Ensayo sobre matrimonio homosexual.

El matrimonio igualitario: el camino hacia un país mejor.

Por: María Angélica Restrepo Mejía.

Recientemente la Corte Constitucional colombiana, la máxima institución constitucional, tomo la decisión de aprobar la ponencia realizada por el magistrado Alberto Rojas, en razón de la revisión a 4 expedientes de tutela. En ella se indicó que a ninguna persona se le puede negar el derecho al matrimonio; de lo cual se puede concluir que, en pocas palabras se aprobó el matrimonio entre parejas del mismo sexo, también llamado matrimonio igualitario y por lo tanto ningún juez o  de la república podrá negarse a celebrar y legalizar tal unión. En la sentencia C-577 de 2011 la corte estableció que las uniones entre parejas del mismo sexo constituían familia e instó al Congreso de la Republica a legislar sobre el tema en un plazo de 2 años; sin embargo no se caracterizó tales uniones lo cual genero un vacío legal, en virtud del cual se dio una interpretación de esta sentencia de acuerdo a la cual la sociedad conyugal entre parejas del mismo sexo era llamada unión solemne y no matrimonio, a pesar de que crear los mismo efectos que este. Además de lo anterior el Congreso nunca legisló sobre el tema, a pesar de que si existieron varios proyectos de ley que buscaban hacerlo, por lo tanto la Corte se vio obligada a fallar de la forma mencionada al inicio, buscando llenar el vacío legal generado por la sentencia. Este último fallo de la corte ha sido un tema que ha generado bastante polémica debido a que llevo a un enfrentamiento entre varios sectores del país y a las diversas consecuencias que puede conllevar para este; sin embargo ello no implica que haya sido errado ya que  el matrimonio entre parejas homosexuales en Colombia, debe ser completamente legal y generar los mismos derechos y obligaciones para los conyugues, que las que genera el matrimonio heterosexual, ya que en un mundo como el de hoy las concepciones de familia han cambiado y la homosexualidad ha dejado de ser un tabú, por ello se considera que no debe existir ningún tipo de discriminación entre una pareja homosexual y una heterosexual.

Como bien es sabido la Corte Constitucional es máxima institución constitucional, valga la redundancia, ya que en ella se deposita la importante labor de interpretar la constitución para así determinar si las leyes y demás mecanismos se acomodan a ella, manteniendo así la supremacía de la constitución como norma de normas; por lo tanto la ambigüedad el vacío jurídico generados por la sentencia C-577/2011 podrían ser entendidos como una falencia de esta institución al realizar la labor que se le encargo ya que del hecho de que  una sentencia, que se entiende como una interpretación de la Constitución, sea ambigua y de lugar a vacíos jurídicos, puede seguirse la idea de que la Constitución tiene estas mismas características, lo cual pone en duda el estatus jurídico de esta y su validez.  Siguiendo con la anterior es que puede decirse que la Corte al haber fallado a favor del matrimonio igualitario demuestra que en Colombia hay seguridad jurídica y elimina la ambigüedad de la sentencia anteriormente mencionada, reforzando así su autoridad y legitimidad en materia constitucional y de igual forma afirmando el estatus de la Constitución como norma de normas.

La Corte Constitucional en la sentencia C-766/2010 dijo que “La Constitución de 1991 determinó el carácter laico del Estado colombiano, que encuentra sustento en dos elementos axiales de su régimen constitucional: i) el principio democrático señalado como uno de los elementos fundacionales del Estado; y ii) la ausencia de referencia en el texto constitucional a relación alguna entre el Estado con alguna iglesia”, lo cual implica que el estado colombiano debe ser completamente neutral en materia religiosa e igualdad de todas las confesiones, lo cual deber verse además reflejado en las leyes y pronunciamientos de las diversas instituciones que lo conforman, como la misma Corte Constitucional. Por lo tanto esta última al aprobar el matrimonio homosexual en el fallo ya mencionado está reafirmando la laicidad del estado Colombiano, ya que el aprobar este tipo de unión y llamarla matrimonio implica dejar de lado concepciones religiosas y conservadoras, como las del Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, mostradas al momento de realizar la errónea interpretación de la sentencia C-577/2011, en la cual que dijo la única forma de formalizar la sociedad conyugal entre las parejas del mismo sexo “era que los notarios y los jueces inventaran un contrato de unión solemne, por lo cual amenazó con investigar a los notarios que casaran parejas del mismo sexo y ordenó a los funcionarios de la Procuraduría intervenir para impedir esos matrimonios” (Uprimny, 2016), declaración donde es bastante evidente su fobia hacia los homosexuales ya que le está dando un trato completamente diferente a su unión frente a la unión heterosexual, además de dejar en evidencia su ya conocido sesgo religioso; sin embargo la corte dejo de lado estas concepciones y con su fallo demostró una vez más que Colombia es un país laico tal y como lo establece la constitución y que además, está abierto al cambio.

Siguiendo con este orden de ideas, además de todo lo anterior aprobar el matrimonio homosexual significa dar un paso más cerca de una sociedad más igualitaria, pluralista e incluyente (Uprimny, 2016), lo cual significa además ser una sociedad más democrática ya que la igualdad es uno de los pilares fundamentales de esta, y además demuestra que en Colombia no solo las mayorías tienen poder para hacer valer sus derechos, sino que también las minorías, como la comunidad LGTBI (Lesbianas, Gays, Transgenero, Bisexuales e Intersexuales), pueden hacerlo sin necesidad de recurrir a la violencia y haciendo uso de los mecanismos constitucionales. También demuestra que Colombia es un país que tiene capacidad de avanzar para estar a las par de los países más desarrollados del mundo que si aprueban el matrimonio igualitario como Estados Unidos, Holanda, Suecia, Noruega, Uruguay, entre otros.  

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