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Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  1.577 Palabras (7 Páginas)  •  228 Visitas

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Universidad Tecnológica de Bahía de Banderas

Expresión oral y escrita. Facilitador: Nayar Araiza López

nayarlo71@gmail.com Cel. 3221182062

El Miedo a hablar en público

Los seres humanos somos seres sociables por naturaleza. Sin embargo, no siempre es fácil hablar con los demás y expresar las ideas o sentimientos propios. Para algunas personas, la mera posibilidad de ser el centro de atención causa pánico.

También hay quienes son perfectamente capaces de hablar en público, pero no resisten las situaciones interactivas, en las que deben expresar sus opiniones y afrontar preguntas directas. (Una entrevista de trabajo, un examen oral, una exposición frente al grupo).

Los peligros del miedo a hablar en público:

Ya sean una o varias las circunstancias en que se padece miedo, desconocer qué recursos se pueden utilizar para que la comunicación con los demás sea satisfactoria no ayuda a superar las barreras.

Al contrario, la desinformación y la falta de herramientas o de entrenamiento sólo sirven para confirmar una y otra vez la convicción de que todo está perdido, de que es imposible mejorar las relaciones interpersonales y de que ya no se puede aspirar a superarse en la vida.

Las nuevas tecnologías facilitan la comunicación al hacerla más accesible y rápida pero no la mejoran.

En este sentido, el internet con las redes sociales y la telefonía móvil permiten enviar y recibir mensajes de un modo más fluido, pero no han podido acabar con algunos malos hábitos comunicativos que están muy arraigados.

Se sigue oyendo sin escuchar y todavía se procesan los mensajes recibidos, haciéndolos pasar por los propios miedos con las consiguientes distorsiones, que dan pie a suposiciones y malentendidos.

El miedo y el estrés

Aunque todas las personas poseen un instinto nato para comunicarse mediante palabras, gestos y actitudes, hablar no es un acto mecánico. Ser comprendido y comprender a los demás depende de varios factores como la claridad expresiva, la predisposición, la intencionalidad, la fuerza del mensaje y el grado de convicción y el tono con que se trasmite.

El miedo a ser evaluados y juzgados negativamente o hacer el ridículo, hace que la persona se sienta ansiosa y pierda seguridad en sí misma, al centrar más la atención en las reacciones de los demás, que en aquello que se desea decir.

Cuando a una persona le invade el temor, su cuerpo y su mente se preparan para entrar en combate o alejarse de la causa del malestar, con un alto contenido de estrés:

• El ritmo cardiaco se dispara

• Sudan las manos

• La sangre parece agolparse en las sienes

• Jaquecas

• Mareos,

• Nauseas

• Sudor frío

• Bloqueos de memoria

• Sequedad bucal

• Dolor de cuello

• Fatiga crónica

• Temblor en las extremidades

Estos síntomas se ven agravados con pensamientos negativos del tipo “todo o nada”, “nunca sabré”, “jamás podré”, “siempre pensarán que yo”, lo que aumenta el temor al fracaso.

Las personas que temen hablar en público no se dan cuenta, sin embargo, de que se trata de un círculo vicioso estrechamente ligado a creencias personales y subjetivas.

Sin duda, los mensajes imperativos del tipo “debo”, “hay que”, “tengo que”, acrecientan el temor a no estar a la altura de las circunstancias pero, sobre todo, resultan terriblemente negativos porque hacen que las señales del estrés sean más evidentes y ocurran situaciones desagradables.

El miedo suele provocar un comportamiento extraño que precisamente, lo único que hace es que los demás se den cuenta de su existencia.

Lo más importante en el proceso de comunicación es lograr una expresión eficaz, y convincente.

Aunque se tengan limitaciones, debido a la educación o a la inexperiencia, expresarse correctamente es algo que se puede aprender, siempre que se apliquen técnicas correctas, siendo agradable, preciso y convincente. A lo largo de la historia, ha habido excelentes actores y actrices, periodistas, empresarios, grandes políticos, que sin tener una perfecta dicción o aptitud para la oratoria, han hecho uso de un carisma personal y un modo de decir las cosas que han convencido a los demás. Esto se debe a que han sabido determinar con precisión en qué situaciones los pensamientos negativos necesitan ser superados para lograr su objetivo.

Que hay que hacer para vencer el miedo

Primero hay que saber en qué situaciones se da y convencerse de que no está basado en hechos objetivos, averiguar qué argumentos confirman o justifican el temor a expresarse. Las razonas que cada quien tenga dependerán de muchos factores, lo que no significa que sean razonables.

A veces es posible que la persona se autoevalúe negativamente sólo cuando es el centro de atención. Otras, cuando se encuentran frente a oyentes con más poder de decisión o más competentes que ella en algún aspecto. En algunos casos, la ansiedad sobreviene cuando se está frente a extraños; cuando existe la posibilidad de intimar con el sexo opuesto, o cuando se trata de un público numeroso o con un alto nivel de competitividad

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