna”

Caldo de pollo para el alma de los adolescentes

Elaborada por: Adrián García

Grupo: 106 turnos: matutino

Asignatura de informática 1

Culiacán rosales Sinaloa,

El muchacho que hablaba con los defines

De lo que obtenemos podemos hacer una manera de ganarnos la vida; sin embargo, lo que damos hace una vida.

De lo que obtenemos podemos hacer una manera de ganarnos la vida; lo que damos hace una vida. Empezó como un rugido profundo, que destrozo el silencio previo al amanecer. En cosas de minutos, esa mañana de enero de 1994, la zona de , los Ángeles estaba entre las garras de uno de los terremotos mas destructores de su historia. En el parque de diversiones six flags magic mountain, poco mas de 30 kilómetros al norte de la cuidad, tres delfines se encontraban solo con su terror. Nadaban desesperados en círculos mientras pesados pilares de concreto Caín alrededor de su piscina y tejas de techo se estrellaban contra el agua. Cuarenta millas al sur, Jeff siegel , de 26 años, salió expulsado de su cama con un porrazo estremecedor. Después de arrastrarse hasta la ventana, Jeff miro la cuidad convulsionada y pensó en las criaturas que le importaban mas que nada en el mundo. Tengo que llegar hasta los delfines, se dijo a símismo. Ellos me salvaron, y ahora yo tengo que salvarlos. Para quienes conocían a Jeff desde niño, no había héroe másinverosímil. Jeff siegel fue un niño hiperactivo, parcialmente sordo y sin coordinación normal.

Como no oía las palabras con claridad, padecía un grave impedimento del lenguaje que hacia casi imposible el que los demás lo entendieran. En preescolar, los demás niños ridiculizaban al pequeño de cabellos color arena y lo llamaban “retardado”. Incluso su hogar no era un refugio: la mama de Jeff no estaba preparada para lidiar con los problemas de su hijo. Educada en un hogar rígido y autoritario, era demasiado estricta y solía enojarse por las diferencias de su hijo.

Lo único que quería era que su hijo se adaptara. Su padre , oficial de policía en su comunidad de clase media de Torrance, en los Ángeles , hacia trabajos extra para salir adelante , por lo que solía ausentarse 16 horas al día. Angustiado y temeroso el primero día de jardín de niños, el pequeño Jeff de cinco años salto la cerca del patio de la escuela y corrió a casa. Furiosa, su madre lo arrastro de regreso a la escuela y lo obligo a disculparse con la maestra. La clase entera alcanzo a escuchar . al salir de su boca las palabras, apenas compañeros de clase. Para defenderse del mundo hostil, Jeff se resguardaban en rincones aislados del patio de juego : en casa se escondía en su recamara y soñaba con un lujar donde se sintiera aceptado.

Entonces un día, a los nuevo años , Jeff fue con su grupo de cuarto grado al marinead de los Ángeles . en el espectáculo de los delfines se sintió extasiado por la energía y desbordante amistad de los hermosos animales por la energía y desbordante amistad de los hermosos animales. Parecía que le sonreían directamente a el, algo que mui y rara inmóvil, inundado de emoción, y con un gran anhelo de quedar ser.

Al terminar el año escolar, los maestros de Jeff lo catalogaron como emocionalmente desequilibrado e incapacitado para el estudio ; pero las pruebas del centro Sweater para niños impedidos mostraban que Jeff era de normal a brillante, aunque tan dominado por la angustia que en su puntuación de la prueba de matemáticas apareció en los limites de “retrasado”. Se le transfirió de la escuela pública al centro. Durante los siguientes dos años logro vivir con menos angustia y sus logros académicos mejoraron de manera extraordinaria.

Para el séptimo grado regreso, de mala gana a la escuela publica. Las pruebas mostraban ahora que su I. Q. estaban en los 130s, el terreno de los “dotados”. Y los años de terapia había mejorando su dicción; sin embargo, para sus de compañeros de clase Jeff seguía siendo el blanco de todas sus burlas.El séptimo grado se iba desarrollando como el peor año de la vida de Jeff , hasta el día en que su padre lo llevo a sea World, en San Diego. Al instante que el muchacho vio a los delfines , le broto aquella misma alegría. Se quedo inmóvil al momento en que los elegantes mamíferos pasaron deslizándose frente a el.

Jeff trabajo con el fin de ganar dinero para comprar un pace anual al manireland mas cercano a su hogar . En su primera visita solo,se sentó en el borde alrededor de la piscina de los delfines;estos,acostumbrados a que los visiten les dieran de comer, se acercaron inmediatamente al asombrado muchacho. La primera llegada fue Grid Eye, la hembra dominante en la pisina.La delfín de 325 kilos se deslizo donde Jeff se encontraba sentado y permaneció inmóvil debajo de el. ¿Me dejara tocarlo? Sepregunto, y coloco la mano bajo del agua. Al acariciar la suave piel de la delfín,Grin Eye se acerco mas: fue un momento éxtasis puro para el muchacho.

Los sociales animales pronto se transformaron en los amigos que Jeff jamás habían tenido, y como el área de los delfines se encontraba aislado en el extremo de Manireland,Jeff a menudo se encontraba solo con las juguetonas criaturas.

Un día Shaky,una hembra joven,se deslizo hasta lasuperficie para colocar su cola en la mano de Jeff. Se detuvo. ¿Y ahora que?,se pregunto. De pronto,Shaky se sumergió unos 30 centímetros debajo de la superficie y jalo la mano y abrazo de Jeff bajo el agua.El se rio y tiro de regreso sin dejarla ir.La delfín volvió a hundírsela mas profundidad. Jeff tiro mas fuerte: era como un juego de estira y afloja.

Cuando sharky salió a la superficie respirar, el muchacho y al delfín se vieron cara a cara durante a un minuto: Jeff riendo y la delfín con el hocico abierto (como sonriendo).Entonces sharky nado en círculos y coloco su cola de nuevo en la mano de Jeff para empezar el juego una ves mas.

El muchacho y los animales de 150 a 400 kilos jugaban con regularidad este juego, en el que Jeff y los delfines competían alrededor de la piscina para tocar un punto predeterminado o para darse la mano y la aleta el uno al otro. Para Jeff, los juegos eran una conexión mágica que solo el compartía con los animales.

Aunque en verano se reunían grupos hasta 500 personas alrededor de la piscina, las sociables criaturas reconocían a su amiga y nadaban hacia el cada vez que agitaba su mano en el agua. La aceptación que los delfines mostraba por Jeff aumento su confianza en si mismo y poco a

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