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Ensayo Sobre “El Matrimonio en la Roma Antigua”


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2016  •  Ensayo  •  1.989 Palabras (8 Páginas)  •  642 Visitas

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Facultad de Derecho

Universidad Nacional Autónoma de México

Ensayo Sobre “El Matrimonio en la Roma Antigua”

Raymundo Hazael Xolalpa Albores

Profesora. Mylai Burgos Matamoros

Sistemas Jurídicos Comparados

Introducción

Nuestra época, quizás más que ninguna otra antes, siente curiosidad por las costumbres humanas, este interés podrían pensarse que proviene del deseo que la impulse a comprenderse a sí misma, en todas sus contradicciones, es probable, que también, que sea este el medio de sacar las dudas y mitos que surgen a través de la historia, pero al mismo tiempo, esa curiosidad resulta ser la consecuencia de un rechazo, que nos hace negar nuestro presente y aún más nuestro pasado reciente, como s quisiera volver atrás y cambiar el orden de las cosas, tan atrás como sea posible, para reencontrar al hombre original bajo los disfraces que lo ocultan.

En Roma se considera un panorama distinto, respecto  de las demás sociedades antiguas, pues se entiende que al amor conyugal se le otorga la más alta consideración, uno de los rasgos que caracteriza principalmente al sentimiento en el mundo romano será precisamente su generalización bajo la concepción de la ternura y todas las manifestaciones las cuales pueda dar lugar.

Curiosamente, los primeros hallazgos que se tiene sobre el amor romano, se refieren a relaciones pederasticas, con hombres de edad avanzada y jovencitas que eran vendidas por sus familias a cambio de favores sociales o la adquisición de bienes que el varón que tomaba a sus hijas les obsequiaba.

La historia romana se desarrolla a lo largo de diez siglos, surgiendo durante este tiempo no una única mentalidad sino múltiples, que van transformándose, subsumiéndose unas en otras, sin que ninguna haya sido reemplazada del todo por la que posteriormente continúa. Teniendo esto en cuenta, se puede hablar de una mentalidad romana en la medida en que ciertos valores se mantuvieron hasta que la ideología cristiana impero en Roma. La unión de dos cuerpos, por si misma, no suponía ninguna deshonra, ya que fueron ellos quienes practicaban actos sexuales de lo más perversos, que complacían deseos sexuales profundos e íntimos de las personas.

Por lo demás, la unión de los cuerpos, conservaría siempre para los romanos un carácter sagrado, pues tiene como finalidad la procreación humana, se entendía que el matrimonio era un acto solemne, en especial cuando era concretado entre dos familias que vinculaban a sus descendientes.

El Matrimonio en la Roma Antigua

La familia del antiguo mundo mediterráneo, específicamente del imperio romano contiene una serie de figuras que se rechazan en el derecho actual. En un inicio para el derecho romano, la familia surge con un contrato, “el matrimonio”, que fue la institución central de esta figura social desde que el hombre la instituyo, hasta la actualidad.

En los tiempos antiguos surgió un fenómeno denominado “matriarcado”, donde las mujeres, sedentarias y que dedicaban su vida a la agricultura, eran las que dominaban en la comunidad y en el seno familiar. Dirigían la rendición del culto y solamente ellas tenían propiedades que gozar; mientras los hombres tenían una vida distinta de las mujeres, pues se dedicaban a la caza, en las selvas, proveían de carne a la familia y posteriormente se convertían en guerreros que protegían la comunidad. Así, el hogar estaba a cargo de la madre, quien era la estabilidad de la familia.

En el derecho romano, encontramos desde sus comienzos, un sistema estrictamente patriarcal, era el hombre quien tomaba las decisiones fundamentales de la familia, el pater familias aquel varón libre, dueño de propiedades, socialmente y políticamente respectado, con una buena posición frente a los demás, era el centro de la domus romana, quien es dueño de los bienes, señor de los esclavos, todo asunto que le concierne a su seno familiar él es quien manda. Aquel que tiene la patria potestad sobre los hijos y nietos, todos los miembros de la familia son subordinados a él, y muchas veces posee el dominio sobre la esposa y las demás nueras.

Se puede comprender como una especie de “monarca doméstico” ya inclusive puede imponer la pena de muerte a todos aquellos que no eran considerados personas, además es el juez dentro del hogar y el sacerdote que dictaba la religión de la familia. Sin embargo, a pesar de estas medidas tan drásticas, el paterfamilias, estaba supeditado a la vigilancia moral, del censor y de la organización gentilicia.

Así, la antigua familia romana es como una pequeña monarquía. Esta manera de ver la familia facilita la comprensión de varios temas jurídicos. El término “Familia” significa, en el antiguo latín, “patrimonio doméstico” que, se refiera al paterfamilias, significa que tiene el poder sobre los bienes domésticos; el término “familia” comienza refiriéndose a un sector determinado del patrimonio doméstico, es decir, a los esclavos.

En la práctica moderna, la palabra “familia” significa a un grupo de personas unidas a la vez por una intimidad y un parentesco. Se identifican ante la sociedad como una unión de personas que se ayudan mutuamente, que comparten rasgos físicos, morales y sociales; se apoyan mutuamente ante los problemas que pudiesen presentárseles. Se identifican con por conjuntos de vocablos adquiridos por consanguinidad.

Los romanos, gustaban de concebírseles como el más “religioso” de los pueblos, que reconocían y veneraban a un gran número de divinidades que cualquier otro  en el mundo, no podían dejar de mostrarse sensibles al carácter sagrado del instinto amoroso, que es capaz de transformar al ser, de arrancarle de sí mismo, y cura fuerza, igualmente experimentada por los hombres como por todo cuanto vive, somete sus leyes a la naturaleza entra. El amor tenía sus divinidades, sus ritos, su magia. En Roma, el pasado extiende siempre sus alas sobre el presente. Ese pasado lejano, incluso aunque haya quedado bastante relegado, continua aleteando todavía, puesto que ha contribuido a conformar la sensibilidad romana, configurando algo semejante a un núcleo a cuyo alrededor hubieran cristalizado otras formas religiosas más modernas que, sin él, no serían lo que luego han llegado a ser.[1]

Estos vestigios aparecen esparcidos por aquí y por allá, ya que las ceremonias celebradas en el matrimonio no se derivan de ellos, sino que se muestran también en la religión, tanto en sus formas oficiales o las comúnmente conocidas por todos, por lo tanto populares; se encuentran remarcadas especialmente en los cultos que eran celebrados por las mujeres, lo cual es normal, pues durante largo tiempo las mujeres fueron consideradas las custodias o depositarias de la fecundación y la procreación de la especie, constituyendo así la parte de la sociedad destinada a la función de asegurar la supervivencia y la continuidad de la raza.

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