Etica Comunicacional
Enviado por amalinsinyi • 6 de Abril de 2012 • 2.084 Palabras (9 Páginas) • 1.635 Visitas
LA ÉTICA, MORAL Y LBERTAD PERSONAL Y COMUNICACIONAL: Reflexión de la libertad del individuo en la sociedad y de los periodistas en el campo de la información.
1. No todo es tan malo como parece, ni tan bueno como nos lo venden
“A veces lo más prudente es plantearse hasta qué punto es aconsejable obedecer”1 es la frase que puede interpelarnos acerca del grado de veracidad y realidad que se halla en la libertad que aseguramos tener y, de que cantidad de influencia exterior (ordenes y costumbres) e interior (caprichos) existen y coexisten con ella. Para poder responder a estos interrogantes, primero se debe tener presente que la condición humana no hace referencia a aspectos solo biológicos, sino a elementos que de interacción con otras personas y entornos, que además de proporcionarnos la denominación de humanos que nos encontramos mencionando, aportan el concepto de la buena vida, el cual entraremos a discutir en este mismo texto.
Sin embargo, no hay que olvidar que todo proceso de interacción entre humanos y entre humanos-realidades o entornos, debe ser atravesado por el lenguaje, elemento que aporta una serie de detalles y convenciones que nos permiten comunicarnos y, estructuran el comportamiento de los individuos dentro de la sociedad. Es en esta cuestión en donde la libertad y los motivos hacen presencia, ya que son ellos los que quebrantan o aprueban los comportamientos de cada una de las personas dentro de un determinado círculo social, constituidas como prácticas e ideas basadas y ligadas al término del lenguaje, como ya lo habíamos mencionado. Pero el lenguaje en sí mismo no es el único factor que determina el pensamiento y actuar de los individuos, puesto que más allá de fundamentos vinculados al universo de las ordenes, costumbres y caprichos (esté último es en su mayor parte subjetivo), existen factores a los que se les atribuye su capacidad coerciónadora y/o restrictiva, denominados como violencia simbólica y poder simbólico, los cuales a partir del consenso colectivo instauran todo un mecanismo y método uniforme y preponderante de ver, observar y definir la realidad (Bourdieu).
Todas estas practicas arbitrarias que lo que pretenden es imponer un orden y alineamiento de la sociedad en su pensamiento, en su percepción del entorno o ambiente que la rodea y en las prácticas que ejecutan, con el propósito de hacer efectivos los intereses de los dominantes; fin que en su mayoría de veces, tiene éxito gracias a la legitimación de esta uniformidad, ya que las instituciones que “forman” y moldean a los individuos se encargan de instaurar y recalcar las actitudes y reglas convencionales construidas por los poderosos. Vale rememorar que las organizaciones y entidades que se ocupan de infundir estos juicios, racionamientos y conceptos comunes y predominantes en el campo social-individual, no se encuentran alejadas de nuestro entendimiento y conocimiento, puesto que son las escuelas, iglesias y medios de comunicación las que propagan las ideologías y las formas o mecanismos de interpretar y apropiarnos de los contextos que conviven y hacen parte de nosotros.
No obstante, debemos comprender que todos estos procesos, estructuras o procedimientos bajo los que observamos la realidad que habita con nosotros, son ejecutados sin minima conciencia, es decir, “El poder Simbólico es en efecto este poder invisible que solo puede ejercerse con la complicidad de quienes no quieren saber que lo sufren o que incluso lo ejercen” y, a partir de esta premisa, este poder simbólico pasa de ser un mecanismo u elemento de interacción y relación social, a instituirse y ser parte de nuestro mundo individual
Fernando Savater: Libro Ética para amador, Página 18
y personal. Esto sin duda alguna, crea y legitima distinciones y clasificaciones basadas en el criterio colectivo-individual (aunque el concepto individual se masifica y se integra con lo colectivo), cuyo objetivo primordial es manifestar alguna simpatía y alianza con quienes comparten con nosotros un modelo común y consensuado de ver e interpretar las situaciones que nos envuelven y, en caso contrario aplicar la espiral del silencio (Elisabeth Noelle-Neumann), mediante la cual rechazamos todos aquellos criterios que se alejan de la forma y método que usan y al que se adaptan grandes segmentos de la sociedad, para interpretar y apropiarse del hábitat en el que se desenvuelven. Explicado desde la teoría de Bourdieu esta violencia simbólica es el instrumento de la imposición y legitimación de la dominación de una clase social sobre otra (dominados), del que somos víctimas y cómplices.
Ahora el dilema y el conflicto existente, no se constituye sólo en recapacitar y ser conscientes de los instrumentos o herramientas de dominación que conviven con nosotros, sino que soluciones debemos aplicar para revertir el efecto de esclavización simbólica al que nos encontramos sometidos. Es precisamente en este momento en que es necesario recurrir a la tesis planteada por el filósofo español, Fernando Savater, quien propone la idea de repensar cada una de las decisiones y actos que ejercemos desde el campo de la individualidad, siendo ante todo seres analíticos, sensatos y responsables con las alternativas que escogemos para llevar una buena vida y finalmente quebrantar o romper con el orden establecido, que nos ajusta a un modelo preponderante en la sociedad. Sin embargo, es imprescindible conocer que no es bueno (enfocado a la lógica y no a la moral) relegarnos o apartarnos de algunos de los elementos que subsisten en lo convencional, ya que algunos de ellos son necesarios para evolucionar y, sobre todo para sobrevivir al mundo de la modernidad. Ejemplificando lo previamente pronunciado, encontramos que la concepción, juicio y valor del acto de trabajar, es un acto de alta relevancia para vivir y resistir a la sociedad contemporánea, ya que es este ejercicio el que nos provee de recursos suficientes para adquirir bienes o servicios fundamentales o primordiales para nuestro crecimiento y sustento personal.
Pero, no todo lo convencional –como lo hemos venido diciendo- es útil y necesario para el desarrollo individual, dado que existen componentes que nos sujetan, encadenan y condenan a llevar una existencia poco bienaventurada, ya que nos “obligan” o exigen sutilmente a cumplir con las expectativas y normas éticas y morales de una sociedad. Es precisamente por ello y para ello, que el comprender el significado de moral, ética y libertad es indispensable, dado que a partir de su discernimiento,
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