Escapar de la soledad
Enviado por ssandriuxx • 28 de Marzo de 2013 • Informe • 418 Palabras (2 Páginas) • 352 Visitas
¿Dónde vas con tanta prisa? calmate. Hablemos. No importa que los demás sigan corriendo como locos. No van a ningún lado. Sólo huyen de la soledad. Temen encontrarse. La multitud les hace creer que están acompañados. Es sólo una ilusión. Precisan que los ruidos anestesien sus reclamos más profundos. Mirá qué hermoso Sol. Dale, sentémonos en este banco de la plaza. Deseo compartir algo contigo. Necesito devolver un favor, quiero ayudarte a que te sumes a la vida. También me asusté demasiado cuando un desconocido tomó mi brazo y me pidió que me sentara. Iba corriendo más rápido que tu. Mi cabeza estaba focalizada en cómo optimizar mi tiempo y mis recursos para ganar más dinero. No era consciente de que mi cuerpo estaba manejado por los hilos del consumismo. Alguien tuvo la compasión suficiente para cruzarse en mi camino y rescatarme del descontrol.
Entiendo que me mires así. Tu mente tiene razón. Soy un desconocido, no hay motivos para que merezca tu confianza. Sólo te pido un segundo más. ¿Ves esa hermosa mariposa cómo danza entre las plantas? ¿Ves a esa pequeña abeja cómo besa la flor? Contempla cuánta magia. Fijate cómo las hojas juegan a volar con el viento. Mirá esa nube, ¿no parece un ángel? Siente... siente. Este instante es único. La existencia nos premia con su encanto sutil.
Prestá atención a cómo pasa la gente. Van rumiando sus problemas. Miran sólo el piso. Olvidaron el cielo. No hay expresiones de felicidad en sus rostros. Juraría que son robots simulando ser humanos. Sus cuerpos están muy tensos. ¿Te parece saludable? ¿Te das cuenta que eso es lo que la gran mayoría define como una vida “normal”? Algunos nos observan con recelo, creen que estamos perdiendo el tiempo. No perciben que ganamos en calidad de vida. Es cierto, hoy habrá algunos centavos menos en tu bolsillo, pero eso no marca la diferencia. La diferencia está en que te diste el permiso interno de conectar con la vida.
Sólo tengo palabras de agradecimiento para aquél desconocido que una tarde detuvo mi andar y me habló desde lo más profundo de su corazón. Nunca supe quién fue ese anónimo peregrino. Cuando comprendí su enseñanza, me pidió que cierre los ojos y respire muy lento, fundiéndome con la brisa. Al abrirlos, ya no estaba. Estoy en deuda, por eso me interpuse en tu camino. No dejes que esta cadena de favores se detenga. Sujetá otro brazo por amor. Ayudá, sonriendo desde el alma, a que otra persona se sume a la vida.
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