Esther Diaz

1. Esther Díaz-“Posmodernidad y vida cotidiana”

Los sujetos nos constituimos como tales a partir de las prácticas sociales, dominadas por las nuevas tecnologías y de los discursos de nuestro tiempo histórico. El choque entre estos dos ha producido una fragmentación en los procesos de constitución de los sujetos; somos sujetos fragmentados.

Nos autodefinimos como sujetos en nuestra vida cotidiana, a partir de:

 Dos léxicos heredados y hoy fragmentados, EL LENGUAJE DEL ROMANTICISMO (da cuenta nuestra emotividad); y EL LENGUAJE DEL MODERNISMO (determina nuestra condición de seres racionales). Ambos son productos de la modernidad. El romanticismo es una contracultura moderna de fuerte influencia cotidiana que comienza a expandirse en el siglo XIX, mientras tanto el modernismo responde a una corriente artístico-científica (cultural) que se afianza en el siglo XIX al XX, y marca nuestra autoidentificación como seres organizados racionalmente.

 También nos autodefinimos por las principales tecnologías que le han dado su impronta específica a nuestro tiempo. Aquí si diferencian dos grupos fundamentales:

 Las de bajo nivel: ferrocarril, automóvil, servicios postales públicos, el libro impreso a nivel masivo, la radiofonía, el cine, el teléfono.

 Las de alto nivel: el transporte aéreo, la pantalla del televisor y del video, la computadora (toda la derivación digital)

Gracias a los acontecimientos surgidos hacia mediados del siglo XX, se produjeron cambios avasallantes, en las prácticas sociales y en la circulación de los discursos, alternando las maneras cotidianas de relacionarnos con el mundo, y de esa manera se modifico la forma de constituir nuestra propia identidad como personas. La identidad personal se conforma a partir de la confrontación entre los “modelos” que provee la realidad y nuestras propias valoraciones y conductas. La ciencia moderna ha pretendido que el mundo se compone de entidades fijas y reconocibles. Para lo modernos los rasgos personales se manifiestan en el exterior de las personas, para los románticos, apuestan a los sentimientos.

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