El punto final del deseo de libertad

El punto final del deseo de libertad

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida.  

Miguel de Cervantes (1547-1616) Escritor español.

El hombre posee en si la facultad de elegir, puede, basado en la valoración que hace  de circunstancias, hechos e ideas, escoger y apropiarse o beneficiarse del mundo material en el que se encuentra, el hombre desde su origen natural trae consigo lo que para muchos es la carga del libre pensar y decidir, la pesada cruz del concebirse a si mimo como un ser capaz de dirigir su existencia y no condicionarse al camino fijo marcado por sus principios instintivos. Nos separamos de los demás seres vivientes por la capacidad de pensar de manera lógica y coherente cada uno de nuestros actos (no dejando a un lado que aun en muchas situaciones seguimos siendo bestias sin control) mientras estos continúan desarrollando su existencia basados en la monotonía y seguridad de sus instintos.  Sin embargo y a pesar de pensarnos diferentes a causa de nuestra libertad aun debemos analizar qué tan libres somos en esencia y cuanto hemos desarrollado dicha libertad en pro del beneficio colectivo o individual.

Decía el escritor y filósofo francés Jean Paul Sartre que el hombre nace libre, responsable y sin excusas, esta frase lleva consigo la esencia de la elección y nos permite dilucidar acerca de cómo ejercemos nuestra libertad. Primero que todo  supongamos que se está  parado en frente de dos caminos y que uno de estos lleva a la tranquilidad y a la armonía interior, el otro simplemente es la continuidad de la desgracia y la frustración humana; en un circunstancia como esas debemos valorar cual de los dos caminos es el más conveniente, y partiendo de dicha valoración justificar la elección que se haga, convirtiéndose luego de tomar una decisión en el único responsable de las consecuencias que esta tenga.

Es la responsabilidad la mayor culpable de que en la sociedad actual la libertad sea entregada a cambio de tranquilidad que surge de la sumisión y la renuncia de sí mismo, el hombre no fue capaz de soportar lo que es mostrarse responsable y llevar consigo dicha responsabilidad. La raza humana se ha  mostrado horrorizada delante de la herramienta que le hubiera permitido alcanzar un pleno incremento de todas y cada una de sus potencialidades. Pretendemos ser felices a costa de vaciar nuestras mentes, caminando al ritmo de las órdenes impartidas pos los dominadores de conciencias  que tomando como arquetipo a Voltaire proclaman en voz alta la libertad de pensamiento, pero dando muerte a todos aquellos que no piensen como lo estipulan.

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