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Enviado por   •  18 de Septiembre de 2013  •  372 Palabras (2 Páginas)  •  259 Visitas

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“El Papel del Trabajo en la Transformación del Mono en Hombre”

[1]

.

Federico Engels

Tomado de: Obras Escogidas de Carlos Marx y Federico

Engels en Tres Tomos, Editorial Progreso, Moscú,

1981,Tomo 3, pp. 66-79.

El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía

política. Lo es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los

materiales que él convierte en riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que

eso. Es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en

tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al

propio hombre.

Hace muchos centenares de miles de años, en una época, aún no

establecida definitivamente, de aquel período del desarrollo de la Tierra que

los geólogos denominan terciario, probablemente a fines de este período, vivía

en algún lugar de la zona tropical — quizás en un extenso continente hoy

desaparecido en las profundidades del Océano Indico— una raza de monos

antropomorfos extraordinariamente desarrollada. Darwin nos ha dado una

descripción aproximada de estos antepasados nuestros. Estaban totalmente

cubiertos de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, vivían en los árboles y

formaban manadas [¨2].

Es de suponer que como consecuencia directa de su género de vida, por

el que las manos, al trepar, tenían que desempeñar funciones distintas a las

de los pies, estos monos se fueron acostumbrando a prescindir de ellas al

caminar por el suelo y empezaron a adoptar más y más una posición erecta.

Fue el paso decisivo para el tránsito del mono al hombre.

Todos los monos antropomorfos que existen hoy día pueden

permanecer en posición erecta y caminar apoyándose únicamente en sus pies;

pero lo hacen sólo en caso de extrema necesidad y, además, con suma

torpeza. Caminan habitualmente en actitud semierecta, y su marcha incluye

el uso de las manos. La mayoría de estos monos apoyan en el suelo los

nudillos y, encogiendo las piernas, hacen avanzar el cuerpo por entre sus

largos brazos, como un cojo que camina con muletas. En general, aún hoy

podemos observar entre los monos todas las formas de transición entre la

marcha a cuatro patas y la marcha en posición erecta. Pero para ninguno de

ellos ésta última ha pasado de ser un recurso circunstancial.

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