El profano a las puertas del templo
Enviado por Marcelo Aretxabala • 13 de Mayo de 2020 • Apuntes • 2.165 Palabras (9 Páginas) • 122 Visitas
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RESPETABLE LOGIA MANUEL DE LIMA N° 121[pic 1]
VALLE DE TEMUCO
TEMA:
EL PROFANO A LAS PUERTAS DEL TEMPLO
RELATOR
PABLO ALEJANDRO OÑATE RUMINOT
GRADO 1°
FECHA DE LECTURA: MARZO 12 DE 2020, e∴ v∴
Semblanza:
Pablo Alejandro Oñate Ruminot es hijo único de Juan Pablo Oñate y de Amina Ruminot. Nació en Temuco el 16 de junio de 1948. Cursó su Enseñanza Primaria y Secundaria hasta 5° año de Humanidades en el Instituto Claret de Temuco, finalizando el 6° año en el Liceo de Hombres N°1 de la misma ciudad. En el año 1966 ingresa a la carrera de Técnico en Administración Pública en el Centro Universitario Regional de la Universidad de Chile (hoy Universidad de la Frontera), titulándose el año 1969 e iniciando su actividad laboral en la misma institución como funcionario administrativo. En el mes de abril del año 1971 ingresa al Equipo Docente del Area Técnico Profesional del Instituto Superior de Comercio de Temuco (hoy Liceo Comercial T. Saavedra A.) en el que trabaja 44 años. El año 1972 hace uso de una beca a España para participar en el III Curso de Administración y Planeamiento Educacional. En el año 1978 participa en el III Curso de Educación de Adultos y Educación Extraescolar de la Juventud haciendo uso de una beca otorgada por la OEA en convenio con la Universidad Católica de Valparaíso y el C.P.E.I.P. El año 1983 se incorpora al equipo docente de INACAP en el que trabaja durante 30 años. En el año 1996 ingresa al equipo docente del Instituto de Estudios Bancarios Guillermo Subercaseaux en el que se desempeña durante 19 años. Cultiva como pasatiempos la pintura, la escritura y el turismo cultural, llegando a visitar 27 países. Actualmente se encuentra jubilado y a cargo del cuidado de su madre.
Referencias:
Libro dell Aprendiz
Páginas de internet
El hombre y sus símbolos / Carl G. Jung
A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
“ Todo lo nuestro que queda atrás es propiedad de la muerte “
INTRODUCCION
Las organizaciones nacieron cuando el animal humano, que nosotros (cubiertos con los ropajes de la arrogancia) llamamos primitivo, se dio cuenta que trabajando con los otros el resultado de sus esfuerzos era mejor. Se dio cuenta que había integrantes con habilidades y competencias distintas; estaba el que imitaba el sonido de los animales, el que poseía el ingenio creativo para diseñar las trampas y herramientas de caza, los que tenían más fuerza para llevar los animales a la tribu y aquellos con el resultado del ocio creativo manifestado en los collares de dientes y huesos, junto al trabajo y el curtido de las pieles; quizás si fue el primer esfuerzo de reciclaje con los desperdicios y que después se convirtieron en símbolos que indicaban la jerarquía de aquellos que se destacaban en sus áreas de competencia. Hubo un despertar interior. Creo que así fue el inicio de la organización humana y que evolucionó hasta lo que es hoy después de millones de años y quizás de varias humanidades anteriores a la nuestra.
Para que las organizaciones puedan desarrollarse, mantenerse y trascender en el tiempo necesitan de personas comprometidas con los objetivos que justifican su existencia y de las competencias, habilidades y conocimientos adecuados. Si no hay claridad acerca del propósito hacia el cual se deben orientar los esfuerzos individuales, la energía desplegada se pierde y como consecuencia no hay desarrollo y evolución, quizás una transformación.
Nuestra A. O. es una institución que lleva centurias en su estructura organizacional junto a los valiosos conocimientos que resguarda y que se orientan a la búsqueda de la verdad individual, que a mi modesto entender es consecuencia de la evolución de otras organizaciones en otros momentos del tiempo y de diferentes culturas y civilizaciones. Organizaciones que integraban personas que tenían un profundo conocimiento del sí mismo y de su relación con el todo, dando origen a un colectivo superior invisible. Creo que la M. es la heredera de ese conocimiento y de ese colectivo transversal a todas las grandes civilizaciones conocidas hasta ahora.
SELECCIÓN DE PARTICIPANTES
Es tarea difícil encontrar las piedras adecuadas para la construcción del templo en la enorme y alterada cantera social. Creemos encontrar un trozo de mármol y al poco andar nos damos cuenta que era simple arenisca que se diluyó en el aire. La búsqueda de hombres libres y de buenas costumbres, comprometidos con un perfeccionamiento permanente del sí mismo y del todo al que pertenece no es tan sencillo en un mundo profano turbulento y alienante junto al tráfico de intereses mezquinos y miserables.
Las motivaciones que llevan a un compromiso con un fin superior y más amplio generan una fuerza que implica un aporte a las corrientes de energía orientadas a mejorar la interacción entre los individuos. La consecuencia es distinta, cuando por alcanzar un fin mediático, se atropella la dignidad del otro o de los otros con el gesto, la palabra y la actitud, generando una fuerza que minimiza la conciencia y que nada positivo aportan al crecimiento y desarrollo personal. El cultivo del engaño, la hipocresía, la envidia, la ira y todas las bajezas del alma humana, contaminan el entorno social inmediato y su irradiación hacia el resto del sistema, en el espacio y en el tiempo con resultados nefastos.
Los seres humanos somos complejos, somos complicados, somos difíciles. No somos perfectos, pero sí perfectibles, y el esfuerzo desplegado en el camino se observa en el largo plazo. Llegar a ser una persona creíble y una persona confiable. Algo difícil de lograr cuando se está inserto en la cultura de las apariencias en la que predomina la forma, el estilo, la marca, las cosas y bienes que respaldan mucho más allá de lo necesario para la sobrevivencia. Ser paciente para luchar contra el miedo, cultivar la fortaleza interior para despertar y hacer crecer las fuerzas positivas. La necesidad de cultivar un pensamiento limpio y que se logra con la educación de uno mismo. La generación de ideas claras que se traducen en gestos, palabras y actitudes positivas en las que está presente ese aporte invisible hacia el entorno en que el individuo se desenvuelve, promoviendo así la evolución de si mismo, del medio al que pertenece y como consecuencia final el de la sociedad. Quizás, no somos más que un insignificante grano de arena, pero esa partícula es necesaria para la construcción de un templo indestructible y eterno.
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