El poeta Jalisco Gonzáles
Enviado por Josefina Martínez Godoy • 26 de Septiembre de 2015 • Ensayo • 510 Palabras (3 Páginas) • 467 Visitas
JALISCO UNA POESÍA QUE ENCANTA
Desde aquel girón de tierra esmeraldeña, desde ese lugar en donde dos hermosos ríos se funden en un abrazo eterno para dar vida al grandioso Esmeraldas, desde allá, desde Quinindé, cantón palmicultor, nos llega la magia que transmite la poesía de Jalisco.
Acercarse a Jalisco es descubrir a ese personaje, que transita por las calles de su pueblo, sin ningún “presprés”: humano, jovial “componedor” de versos; Actividad que realiza desde hace algunas décadas, sencillamente un ser humano extraordinario.
Y si de Recitales se trata, la voz de Jalisco resuena en el teatro, cautivando al auditorio que en cada presentación lo aplaude a raudales, y con su poesía termina convenciendo al más estricto de los espectadores.
Asomarse a la poesía de Jalisco es evocar nuestras raíces, es sentir la presencia de África ancestral y su influencia en los escritores afroesmeraldeños, es mirar por aquella ventana nuestra negritud a flor de piel, versos cargados de magia, color, calor, sabor a trópico y música de tambores.
Llegan sus poemas con la frescura de un lenguaje natural, ecológico, transformado en onomatopeyas, metáforas e imágenes, que ensayan diversidad de ritmos, y convocan al lector a dejarse llevar por el influjo de versos irregulares, libres de cierta atadura a los preceptos, sin embargo poseedores de armonía y musicalidad maravillosas, que aprisionan al más exigente de los leedores, lo que se demuestra en lo siguientes versos: “Escondidas en el chischís de mi/ cabeza/ traigo para que aprendan,/ la pócima y su receta:/ hígado de tamborero,/ sapo bamburé,/ busururumbú/ fu,fu,fu/ el soplo de la muerte,/ para el que a hierro mata,/ con brujería se muera/.”
Consigue recrear la memoria colectiva de los abuelos, conservada mediante la tradición oral y así mostrar su condición de hombre comprometido con su pueblo, va hilvanando uno a uno sus versos desde la cotidianidad, sin ninguna pose que raye en la pedantería.
Así, de uno de sus poema extraemos los siguientes versos: “Y fui encontrando/ las huellas digitales de mi gente:/ la cachimba de los abuelos/ repleta de cuentos/ yerba para todos los males,/ cigarros adivinos de la suerte,/ los misterios y los brujos/ surgieron de la nada a recibirme./ Toda la tradición oral/ que andaba por allí de boca en boca,/ estaba frente a mí,/ vigilándome la cara,/ Conversando conmigo sin tapujos/
La belleza en la poesía de Jalisco hay que entenderla en los efectos que produce en el lector, en el continente del signo lingüístico, en sus aspectos fonéticos y fonológicos, en las formas que adoptan las palabras en el lenguaje del autor, que al ser pronunciadas por Jalisco encantan, subyugan.
Indudablemente nos encontramos frente a la presencia de uno de los más connotados representantes de la lírica negrista en el Ecuador, cuya producción tiene que ser difundida entre las presentes y futuras generaciones y así preservar la identidad y los valores del pueblo afroecuatoriano..
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