Fenomelogia
Enviado por jessicab16 • 8 de Noviembre de 2013 • 2.632 Palabras (11 Páginas) • 494 Visitas
La palabra f e n o m e n o tiene su origen en el término griego phainómenon, que deriva de phainesthai, mostrarse. Fenómeno es, por tanto, aquello que se muestra, pero que se muestra como mostrándose, es decir, como estando mostrándose. Lo cual quiere decir de entrada: está ahí, pero como él mismo y en cuanto que él mismo, es decir, no representado por otra cosa del modo que fuere, ni tampoco (está ahí) por vía de una consideración de tipo indirecto, ni tampoco reconstruido del modo que fuere. Fenómeno es un modo de convertirse en objeto algo, y, por cierto, una forma bien señalada: el ser presente un objeto desde sí mismo. Por de pronto, con lo dicho, {68} no se está diciendo nada todavía sobre contenido alguno, no se está haciendo aún ninguna indicación sobre ningún determinado ámbito de materias. El fenómeno designa simplemente una señalada manera del ser-objeto.
Cuando la expresión se emplea con este sentido incluye, ciertamente, un rechazo de formas posibles y fácticamente dominantes de convertirse en objeto el ente, pero que no son formas propiamente dichas [es decir, que no son las formas primarias] de ello.
En términos de tal rechazo o defensa operó la expresión “fenómeno” en la historia de la ciencia y, por último, en las ciencias de la naturaleza en el siglo XIX. En ello se expresa una tendencia básica del auto interpretación de éstas. En tanto que ciencias de los fenómenos físicos éstas determinan el ente, tal como el ente se muestra en la experiencia, la cual (experiencia) es una determinada forma de acceso a él, y sólo en la medida en que se muestra. Las ciencias no especulan, pues, sobre propiedades no visibles o sobre fuerzas ocultas (qualitates occultae).
Esa tendencia básica es representativa de la auto interpretación de la ciencia en el siglo XIX en general. Las ciencias del espíritu y la filosofía se orientan por esa auto interpretación. El trabajo de la filosofía se concentra cada vez más en la teoría de la ciencia, es decir, en la “lógica” en el sentido más alto de este término. Y, a la vez que en la lógica, en la psicología; ambas se orientan por las ciencias de la naturaleza; la teoría del conocimiento lo hace en términos tales que ve realizado en la ciencia de la naturaleza el conocimiento propiamente dicho. E investiga las condiciones que ese conocimiento implica o tiene en la conciencia. Supuestamente en el sentido de Kant y yendo más allá de él se intenta hacer lo mismo para las ciencias del espíritu. El problema y asunto principal se los ve aquí en la delimitación de éstas; las ciencias de la naturaleza se convierten, pues, también aquí en criterio, aunque por vía de negación.
Incluso Dilthey, que propiamente proviene de la historia de la teología, entiende que la tarea de las ciencias del espíritu es desarrollar una “crítica de la razón histórico buscando, evidentemente arrimo en la problemática kantiana y aludiendo a ella.
Rickert y Windelband representan solamente derivaciones de aquello que Dilthey abordó en términos de investigación concreta y, por cierto, lo hacen con medios mucho más pobres. Sólo hoy empieza a estarse convencido de que el problema de las ciencias del espíritu hay que abordarlo con medios completamente distintos.
La psicología tomó de la ciencia de la naturaleza incluso el método de ésta y trató de reconstruir la vida fáctica a partir de elementos últimos, es decir, a partir de las sensaciones. (La psicología de hoy ve su objeto de forma distinta entre otras razones por la influencia de la Fenomenología).
Frente a esta imitación de las ciencias de la naturaleza, la cual no puede conducir sino a una mala comprensión de las cosas, Brentano emprendió en su “Psicología desde un punto de vista empírico” el camino de una genuina imitación. Análogamente a las ciencias de la naturaleza, Brentano propone a la psicología la tarea de investigar los fenómenos psíquicos. Lo cual significa que, exactamente como sucede en las ciencias de la naturaleza, la teoría que se construye ha de estar sacada de las cosas mismas. La clasificación del ente psíquico, es decir, de las distintas formas de vivencia, no debe enfocarse desde arriba, es decir, en términos constructivos, lo cual significa que, precisamente, no debe emprenderse con categorías tomadas de la ciencia de la naturaleza, sino que debe obtenerse del laborioso estudio de las cosas mismas, tal como estas cosas se muestran.
En los últimos decenios del siglo XIX el trabajo de la filosofía se extendió principalmente, por tanto, al fenómeno de la conciencia. Y, así, en la psicología pudo entablarse la pretensión de que, en tanto que ciencia propiamente dicha de la conciencia, era ella la encargada de aportar los presupuestos para la teoría del conocimiento y para la lógica. Los fenómenos de la conciencia aparecieron como vivencias, y el contexto de ellos como vida. Pero el enfoque siguió siendo el mismo. No se produjo una consideración de fundamentos acerca del objeto de la filosofía. Sin embargo, la tendencia que representó la “filosofía de la vida” hay que tomarla en sentido positivo y considerarla como la eclosión de una tendencia más radical del filosofar, aun cuando los fundamentos que esa filosofía de la vida se dio resultan insuficientes.
De esta situación científica nacieron las Investigaciones lógicas de Husserl. Son investigaciones sobre objetos que en el sentido de la tradición pertenecen al ámbito de la lógica. El tipo de investigación se da a sí mismo el nombre de fenomenología, es decir, de psicología descriptiva. La forma de preguntar es, pues, la siguiente: dónde y cómo está ahí [es decir, dónde y cómo aparece, dónde y cómo se nos da] el tipo de objeto sobre el que la lógica habla. Si aquello que la lógica dice ha de tener fundamento, entonces es menester que tales cosas (sobre las que la lógica habla) resulten accesibles en sí mismas. Los conceptos y los enunciados que se hagan sobre los conceptos y los enunciados tienen que estar sacados de los objetos mismos, es decir, los enunciados nos los topamos como escritos o dichos, como enunciados leídos u oídos. Los enunciados vienen conducidos por vivencias de pensamiento y de conocimiento, y éstas, a su vez, por vivencias de significado. En el enunciado puede encontrarse aquello sobre lo que (se hace el enunciado) y aquello que el enunciado enuncia, lo cual no coincide con la distinción sujeto-objeto. Todo se cifra, pues, en la aprehensión de tales vivencias, en la aprehensión de la conciencia de algo, esta es la tarea más básica y primitiva.
Y es en este punto donde la influencia del trabajo de Brentano se volvió operante, no sólo metodológicamente en cuanto que Husserl tomó de él el método descriptivo, sino también en lo que se refiere a la determinación básica y
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