Ensayo del libro “El Arte de Amar”
Enviado por Michellevelasco • 10 de Julio de 2016 • Ensayo • 1.517 Palabras (7 Páginas) • 358 Visitas
Universidad Tecnologica Equinoccial
Gabriela Pérez
Ética Profesional
16-06-2016
Ensayo del libro “El Arte de Amar”
Este libro es tan pequeño pero a su vez dentro de el hay muy grandes reflexiones que todos en la vida deberían tomarse un momento a solas en un lugar donde se sientan en paz y analizar la vida en sus diferentes etapas en este caso los diferentes tipos de demostrar amor y como se lo demuestra a los demás y en como lo están haciendo si es correcto o no.
El amor no es considerado en la sociedad actual como un arte merecedor de ser aprendido. Está más considerado como un sentimiento que debe surgir, así ocurre en ocasiones, y sobre el que no hay nada que aprender. Para el autor del libro, Erich Fromm, el verdadero amor es un arte que merece ser conocido en la teoría para poder llevarlo a la práctica que es lo verdaderamente importante. Nos habla de las diferentes maneras que en la actualidad alrededor del mundo se entrega un amor que puede que sea por interés y a manera que lo refleja la sociedad con esto se llega a la conclusión de que el amor es un arte que debería se aprendió para así entregar puramente a nuestros prójimos.
Nos dice que el ser humano debe aprender a amarse a sí mismo para después poder brindar y regar ese amor verdadero que tiene por dar. El amor, la respuesta al problema de la existencia humana. El amor es la respuesta al problema de la existencia humana que resuelve el conflicto de la separatidad, puesto que el hombre no puede vivir en soledad. La solución está en conseguir la unión interpersonal, un amor maduro que conserve la individualidad y que se base en el respeto y en el deseo de dar, es decir, el deseo de conseguir la propia felicidad con la satisfacción del otro. El ser humano no puede vivir en soledad es por esto que debería analizar en cómo está implementando este sentimiento en su vida primero para después dejarlo salir a flote.
El amor entre padres e hijos, las figuras materna y paterna son fundamentales para el desarrollo y equilibrio psíquico de la persona. La madre representa el amor incondicional y ejerce su influencia sobre todo en los primeros años de vida. El padre representa el amor condicional, es decir, hay que ganárselo. Adquiere su mayor importancia a partir de los 8 ó 10 años. En una persona adulta equilibrada confluyen ambos principios y a partir de éstos aprenderá a amar. Este es el amor más puro pero sin embargo el autor del libro lo hace ver en sentido de dependencia prácticamente al momento de decir que uno como hijo siente ese amor y por eso es que no se aleja de sus padres lo cual puede ser aunque no estoy muy de acuerdo.
Nos habla sobre el amor fraternal y nos dice que es el principal tipo de amor y del que parten todos los demás. Es el amor a todos los seres humanos y adquiere su firmeza en el momento en que se llega a amar a aquel a quien no necesitamos para conseguir nuestros fines personales. El amor materno es en el que se encuentran dos factores importantes: es incondicional e inculca al niño el amor a la vida, en orden de hacer esto posible y meter esa idea y enseñanzas en la vida de un niño se debe ser una mujer feliz para transmitir todo lo bueno a su hijo.
En el proceso de evolución de este amor debe llegar un momento de separación en que desaparezca la dependencia de la criatura respecto de la madre. Si ésta ama verdaderamente a su hijo debe desear tal separación para la satisfacción de éste.
Existe el amor erótico el cual posee las cualidades de exclusividad puesto que el deseo de unión se traduce en una persona concreta. Sin embargo, no debe desechar el amor fraterno puesto que en tal caso el sentimiento de separatidad con el resto de la humanidad no sería superado. Un factor muy importante es la voluntad. La intensidad del sentimiento inicial puede desvanecerse pero la voluntad de seguir amando, el compromiso por tanto, es el verdadero sustento del amor.
El amor a sí mismo es uno de los primordiales que se debería tener mucho en cuenta y ponerlo demasiada atención, porque por medio de este es del cual puede surgir el sentimiento verdadero para brindarlo a la demás gente. Amarse a sí mismo no es ninguna señal de egoísmo ni tampoco excluye el amor a los demás, ambos están íntimamente ligados. La persona egoísta, además de no amar a los demás es incapaz de amarse a sí misma.
El amor a Dios este es el que debería la humanidad contarlo como lo más importante de la vida ya que gracias a él es que tenemos la dicha de abrir los ojos cada día y vivir las diferentes experiencias que se nos presenten a diario. Al hablar del amor a Dios se puede establecer un paralelismo entre éste y el amor entre padres e hijos, que está muy relacionado con el grado de madurez de la persona. Así, el amor de Dios en su aspecto materno se presenta como un agracia incondicional. Sin embargo, en su aspecto paterno el hombre debe hacerse merecedor de tal amor mediante las buenas obras. El concepto variará también según la sociedad en que haya crecido la persona. En las sociedades orientales, cuya filosofía está basada en la lógica paradójica, el conocimiento de Dios y de su amor se logra mediante la vida misma. En las occidentales, en cambio, el amor de Dios es la misma fe en tal amor, es fundamentalmente una experiencia mental.
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