Etica En El Ambito Academico
Enviado por lizmartinizt9 • 13 de Febrero de 2012 • 2.346 Palabras (10 Páginas) • 22.039 Visitas
ÉTICA EN EL ÁMBITO ACADÉMICO
A lo largo de nuestra vida académica nos damos cuenta de muchos aspectos en los que deseamos ver ética en un profesor, en un alumno, en ambos, en un trabajador de la escuela, etc.
Muchas veces nos preguntamos qué quiere decir esto de Ética académica.
Para el trabajo académico y el desempeño del alumno la ética académica desempeña un papel muy importante, un pilar fundamental.
La enseñanza que el profesor dé a su alumno no solo transmite un cúmulo de conocimientos, si no, una actitud ante la vida y sus semejantes. El trato de respeto entre profesor y alumno es esencial para la relación que estos dos seres compartirán.
No es otra cosa más que realizar actos deseados en lo que respecta el ámbito escolar.
Por ejemplo. Llegamos a cierto caso cuando un profesor empieza a fumar en el salón. O tal vez exige llegar tempranísimo a los alumnos cuando él acostumbra llegar tarde. Tal vez pide al alumno que se siente bien cuando muchas veces él mismo se sienta en la mesa que le han asignado para poner sus instrumentos de trabajo.
A través de la ética se establece la forma de vida, actitudes, normas y valores que las personas deben asumir para comportarse de acuerdo con los fundamentos que determinan su existencia. La moral explica la existencia de los valores, orienta el comportamiento de las personas a través de acciones concretas.
ENSEÑANZA, INVESTIGACIÓN Y DIVULGACIÓN
La actividad académica comprende tres elementos que son a la vez diferentes e inseparables: la enseñanza, la investigación y la divulgación. Para el trabajo académico, la ética es un pilar fundamental que lo posibilita y constituye la base de su reproducción.
El quehacer académico es un proceso tanto individual como social. Cada investigador impone el sello particular de su saber acumulado y de la pasión por su trabajo pero, aun cuando esté aislado en su laboratorio, el investigador delimita su objeto de investigación en términos de una problemática compartida en su área de conocimiento, se apoya en los resultados obtenidos por otros investigadores, finca sus hipótesis en términos del estado del conocimiento en un momento dado, cuantifica sus datos con base en los instrumentos y en la información disponibles. Además una parte de sus manipulaciones metodológicas las aprendió, al menos, de otras experiencias y, finalmente, compara sus resultados con los obtenidos por otros investigadores. En el proceso de enseñanza y de divulgación sucede otro tanto: la personalidad y el conocimiento del profesor o del divulgador se conjugan con el sistema colectivo del conocimiento trasmitido y de la comunidad social.
La enseñanza es un proceso de comunicación con las nuevas generaciones a las que no sólo se les trasmite un determinado cúmulo de conocimientos sino también una actitud ante la vida y ante sus semejantes, es un trato de respeto y confianza del profesor al alumno y del alumno al profesor, es una relación humana que configura un honor. La investigación implica una relación con el mundo físico y social en la que se requiere de creatividad humana, de apertura del espíritu a nuevas contribuciones. Se precisa, además, como en el caso de la enseñanza y la divulgación, de confianza, respeto y honor. Tanto en la ciencia como en la enseñanza, la ética es un pilar fundamental de ambas.
En referencia específica a la investigación se puede decir que ésta implica común acuerdo y comunicación. Es común acuerdo, porque tanto la información como los métodos se basan en los procesos experimentados y aceptados como válidos por la comunidad científica en cada área de investigación e incluso, en el caso de innovaciones referentes al objeto o al método, el nuevo punto de partida o de ruptura requiere de experimentación y de reconocimiento del nuevo paradigma. Es comunicación, en virtud de que para realizar una investigación se requirió de un proceso de comunicación previo y para presentar los resultados se realiza otra comunicación. Además, hoy en día, el mismo proceso de investigación se encuentra impregnado de múltiples comunicaciones científicas.
En cuanto a la enseñanza, el común acuerdo social conduce al reconocimiento público de que los títulos otorgados en la academia representan un curriculum de instrucción y cultura que capacitan a la persona que recibe el título para un desempeño profesional o de investigación específico.
La investigación es, a la vez, acumulativa e integrativa y por eso la comunicación y el común acuerdo de la comunidad académica es vital. En este proceso social se requiere de un tipo especial de comunicación y de común acuerdo que deje de lado intereses políticos, de grupo o personales, y que, por el contrario, se finque esencialmente en una relación ética académica.
ÉTICA EN ACTIVIDADES ACADÉMICAS
Cuando se habla de ética en actividades académicas hay dos elementos que resaltan: la confianza y el respeto.
Confianza, puesto que sin ella la ubicación, configuración y orientación del trabajo de un investigador individual, no se podría fincar en los trabajos realizados por otros investigadores. Respeto, puesto que en ausencia de reconocimiento al autor original, no habría posibilidad de mantener una sana comunicación ni de establecer los acuerdos académicos en común. Además, en ausencia de reconocimiento a la capacidad del trabajo de investigación, la organización interna de la propia investigación se encontraría ante escollos muy graves. El respeto es la base de toda convivencia social y éste es un hecho del que no puede escapar la comunidad científica.
En la enseñanza el alumno requiere de confianza en las comunicaciones que recibe del maestro. La comunidad, por su parte, debería poder confiar en que los títulos, grados o diplomas otorgados por las instituciones académicas corresponden efectivamente a un conocer y a un saber hacer efectivos por parte del titulado. El respeto a los alumnos implica comunicar conocimientos válidos, el respeto a la comunidad conduce a garantizar el saber del titulado. En toda enseñanza hay una ética interna en el proceso de comunicación del conocimiento y una ética de la institución hacia la sociedad que le da vida.
El investigador debe tener confianza en las investigaciones de sus colegas, debe creer que las observaciones realizadas son adecuadas, que el manejo de datos se efectuó de acuerdo a las normas científicas aceptadas y que, por lo tanto, puede tomar como punto de partida los resultados obtenidos por otros. La confianza es básica no sólo para poder usar los resultados
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