Enfermadades Bacterianas
Enviado por norrberrto • 11 de Abril de 2014 • 1.943 Palabras (8 Páginas) • 257 Visitas
ENFERMEDADES BACTERIANAS
En la lucha contra este tipo de enfermedades la introducción de los antibióticos se ha constituido en un factor decisivo. En muchas enfermedades bacterianas, como la tuberculosis, la meningitis y la fiebre tifoidea, se ha advertido una notable disminución de la frecuencia y la mortalidad, pero en otras, como la difteria, la tos convulsiva y el tétanos, el tratamiento más eficaz son las medidas preventivas.
En este apartado describiremos algunas de las más conocidas enfermedades bacterianas.
Leptospira
Leptospirosis
Es una enfermedad producida por la bacteria Leptospira y el contagio se produce por zoonosis: de los animales (ratas, gatos, perros) al hombre.
Se produce esta enfermedad por la Lectospira icterohaemorrhagiae, que mide 6 a 10 micras de longitud. Crece con bastante facilidad en terrenos constituidos por suero cubierto de aceite de vaselina, en un ambiente cuya temperatura oscila entre limites muy amplios (entre 10º y 40º C, siendo los 30º C la temperatura óptima) y ligeramente alcalino (pH 7,4).
Es patógena para la rata, el perro y, sobre todo, para la cobaya, utilizada en el diagnóstico biológico de la enfermedad.
Epidemiología
Es una enfermedad cosmopolita que se conoce en todas las latitudes. Entre las causas predisponentes tienen notable importancia las ambientales, ya que el agente patógeno se adapta bastante bien al ambiente externo y también puede multiplicarse por el agua en los terrenos fangosos y húmedos. Por ello están particularmente expuestos a la infección todos aquellos que, por motivos profesionales, se encuentran en contacto con el agua en estado superficial, como los arroceros, los que trabajan en las cloacas, en cenagales, en las minas con alto índice de humedad o en las plantaciones tropicales.
La principal fuente de infección para el hombre la constituyen las ratas, que contraen infecciones crónicas y pueden infectarse fácilmente entre sí por contagio directo.
Vector peligroso.
La vía de ingreso en el organismo humano suele ser la mucosa, especialmente oral, y también la vía cutánea, a través de pequeñas soluciones de continuidad de la epidermis. La única vía de eliminación importante, desde el punto de vista epidemiológico, es la urinaria.
Síntomas
Después de un periodo de incubación de entre 8-10 días, la enfermedad se inicia con fiebre continua o remitente, acompañada de cefalalgia, mialgias y dolores en los huesos. Al cabo de 4-6 días, la fiebre disminuye y aparece la ictericia, acompañada de fenómenos hemorrágicos en correspondencia con la piel, con las mucosas y con los órganos internos.
El cuadro clínico se completa con una hepatosplenomegalia (aumento del tamaño del higado y del bazo) muy pronunciada por la aparición de albuminuria (albúmina en la orina), cilindruiria (cuerpos cilíndricos en la orina) y hematuria (sangre en la orina) que ponen de manifiesto la participación renal en el proceso morboso; además, pueden presentarse manifestaciones nerviosas y cardiorrespitatorias.
En los casos graves, la muerte sobreviene por coma y anuria (supresión de orina); con frecuencia la sintomatología se resuelva espontáneamente, con progresiva atenuación del cuadro clínico.
Vasculitis por leptospirosis.
Diagnóstico
Además de la utilidad que prestan los criterios clínicos y epidemiológicos, el diagnostico se basa en el examen investigador de la leptospira, que se efectúa en la sangre del enfermo durante la primera semana de enfermedad, y luego en la orina, ya que la eliminación del agente patógeno a través de esta ultima se inicia en la segunda semana.
Se puede recurrir al serodiagnóstico de Martín y Pettit, haciendo pruebas con el suero del enfermo mediante cultivos también recientes de leptospiras en terreno liquido.
Tratamiento
Se basa, sobre todo, en empleo de penicilina a dosis elevadas; los antifebrífugos, analépticos, sedantes y extractos corticosuprarrenálicos están indicados para la terapéutica sintomática. Luego, el tratamiento de la insuficiencia hepática requiere la administración de glúcidos en abundante cantidad (por inyección venosa), de extractos hepáticos y de vitaminas. También la insuficiencia renal se beneficia de la aportación de glúcidos en soluciones hipertónicas.
Garganta infectada.
Difteria
Es una enfermedad infectocontagiosa grave que se caracteriza por la presencia de falsas membranas blanquecinas, principalmente en la garganta (amígdalas y faringe). Es más común en la segunda infancia y en la adolescencia, y raramente ataca a los adultos.
Agente etiológico (causante)
Es una bacteria alargada conocida como bacilo diftérico o bacilo de Loeffler, que se localiza en las falsas membranas. Este bacilo segrega toxinas, que se difunden por todo el organismo y causan la enfermedad.
Contagio
El contagio es directo cuando se produce por las microgotas de saliva del enfermo o del convaleciente que contienen trocitos microscópicos de membrana con bacilos, y que son expulsados al hablar, con la tos o con el estornudo.
La transmisión también puede ser indirecta, a través de ropas u otros objetos que hayan estado en contacto con los enfermos.
Síntomas generales
La incubación es corta, dura de 1 a 3 días. Luego aparece un ligero estado febril ( 37 a 37,5º) que desemboca en una angina, la cual se recubre de la falsa membrana típica. Poco a poco ésta va invadiendo toda la garganta (amígdalas, úvula, velo del paladar) y se hace cada vez más gruesa. Se inflaman los ganglios del cuello, la fiebre se eleva y la deglución es dolorosa.
Algunas veces, en el curso de la convalecencia se presentan complicaciones graves como el “crup diftérico”, que puede provocar la muerte por asfixia.
La inmunidad que confiere esta enfermedad es transitoria.
Tratamiento
El aislamiento del enfermo debe ser riguroso, así como la desinfección de todos los objetos que están en contacto con él.
Se dispone de suero y vacuna antidiftéricos, que se aplican, según los casos, como curativo o como preventivo. La revacunación es imprescindible por la corta duración de la inmunización.
Existe una reacción, llamada reacción de Schick, que permite conocer al grado de receptibilidad del individuo con respecto a la enfermedad. Consiste en una inyección intradérmica de una pequeña dosis de toxina diftérica. Si pasadas las veinticuatro horas de aplicada aparece alrededor de ella una inflamación que persiste algunos días, la reacción es positiva e indica que el sujeto puede contraer la difteria. Si, por el contrario, no aparece
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