El problema de la legalización del aborto

Dios nos dio el derecho de nacer a todos y cada uno, por esa razón se debe impedir los abortos, porque nadie es dueño de la vida de nadie, menos de un ser tan pequeñito; también se debería evitar ligamentos de trompas y la vasectomía, que eso no es obra del creador, sino de los hombres. Los seres humanos venimos de un esperma, que es la célula sexual que fecunda el óvulo femenino. Todos los que estamos, existimos porque nuestros padres decidieron continuar con la gestación de aquel embarazo que correspondió a cada uno de nuestros nacimientos. Es obvio que nuestros padres, no quisieron interrumpir la gestación, porque se hubiera transformado en un aborto, por esa razón, cualquier bebé, aún desde su concepción primera puede ser un futuro genio, un gobernante, un gran deportista, un excelente científico y tantas otras cosas que serán para el bien de la humanidad. Muchas personas dicen estar en contra del aborto, pero s

.Quien tenga la oportunidad de estudiar la conducta de un niño recién nacido y la cría de un monito, se dará cuenta que hay pocas diferencias entre el primero y el segundo. Viendo las cosas desde ese punto de vista, ¿no os parece más cruel matar a un animal ya desarrollado que a un niño de un par de días? En muchas ocasiones se aborta no por el simple deseo de hacerlo, los abortos pueden darse para salvarle la vida a la mujer embarazada, para evitar concebir un hijo que no se pueda mantener ni educar, para evitar el nacimiento de un niño con algún tipo de enfermedad congénita o cuando la salud de la mujer está en riesgo. Los países desarrollados tampoco se escapan a una situación similar, pues ¿para qué concebir a un ser enfermo, el cual jamás podrá lograr integrarse a una sociedad, que por su condición física y mental sería considerado un estorbo no sólo para la familia sino para la comunidad a la que le tocaría pertenecer y cuya esperanza de vida no sea la misma que la de los demás? El feto se considera asimilable al organismo materno y eliminable como un trozo sobrante. Parece que tener un hijo concerniese exclusivamente a la mujer. La realidad es que el óvulo fecundado o cigoto posee, reunidos en parejas, 23 cromosomas de la madre y 23 del padre. El ser fecundado es un individuo irrepetible, dotado de una estructura genética única, programada por el ADN, distinta a la de la madre.

Nadie se ha dado a sí mismo ni el cuerpo ni ningún componente de su ser. El padre y la madre son dueños del acto sexual, pero no del fruto de ese acto. Aunque jurídicamente la mujer sea dueña de su cuerpo, éste también es un núcleo de responsabilidades sociales, por ser el lugar en el que ha comenzado una nueva vida. Y esta vida nueva plantea derechos y responsabilidades. La responsabilidad que contraen la mujer y el hombre al engendrar no conlleva un derecho de condenar a muerte al hijo.

El nuevo ser depende de condiciones externas, ambientales y maternales; pero eso no añade

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