Especialización Docente en Ciencias Sociales Industrias Corporales

Brizuela Dora

Especialización Docente en Ciencias Sociales

Industrias Corporales (071)

La idealización de la corporalidad como sinónimo de éxito

   En la actualidad se vive en un mundo virilizado por la cultura de la imagen, lo corpóreo por encima de los valores familiares, el deseo de ser joven y con un cuerpo escultural está presente en el subconsciente de la sociedad.

   La juventud es un anhelo de toda sociedad que se mueve en un contexto económico signado por la imagen juvenil. La cultura del cuerpo,  es una práctica que se realiza con el propósito de alcanzarla, acceder a una belleza física juvenil deseable que, los adultos tratan de conseguirla no importa el costo y los sacrificios que deban pagar. En este escenario social, se encuentran aquellos que por su codiciada juventud, tienen un camino bastante complicado, la de construir su identidad en un ambiente donde los valores sociales tienden a desaparecer signado por el bombardeo de lo estético.

   Las escuelas es un escenario más, natural, si se  quiere llamarlo así, donde conviven idealización de bellezas, se miran, observan, y comparan con criterios diferentes pero, todos apuntando a un mismo objetivo; “la imagen corporal”.

    Según Guy Debord , en su ensayo titulado La sociedad del espectáculo describía a las naciones postindustriales como obras de arte totales en su nivel más bajo, es decir, como obras de entretenimiento y diversión de la calidad más baja y degenerada. “…El «espectáculo» que exhiben es, el reino autocrático de la economía de mercado, una vez ha accedido al estatuto de soberanía irresponsable, junto con las nuevas técnicas de gobierno que acompañan a su reinado…”

  Si bien Debord habla de un reinado falseado desde el ámbito político esto se traduce a la imagen de la sociedad en su conjunto donde, el reinado mercantil  que expresa en su “Sociedad del Espectáculo” se sustenta hoy en la juventud, en la posesión de un cuerpo esbelto y joven. La corporalidad tiene un valor agregado por el cual se mueve grandes corporaciones industriales que buscan satisfacer una necesidad consumista, ya no ajena al sector masculino, la de lograr, no importa el cómo o el método utilizado, esa  belleza y  perfección sinónimo de triunfo en la vida.

   Sin embargo, dentro de los parámetros sociales en las que se mueven tanto jóvenes como adultos, se manejan más información sobre los perjuicios que conlleva ciertas prácticas en el cuerpo para lograr ese fin inmediato de ser bellos y exitosos a través del sacrificio corporal impuesta en la manipulación farmacéuticas, como una solución rápida para moldear su imagen hasta alcanzar la perfección. En el imaginario social se repite siempre está frase “No hay hombres ni mujeres feas, sino aquellos que no tienen dinero”. Esto representa la máxima del mercado consumista que está presente tanto en jóvenes como en los adultos.

  En una escuela rural conviví con este pensamiento instaurado en un grupo de alumnos de segundo año, señoritas prontos a cumplir sus quinces años que empezaban a comentar en qué consistiría su tan ansiada celebración. Uno llega a pensar en una fiesta normal, salón, banda, el vestido, sesión de fotos, filmación, etc. Pero, en realidad se modifica y se traslada ese escenario a la de una sala de cirugía estética, y existe todo un preparativo en imágenes que se comparte en las redes sociales “un antes y un después” de este proceso de cambio de imagen que bien se puede relacionar con lo que expresa Paula Sibilia como “Cuerpo Post-orgánico”, es decir un cuerpo signado por la artificialidad y atravesado por las industrias de intervención  de la medicalización que permite supuestamente mantener el cuerpo sano y joven.   Aunque en este caso no se trate de una manipulación al cuerpo para hacerla más joven sino, un modo para cambiar su fisonomía por otra alineada y alimentada por la constitución de una estética dominante que lleva a su máxima expresión el pensamiento mercantil de que si eres linda, con un cuerpo perfecto, tienes asegurado tu éxito profesional.

   Siguiendo el lineamiento de la “sociedad del espectáculo”, se produce una falsificación de su propia identidad con la complicidad de la industria farmacéutica, de los médicos y los medios de comunicación que se asocian a este mecanismo de control económico, la de la imagen como sinónimo de capital. Las publicidades, son captadas por los jóvenes como el ideario de belleza a alcanzar.  Los valores sociales se funden en esta concepción estética “la imagen juvenil es una marca de identidad  que se recrea en los ojos de quienes lo ven” y las nuevas tecnologías ayudan a difundir este mensaje en un sector de la sociedad que todavía se encuentra en etapa de construcción y que acuden a las escuelas  con una mentalidad corporal visible, su manera de vestir, su postura y entrenamiento del físico, el corte del cabello , mechitas y otros accesorios con los cuales se hace hasta imposible combatir o disuadir . Sobre todo si es un lenguaje estético aceptado por la sociedad en su conjunto, certificado por las publicidades , la moda del momento y el gran mercadeo que implica los diferentes programas de televisión, donde se puede apreciar que el círculo no se cierra en los jóvenes sino que se observa a personalidades mayores que lo llevan como un emblema juvenil como un modo de resistencia, de negación y desahogo porque se saben que ya no son jóvenes y buscan a través de la moda y de las cirugías contrarrestar los efectos del tiempo.

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