Europa Y Sus Principales Atractivos
Enviado por kunmess • 25 de Julio de 2012 • 8.181 Palabras (33 Páginas) • 473 Visitas
El Coliseo de Roma:
El símbolo de todo un Imperio. Ese es el Coliseo de Roma. La muestra de todo el poder de una ciudad sobre un vasto Imperio dominado hasta los mismos límites de Oriente. El Coliseo, la admiración del mundo entero en una época gloriosa para Roma; el lugar, donde leones, cristianos, gladiadores, y juegos servían de divertimento a una sociedad ufana y sabedora de su grandeza.
Su Historia:
Fue mandado construir por Vespaciano en el año 72 d.C., e inaugurado por Tito en el 80 d.C., tras celebrar una serie de fastuosas ceremonias y espectáculos que duraron 100 días. Tuvieron lugar luchas a muerte de gladiadores, peleas de animales salvajes, y la entrada fue gratuita. Casi 55.000 espectadores que entraban por 80 bocanas y que los conducían por pasillos hasta las 160 bocas de donde se llegaban a los graderíos. Este formó parte de una serie de anfiteatros que se fueron construyendo y de los que aún se conservan, aparte del romano, el del El Djem en Túnez, los de Nimes y Arles en Francia o el de Verona, al norte de Italia. Entre los siglos V y VI se prohibieron las luchas de gladiadores y de animales salvajes, y es en el siglo XIII cuando el Coliseo se convierte en fortaleza. El último espectáculo del que se tiene noticia es del año 523 bajo el rey Teodorico. Posteriormente el Anfiteatro, convertido en fortaleza, fue abandonado, e incluso parte de sus piedras, como la de tantos otros edificios históricos de los Foros Imperiales, se utilizaron como canteras para otros edificios más modernos. Fue a finales del siglo XIX cuando se excavó la estructura bajo la arena, y retomó la importancia que hoy día tiene.
Su estructura:
El interior del Coliseo tenía un ruedo central hecho de madera cubierta de arena, y bajo el que se extendía un auténtico laberinto de pasillos divididos en varios pisos, donde se encontraban las mazmorras y las jaulas de los animales. La zona de graderíos era llamada “Cávea”, dividida en tres sectores superpuestos, más un cuarto graderío de madera para los espectadores de a pie. Cada sector estaba reservado para las diferentes clases sociales. En su parte más alta, el Coliseo tiene el “Velarium”, una gran carpa que protegía a los espectadores del sol y que eran manejados por un destacamento especial de marineros de la flota de Nápoles. El “podio” es la zona donde se sentaban el emperador y los principales miembros de la sociedad romana.
Los muros exteriores están hecho de travertinos, y las columnas que en ella se ven son dóricas las del primer piso, jónicas las del segundo, y corintias las del tercero. En cada una de las arcadas que se pueden ver, había una estatua representativa de emperadores y dioses.
La Plaza del Coliseo:
Antiguamente, junto al Coliseo, había una gigantesca estatua de bronce dorado de más de 35 metros de altura: el Coloso de Nerón, obra del escultor Xenodoro, que representaba al emperador, y a la que, tras fallecer éste, se le sustituyó la cabeza por la del dios Sol. Junto al Coliseo Romano y el Coloso, se podía admirar el Templo de Venus dedicado a la diosa fundadora de Roma y el Arco de Constantino.
El Coliseo Romano por fuera
El Coliseo Romano por dentro
El coliseo Romano desde el aire
Venecia:
Venecia es una ciudad de Italia, capital de la región de Véneto. Conocida como “la ciudad de los canales”, está situada en el nordeste del país, sobre un conjunto de islas que se extiende por una laguna pantanosa en el Mar Adriático, entre las desembocaduras de los ríos Po (sur) y Piave (norte).
Venecia está compuesta por 120 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes, si incluimos las islas de Murano y Burano. En sí, la ciudad la forman 118 islas unidas por 354 puentes y dividida por 177 ríos y canales. Se llega a Venecia desde tierra firme por el Puente de la Libertad, que accede al Piazzale Roma.
Lo que siempre ha llamado la atención de Venecia, aparte de sus hermosos palacios y refinado arte, es que no tienen calles. Sí, la ciudad fue diseñada para transitar en botes y no carruajes. El diseño de la ciudad es dominado por un ancho canal llamado Canal Grande. Este canal, que tiene la forma de una S invertida, separa los dos núcleos urbanos mayores. A ambos lados de este canal se elevan los majestuosos palacios por más de tres kilómetros. Otros canales menores, y aun otros mucho más estrechos, desembocan en el Canal Grande, formando una intrigada red. En total son unos 177 canales menores, creando unas 118 islas, las cuales se conectan entre sí por cerca de unos 400 puentes peatonales.
Tenemos entendido que originalmente en las islas sobre las cuales se edificó Venecia vivían pescadores en lo que no se pude describir como mucho más que una villa sumamente pobre. Entonces comenzaron las oleadas de los ataques de los bárbaros a las maravillosas ciudades al norte de Italia. Aquellos que lograron huir se refugiaron en la villa de pescadores una y otra vez hasta que se convencieron que en tierra firme su pellejo, y tesoros, no estaban seguros. Entonces comenzó la edificación masiva en lo que llegó a ser una de las potencias comerciales más poderosa que haya existido en el Mediterráneo. Claro, esta no siempre fue la historia del origen de Venecia que en una de sus glorificadas explicaciones proclamaba que habían sido ninfas las que designaron su existencia y en otra que fue fundada por habitantes de la antigua Babilonia.
Sí montamos las góndolas dirigidas por los gondoleros con sus largos remos. Siendo muy cierto que esta era la forma elegante, una carroza, de trasladarse las personas pudientes por los canales. Hoy en día las emplean sólo para complacer a los románticos turistas como nosotros. Una vez ya complacida la novedad, son los taxis lanchas los que se encargan de transportarle cuando ya no desee caminar más.
Si las iglesias y palacios son bellezas en su exterior, la majestuosidad y esplendor en su interior son algo que le va a tomar un buen rato adaptarse antes de poder empezar admirarlos. Es simpático ver a los otros turistas anonadados por completo, como si el cerebro se les hubiese ido. Claro, después que recobran el habla se empiezan a reír de nosotros porque según ellos, nosotros también fuimos afectados por los asombrantes detalles y elegancia.
La Iglesia de San Marcos
Venecia desde una Góndola
Palacio de San Marcos
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