Elecciones EUA 2016.

U.S. Elections and the Media

Los medios de comunicación cumplen una labor determinante en la sociedad: informar (o desinformar) a la población. Cabe recordar que esta función es tan relevante, que se asocia al cuarto poder político (junto al ejecutivo, legislativo y judicial).

El papel político de los noticieros va mucho más allá de presentar “facts” y/o emitir opiniones, ya que muchas veces establecen la agenda pública en el corto o mediano plazo. Por esta razón, dependiendo la corriente ideológica del informante y el medio de comunicación, el contenido que se nos presenta esta sesgado de una u otra forma. La lógica es muy simple: aprovechar el “confirmation bias” de los consumidores para mantener cautivo el mercado de lectores, radioescuchas o televidentes que demandan la información.

Los medios de comunicación engranden o critican las obras, los programas y las acciones gubernamentales; amplían o minimizan los problemas económicos y sociales, además de re direccionar la atención de la sociedad de acuerdo a su agenda. Asimismo, tienen la capacidad de mitigar o sobrevalorar los aciertos y errores de algún político; es decir, los medios de comunicación tienen el poder para ampliar o destruir la carrera política de (casi) cualquier funcionario.

Lo anterior expone una relación de codependencia entre políticos y medios de comunicación, la cual (idealmente) debería basarse en respeto y tolerancia, pero sobre todo en la responsabilidad social que comparten por difundir información fidedigna y transparente. Desafortunadamente la realidad es otra, ya que la agenda se determina a través de negociaciones que velan por el poder político y económico de individuos o instituciones.

En mi opinión, es indispensable que no existan conflictos de interés entre los distintos niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) y los medios de comunicación; es decir, debe existir autonomía mediática, financiera, ideológica y de acción entre el gobierno y los medios. Esto ayudaría a crear un sistema más eficiente de pesos y contrapesos entre los distintos poderes políticos y los medios de comunicación.

Por su parte, la sociedad juega un papel fundamental en esta ecuación, pues es la encargada de ratificar o rechazar las acciones de políticos (a través del voto y la reelección) y los medios de comunicación (mediante su uso/preferencia). Por lo tanto, si un ciudadano se percata que ha sido víctima de la desinformación, engaños o falacias por parte de un medio de comunicación, tiene la responsabilidad moral de no conformarse. Esto puede expresarse a través de las redes sociales de los medios de comunicación y/o sustituyendo su fuente de información.

Por otro lado, no considero que exista algún “tipo” específico de medio de comunicación que requiera México u otro país del mundo, ya que la competencia y diversidad en el mercado de la comunicación es la forma más eficiente de combatir el engaño y la desinformación. Sin embargo, así como es responsabilidad de los noticieros proveer información relevante y veraz, es indispensable que la sociedad asuma un papel más proactivo en la agenda pública, mejore su memoria de largo plazo y demande un mejor contenido informativo.

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