El tema de la sexualidad

Sexualidad

El tema de la sexualidad está siendo objeto de debates, de opiniones, de discursos, en los que últimamente predomina la visión liberal. Por ello se da la necesidad de replantear la sexualidad ubicándola en la naturaleza del ser humano y como parte fundamental del desarrollo personal porque es cuestión de salud social, pues las consecuencias de ejercer irresponsablemente conductas que obedecen al impulso sexual las están padeciendo los jóvenes bajo una dualidad contradictoria injusta, en la que por un lado la sexualidad está basada en los conceptos mal entendidos de libertad, amor, sexo, entrega; y por otro lado la juventud se enfrenta a los juicios sociales cuando hace caso de actuar con promiscuidad, y que por lo general ya es tarde para reparar los daños o volver atrás. La vida sexual requiere ser sacada de espejismos para que la moralidad no caiga en la doble cara.

La información sobre la sexualidad, ya sea proveniente de las instituciones educativas, los medios de comunicación y de la misma familia, ha sido despojada de la ética sexual. La tambaleante formación en la educación sexual, hace que los jóvenes basen sus decisiones en el liberalismo. Las relaciones humanas se regulan bajo los criterios que resultan de las experiencias sexuales, esto hace muy necesario ayudar a los jóvenes a desarrollar desde su infancia una adecuada feminidad o masculinidad ejercitando su verdadera libertad desde el manejo firme de la volición.

La importancia de una educación sexual debiera estar orientada a afirmar la ética sexual como un blindaje moral, el cual debe estar muy bien equilibrado para que la sexualidad ni sea vista como algo sucio que negar ni tampoco que promueva la falta de pudor, sino que alcance el objetivo de fundamentar una verdadera educación sexual.

Las ideas antes expuestas se expresan como resultado de un adecuado entendimiento de la intimidad en la belleza sana de la recreación sexual que muy pocas veces es explicada, la mayoría de las veces estorba perniciosamente la mentalidad hedonista, este es el tropiezo de la juventud actual. La naturaleza humana está programada para disfrutar el goce sexual, el problema es que las personas ya no se quieren comprometer. Yepes Stork ofrece un planteamiento al que se puede recurrir para defenderse de quienes critican el estado conyugal como condición esclavizante que le quita el encanto a la sexualidad, mientras que una sexualidad vivida responsablemente trae consigo la realización de la pareja, porque no se limita al acto sexual. Yepes Stork explica muy bien como el elemento del compromiso es vital para el matrimonio, este último es a su vez la condición para que, la vida sexual se construya satisfactoriamente en un ambiente verdaderamente seguro. Dentro de la educación sexual habría que incluir la actitud de compromiso, para que el joven lo use como uno de los parámetros que le señalen la entrega a favor del bienestar y de la felicidad en las relaciones de noviazgo. Yepes Stork también tiene la precaución de aclarar que el compromiso no se limita ni debe entenderse sólo en términos jurídicos, si bien, el acto social de la boda es el anuncio público de un compromiso matrimonial contraído, la vida conyugal marca una dinámica de vínculo, entendida como el sentido de posesión de la otra persona, de ahí el nombre que reciben los que integran la unión: esposo, esposo, mujer, marido. Cada uno sabe que le pertenece al otro y el otro a él o ella, esta relación se explica por la disposición basada en el amor, de deberse el uno al otro, se trata de una verdadera entrega en una oposición franca al sexo libre egoísta que solo busca la satisfacción del placer. La juventud necesita comprender que este tipo de entrega requiere del abandono total en el gesto conocido como acto sexual, esto es así, por la manifestación amplia de los sentimientos, la actitud de compartir los afectos, de llevar a cabo un diálogo cuerpo a cuerpo con la presencia del amor. Lo anterior no son términos románticos, sino los rasgos que han sido sustituídos por puros patrones instintivos bien ejemplificados en las letras de las canciones de reggaetón. Si bien es cierto que se ha glorificado a la relación sexual cómo se afirma en alguna parte de las lecturas, no se hacen de lado las dificultades propias en la experiencia sexual que la pareja tiene que superar. Se trata de una sexualidad apegada a los ajustes en aras del propio bienestar. Las dificultades se superan cuando el amor se impone, el amor hace surgir la voluntad y el compromiso, el querer y el hacer, donde el uno se debe al otro. La masculinidad o la feminidad ponen en acción las cualidades que dentro de un marco de complementariedad permite resolver creativamente las dificultades en la vivencia sexual. Erik Erickson ejemplificaba como aquella actitud optimista que alivia la tensión emocional o hasta permite la broma si no se llega al estándar sexual exigido más por una sociedad obsesionada que por las exigencias reales entre la pareja.

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